–¿Hola?– La mujer saludó, con cierta vacilación, a la joven en su puerta.
–Buenas noches, Sra. Jauregui, soy _____.– La morena sonrió, aunque fuera un poco formal. –¿Está su esposo en casa?–
La Sra. Jauregui la miró, tratando de recordar si la mujer que estaba frente a ella con un traje muy profesional y sosteniendo un bolso de cuero en realidad se parecía a la que vio en las fotografías o si iba a invitar a alguien que iba de puerta en puerta a su casa. –No ahora, pero debería llegar pronto. ¿Te gustaría pasar?–
–Sí por favor.–
–¿Te gustaría una taza de café?– La señora Jauregui rompió el incómodo silencio después de un rato.
–Sí por favor.– _____ asintió bruscamente y la mujer mayor, con una sensación de alivio, la dejó sentada sola en el sofá, con su bolso de cuero en el regazo.
Regresó con una bandeja, poniéndola sobre la mesa de café.
–Gracias.– _____ tomó una taza.
–¿Azúcar?– La señora Jauregui le tendió el azucarero.
–No, gracias.–
–¿Leche? ¿Crema? ¿Edulcorante?–
–No, gracias, me gusta amargo.– _____ sacudió la cabeza.
–Oh.– La mujer la miró extrañamente pero cedió. –Bueno.–
Estaban sentadas una vez más en silencio, la señora Jauregui tratando de no inquietarse o mirar a _____ mientras la joven bebía tranquilamente su café, cuando oyeron que se abría la puerta.
–Vuelvo enseguida.– La señora Jauregui se levantó rápidamente dirigiéndose a la puerta principal.
–Hay una _____ en la sala de estar.–
–Qué?– El señor Jauregui miró a su esposa.
–Hay una _____ en la sala de estar,– repitió.
–¿La _____ de Lauren?– preguntó su esposo.
–Creo que si.— Ambos se dirigieron hacia la sala de estar.
—_____.—
—Sr. Jauregui.— _____ se puso de pie y se alisó la falda antes de ofrecerle la mano.
Él dudó por un momento antes de estrecharle la mano. —¿Lauren está bien?— preguntó, preocupado.
—Sí.—
—Oh,— dijo con incertidumbre, mientras _____ volvía a sentarse.
—¿Tiene algo de tiempo para mi? Me gustaría hablar con usted sobre algo. Eso se refiere a Lauren.—
—Pero ella está bien, ¿verdad?— preguntó de nuevo mientras estaba sentado frente a ella.
—Sí, lo está,— repitió, antes de abrir su bolso y sacar una netbook. Ella miró a su alrededor. —¿Colgaste una nueva pintura?— preguntó, mirando a la pared. —No consideré la posibilidad. No puedo proyectarla, entonces.—
—¿Qué?— Preguntó el Sr. Jauregui, sin entender.
—La pantalla es pequeña, pero servirá.— _____ continuó murmurando para sí misma, mientras encendía la netbook. Comenzó una presentación de PowerPoint y giró la pantalla para que el padre de Lauren pudiera verla, ya que apareció una fecha en la primera diapositiva.
Ella se aclaró la garganta. —Esta es la fecha en que conocí a Lauren.— Ella sonrió para sí misma cuando siguió una nueva diapositiva con otra cita.
