¿Sabes qué, Lauren? Estoy jodida. Estoy completamente jodida.
Y siento que es tu culpa.
Pero no lo es.
Es mía.
Y yo lo sé.
Asumo toda responsabilidad.
No debería haberme enamorado de ti. Nunca fuiste mía como para enamorarme.
Pero aún así, no debería haberme enamorado de ti.
Y esa es mi culpa.
No tuya.
Lamento que a veces me enoje.
Me enojo por la forma en que apoyas tu cabeza en mi hombro. O la forma en que unes tu brazo con el mío. O la forma en que me quitas el pelo de la cara. Y la forma en que pretendes fingir celos cuando hablo de chicas. Y la forma en que te vuelves cariñosa cuando estás borracha.
Pero eso no es tu culpa.
Aunque creo que lo es.
Debes saberlo.
Estoy bastante segura de que todos lo saben.
Pero es mejor no hablar de eso.
Solo bromea sobre eso. Haz bromas sobre que somos una pareja. Haz esas bromas delante de tu novio. A quien amas. Con quien te vas a casar.
Nunca te lo dije, una vez después de hacer esas bromas, él me apartó, dijo que no debería sentirme incómoda por hacer esas bromas. Porque estaba seguro de que, al final del día, era él con quien volverías. Y él tenía razón. Por supuesto que estaba en lo cierto.
Solo eran bromas.
Pero estas bromas me están lastimando. Todo esto me está lastimando. Porque lo que realmente quiero hacer es besarte. Quiero empujarte contra una pared y besarte. Te besaría hasta separarnos por falta de aire. Y besarte de nuevo. Y cuando el beso haya terminado, quiero follarte, y sé que suena mal. Sé que no ed romántico.
Pero a la mierda.
Es la verdad.
Y después de eso, quiero abrazarte. Quiero prepararte el desayuno por la mañana. Quiero darte mi chaqueta cuando tengas frío. Quiero que te sientas en mi regazo, incluso cuando haya sillas vacías. Quiero caminar por la calle de la mano. No como amigos sino como pareja. Quiero presentarte como mi novia. No como mi mejor amiga, aunque serías ambos.
Pero eso nunca sucederá.
Y eso no es tu culpa.
No puedes evitar ser heterosexual.
Justo como no puedo evitar ser gay.
Así que sigamos haciendo bromas. Es todo una gran broma. Nunca diré lo que creo que ambas sabemos. Nunca te lo diré. Nunca diré las dos palabras que se sientan en mi boca, esperando ser derramadas. No arriesgaré nuestra amistad Lauren. No importa cuánto duela.
Porque prefiero ser miserable contigo.
Que miserable sin ti.
—_____, ¿qué estás escribiendo?— Lauren preguntó, alejando la atención de _____ de su cuaderno. _____ miró hacia abajo durante unos segundos.
—Nada,— contestó _____, arrugando el papel con una sonrisa. —Solo tengo que hacer un plan para este ensayo. Pero apesta.—
—¿Quieres que eche un vistazo?—