Prólogo.

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-Entonces... ¿estás con alguien ahora mismo? -dejé caer la pregunta, esforzándome por no sonar muy interesada en la respuesta.

Louis sonrió vacilante jugando con sus pies en el agua.

-No.

-¿Qué fue de ella, de Eleanor? -pronunciar el nombre de la chica dejó un sabor amargo en mi boca.

-Hace casi un año que no sé nada de ella. Nuestra relación terminó el verano pasado -suspiró, pasándose la mano por el pelo-. Estábamos mal. No era lo mismo que al principio. Yo ya no sentía nada por ella, no desde que tú... -se mordió los labios, callando lo último que iba a decir-. Estaba con ella por costumbre, habían sido años a su lado y sentía que si la dejaba era como si me arrancaran parte de mi vida. Eso y que no quería estar solo -explicó. Asentí comprensiva.

-Y en todo un año ¿no has estado con ninguna otra? ¿No hay ninguna chica que te guste?

-La verdad... -ladeó la cabeza, como pensando en lo que decir-. No, nada -agitó la cabeza, una sonrisa tímida apareció en su cara.

-Oh, vamos, dímelo.

-No -volvió negar del mismo modo.

-¡Venga, Louis! -supliqué tironeando de la tela de su americana, de la misma manera que haría un niño pequeño rogando porque le compraran chucherías-. Somos amigos ¿no? Los amigos se cuentan las cosas.

Amigos... después de lo que pasó dolía decir esa palabra.

Y por cómo se le borró la sonrisa a él, parecía que no sólo me dolía a mí.

-Vale, te lo diré -tomó aire y lo expulsó lentamente-. Hubo, bueno, hay una chica. Tuve algo con ella hace tiempo pero ya sabes, soy gilipollas, metí la pata y todo se fue a la mierda. Ella se enfadó conmigo y se largó sin decir a dónde. Me gustaba mucho. Todavía me gusta. Intenté arreglar las cosas con ella pero no me cogía el teléfono, no respondía a mis mensajes y al parecer hizo un pacto con sus amigos para que ninguno me dijera dónde estaba. Pero aún así yo no me di por vencido. Algún día tendría que atender a mis llamadas ¿no? Bueno, eso pensaba, hasta que ella decidió cambiarse de número. Seguro que estaba cansada de un acosador como yo -rió sin ganas, queriendo restarle importancia a la historia que contaba-. Pero ¿sabes? volví a verla hace unos días. Está incluso más guapa que antes -alabó orgulloso-. Me encantaría que volviéramos a estar juntos -apartó los ojos del agua y me miró-. ¿Crees que me daría una segunda oportunidad si se lo pidiera?

Me encogí de hombros.

-Prueba a preguntárselo.

Los siguientes segundos los invirtió en mirarme fijamente. Igual mi tono de voz no había sido el adecuado, lo animé a hacerlo sin muchas ganas, casi con rencor y, para qué engañar, con celos de saber que otra ocupaba espacio en su corazón, posiblemente se molestara por ello.

Pero no, su propósito no era acusarme por celosa con la mirada.

Se inclinó hacia mí con lentitud. Subió una de sus manos hasta mi cara y acarició mi mejilla como si fuera de fino cristal, reactivando sensaciones y recuerdos antiguos. Desvió los ojos a mi boca, se relamió los labios y, cuando un milimétrico espacio era el único impedimento para que nos besáramos, preguntó:

-Ane, ¿me darías una segunda oportunidad?

Remains {Louis Tomlinson Fan Ficción} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora