《I》

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《Otra Yedith aparece》.

La sala estaba sumida en el silencio, la bella mujer de cabello y ojos marrón miraba el sobre en su mano con el ceño fruncido.

Su esposo solo miraba neutral por la ventana.

-tch, esa mocosa qué es lo que quiere ahora? -gruño por lo bajo al escuchar el llanto de su sobrina.

Roger Alfierce solo miro a la sirvienta que hizo una reverencia saliendo de allí para atender a la pequeña zenit.

-me encargare de recibirla, puedes ir a la otra mansión si tanto te molesta -se levanto caminando hacia la puerta sin darle interés a su esposa.

-no, me quedaré...

-será mejor que te quedes allá -cambio de idea el albino oji ámbar mirando con seriedad a la oji marrón -ella es importante -estrecho sus ojos con advertencia haciendo estremecer a la mujer.

Al quedar sola arrugo la carta entre sus manos y bufo enojada.

-siempre dando problemas...ariana -miro al cielo con odio por su hermana menor.

Después de todo....ella fue la culpable de que su madre muriera.

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En un carruaje iba una bella joven de unos 15 años, portaba un bello vestido rosa, su cabello ondulado era largo hasta abajo de su cintura, tenía fracciones delicadas y adorables que algunas envidiaban.

Pero lo más llamativo eran sus ojos.

Los cuales eran de color verde brillante, una extraña combinación de verde oscuro con amarillo parecían las mismísimas esmeraldas ante la luz del sol.

Era hermosa pero su rostro estaba tenso y mirando el paisaje con preocupación.

Preocupada por su futuro, por su sobrina, por todo.

Estaba llegando al imperio del cual fue echada, por su familia, como si no fuera nada. Era extraño volver a ese lugar, le daba nostalgia, enojo y tristeza. Pero debía de ser fuerte.

Tenia que serlo por ella.

Suspiro mirando sus manos y las apretó con fuerza levantando su mirada con determinación.

Ya no sería esa niña a la cual ignoraban y miraban con despreció.

Ya nada sería igual.

Eso estaba más que claro.

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Cuando llego a la mansión Alfierce, un mayordomo le abrió la puerta con delicadeza y la miro sorprendido al verla frente suyo.

Ella solo le sonrio amable tomando su mano y al bajar miro serena al hombre albino de ojos dorado que también la miraba sorprendido.

-"ella es la hija menor de los Yedith?, es tan diferente a ellas" -miro curioso los ojos de la joven, en verdad se notaba que era diferente.

Sus ojos desprendían bondad y los de sus hermanas siempre desprendieron avaricia y maldad.

Las cuatro eran polos opuestos.

-mucho gusto, soy el duque Alfierce Roger -se presento haciendo una reverencia igual que la oji esmeralda.

-mucho gusto, soy Ariana Yedith, perdoné mi llegada repentina -se disculpo con una leve sonrisa siendo devuelta por el albino.

La esperanza de la realeza.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora