HASTA QUE ME OLVIDE DE TI
Por Ami Mercury
XIII (Parte 1)
Con unas bermudas en la mano, Viktor salió desnudo del dormitorio y cruzó el pasillo hasta el cuarto de baño. Tras una ducha que duró lo justo para limpiarse el cuerpo, se vistió con la prenda y salió al salón.
Las cortinas estaban echadas, por lo que la luz del sol entraba a su través, dando a la estancia una claridad tímida y mortecina. Viktor caminaba descalzo y sin prestar atención a su alrededor: en su casa era en el único sitio en el que podía bajar la guardia del todo. Por eso, cuando oyó el carraspeo procedente del sofá, dio un salto y, antes de ser consciente por completo de lo que hacía, agarró una de las sillas con intención de usarla como arma. Por supuesto, la volvió a dejar en el suelo de inmediato.
—¡Qué susto me has dado! ¡Serás idiota!
—No era mi intención, perdona —se disculpó Niels, divertido.
Viktor suspiró y, tras lanzarle una mirada de odio, continuó con su trayecto hacia la cocina. Niels le siguió tan solo unos segundos después.
—¿Has dormido? —le preguntó Viktor.
—Sí, algo. Pero... hay demasiada claridad.
—Lo sé. Hoy solucionaremos lo de tu habitación, descuida.
—¿Ya lo habéis hablado con Berdon?
—Hablar, hablar... No, todavía no. Pero le convenceremos.
—Seguro que sí. Por lo que he oído, le habéis allanado el terreno.
Viktor alzó una ceja sin mirarle mientras vertía varias cucharadas de café en el filtro de la cafetera. No se sentía cohibido, no con Niels. No importaba que su relación de pareja hubiera terminado: la amistad seguía ahí y, desde su conversión, echaba mucho de menos el poder hablar abiertamente con él.
—Entonces... —prosiguió Niels, apoyado de espaldas a la encimera—, tú, Viktor y Berdon... ¿Es serio?
—No. No con Berdon, pero... —Se encogió de hombros—. Es un poco complicado. Somos amigos, nada más.
—¿Estás seguro? Podría salir mal..., por Sigurd.
—Confío en él. No te preocupes por mí, Niels: está todo hablado. Sig y yo estamos enamorados; por Berdon sentimos un fuerte cariño y, bueno, hay algo más que no puedo contarte porque sería entrar en cosas íntimas de él. Cosas que ni siquiera los demás saben.
—Lo comprendo. No quisiera darle más razones para querer arrancarme la cabeza de cuajo, gracias.
Viktor rio con el borboteo de la cafetera de fondo. El aroma a café empezaba a llenar la estancia y se le ensancharon las fosas nasales: echaba mucho de menos la bebida, pero aún podía disfrutar de su olor.
—No quiere arrancarte nada, créeme. Verás como acabarás cayéndole bien.
—Sí, seguro —concedió Niels con sarcasmo, pues no se lo terminaba de creer—. Así que... dos para ti solo, ¿no? Cuando estábamos juntos eras un poco más convencional.
—¡Yo no era convencional! El rarito eres y siempre has sido tú. ¿O ya te has cansado de todo aquello?
—¿Cansarme, yo? Jamás. Más bien creo que he ganado con el tiempo.
—No quiero ni imaginármelo. ¿Sabes? Es una lástima porque, de no ser por eso, tú y yo habríamos funcionado. Pero tenías que ser un pedazo de pervertido.
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Hasta que me olvide de ti (#LatinoAwards2020)
ParanormalLa ciudad de El Reo se acerca a la idea de una utopía. Sus habitantes viven en un estado general de satisfacción y sin demasiadas carencias. El crimen es anecdótico: uno puede caminar de noche por las calles sin miedo a que le ocurra nada. Eso creyó...