Capítulo cinco.

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Narra Diane

La gente se aglomeraba a los pies del estadio, faltaban horas para que sus puertas se abrieran y yo, al contrario que los demás, quería irme de allí.

Pese a que acepté de buen gusto ir al concierto con Lizzi y que estaba emocionada por volver a escuchar a One Direction en directo, no me veía preparada para combatir al pasado. Nuestras entradas eran para pista y mi amiga planeaba colocarse lo más cerca posible del escenario, mi misión era impedir aquello, ni de broma me pondría en el punto de mira del chico, ya bastante tenía con verlo y tener que tragarme las ganas de llorar y correr hacia él para abrazarlo.

Pasamos el rato hablando con un grupito de cuatro chicas en la cola. Una de ellas no paraba de hablar de Louis, de lo guapo que era, de su preciosa voz al cantar y de las guarradas que le haría.

Le daría una patada en la boca si no fuera porque no podía moverme del mogollón de gente que había.

Zorra mojabragas. Louis es mío.

Lizzi clavó sus dedos en mi brazo y tiró de mí en cuanto vio que las puertas se abrían, las personas se empujaban unas a otras para conseguir entrar de las primeras, era un agobio.

El guardia de la puerta revisó la pequeña mochila de mi amiga y le quitó el pequeño botellín de agua medio vacío que tenía dentro porque claro, la pobre Lizzi tenía cara de psicópata y aquello podía ser perfectamente veneno líquido o algún tipo de sustancia corrosiva con la que planeaba asesinar a sabe Dios quién y era estrictamente necesario arrebatárselo por la seguridad de todos, nótese ironía.

Por último chequeó nuestras entradas y nos dejó pasar.

Y ahí empezaba la maratón.

Como hizo antes, la chica me agarró y echó a correr llevándome a mí arrastras, siguiendo a las chicas con las que habíamos estado guardando cola. El enorme escenario se levantaba al final de la pista del estadio, un considerable grupo de personas ya se expandía en sus bordes asegurándose un lugar cercano para ver la actuación. Estaríamos demasiado pegadas al escenario, no me gustaba eso. Intenté ralentizar a Lizzi haciendo sutilmente fuerza para que le fuera difícil tirar de mí a la hora de correr, pero eso no terminaba de servir así que hice uso de un estúpido truco y mis escasas artes interpretativas y me tiré al suelo simulando que me había tropezado. Mi amiga paró en seco y me dirigió una mirada de preocupación.

-¿Estás bien, Diane? –me ayudó a levantarme del suelo, dejó que apoyara todo mi peso en ella.

-No, joder, me he tropezado –gemí fingiendo dolor y puse cara de disgusto.

-¿Qué hiciste para caerte así?

-No sé, quizá dejar que mi amiga tirara de mí obligándome a correr como si no hubiera mañana –contesté irónica. Ella apretó los labios, conteniendo la risa-. ¿Te hace gracia que me haya comido el suelo? –negó con la cabeza e hizo un esfuerzo por ponerse seria.

-¿Puedes caminar bien?

-No, me duele el tobillo -seguí con mi mentira. No le iba a decir que sí porque en verdad me había tirado yo al suelo y no me había echo daño.

-Vale, sujétate a mí y vamos caminando despacio –ordenó con voz dócil.

Remains {Louis Tomlinson Fan Ficción} Donde viven las historias. Descúbrelo ahora