CAPITULO 12

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Cada vez que podía darse un tiempo José Luis buscaba a su maestro para hablar con el.
Le consultaba casi para todo
con respecto al trabajo.
El maestro llevaba todo el papeleo del programa para las becas.

Trato de hacer lo mejor para las personas que quiero y para los demas que quiero  beneficiar maestro
- le decía a Ramiro- pero no quiero perder algo de vista, algo que pueda hacer mal sin darme cuenta, por eso su consejo es muy importante para mi.

Todo lo estas haciendo muy bien mi querido alumno no te preocupes de más, lo que haces es mucho más
humanitario qué laboral.
Le decía el señor.

Ya había tocado con el algunos de sus temas personales,
abría su corazón ante la persona que más respetaba en este mundo,
Había cosas que solo con el podía mencionar.

Eso hizo que el maestro se atreviera un día a hacerle la gran pregunta por el otro de sus dos alumnos más brillantes y prometedores.

Discúlpame hijo.
dijo tratando de ser lo más prudente posible.
pero sabes cuánto afecto les tuve....
me importó tanto siempre su futuro,
el futuro de los dos...necesito saber qué pasó con Carlitos.

José Luis hizo un esfuerzo por sobreponerse al momento.
Respiro profundo.
respiro profundo varias veces, el maestro lo miro expectante.

Yo...
empezó José Luis.
fui a buscarlo a Monterrey, solo quería verlo, que pasáramos juntos unos días y volver al D. F.
Pero lo encontré muy mal...
había dejado la universidad y vivía como un indigente...

¿ Pero, como?
dijo el señor.
según yo sabía sus tíos nunca dejaron de mandarle una mensualidad.

Lo que le mandaban ya no lo ocupaba para estudiar, sino para otras cosas.

Me dolió verlo así, deteriorado en su físico, en su salud... quise ayudarlo,lo lleve a un médico.
Así supe que se había vuelto drogadicto.

¡ Dios mío!
exclamó el maestro.

Vivía en un cascarón abandonado que antiguamente había sido una nave industrial, vivían muchos malvivientes ahí, no lo deje volver.
Lo lleve al hotel donde yo estaba hospedado, hice que se aseara, que se alimentará, le compré los medicamentos que el doctor le mando, lo cuide...
El se dejó llevar, estaba muy mal, decaído, desanimado, débil,..
Estuve con el hasta que se recuperó.

Cuando ya estaba bien hablé con el.
No le pregunté nada sobre porque estaba así.
Le ofrecí que trabajáramos juntos.
Que tenía yo dinero suficiente para iniciar lo que quisiéramos.
Me contestó que,
que podíamos hacer.

Le dije: ¡ Mucho! Estoy lleno de ideas y tenemos el efectivo!
imagínate, tu mente y la mia juntas!

Me propuse sacarlo del hoyo en que se había caído...y lo logré maestro.
Hicimos inversiones y muy buenos negocios.
Empezamos a ganar mucho dinero.
Estuvimos por un tiempo en ese hotel para mudarnos después a un Departamento en uno de los edificios más lujosos de Monterrey y empezamos a darnos vida no de reyes sino de los empresarios más exitosos.

O sea que dejo todo eso de las drogas?
pregunto el maestro.

Aparentemente.
Porque yo lo vi recuperado.
Creí volver a ver al amigo que yo había conocido.
Por un tiempo la pasamos muy bien maestro, disfrutando de todo lo que uno puede conseguir con dinero...

Pero fui muy iluso.
El ya no era esa persona, ya estaba corrompido.
De pronto se desaparecía sin avisar.
Y cuando volvía me daba respuestas vagas y cada vez lo hacía con más frecuencia.
Y era que ya había vuelto a esa guarida apestosa que estaba habitada por vagos, mariguanos, drogadictos, y delincuentes,
homosexuales viciosos, prostitutas, lesbianas...hasta ese momento yo no me daba cuenta que ya se había convertido en todo eso.
y como ahora tenía dinero a manos llenas, iba a drogarse y a repartirles dinero.

 El No. 95 de la calle de las floresWhere stories live. Discover now