XV (Parte 2)

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HASTA QUE ME OLVIDE DE TI
Por Ami Mercury



XV (Parte 2)

El sonido de las sirenas aumentaba. Provenían de todas partes y se acercaban a toda velocidad, así que los tres vampiros tuvieron que reaccionar antes de pensar. Niels sujetó a Olsen del brazo y tiró de él. Sissel abrió los cerrojos de la puerta y se adelantó hasta la entrada del edificio para comprobar que podían salir sin ser vistos. Berdon la siguió y, en cuanto les avisaron de que aún no había peligro, los otros dos abandonaron también el lugar.

—Tenemos que separarnos —propuso Berdon—. Este se viene conmigo.

—No —replicó Niels, rotundo—. Lo matarás en cuanto puedas.

—Ganas no me faltan, pero me las aguantaré para...

—¡Dejad eso para más tarde! ¡Vámonos! —urgió Sissel.

Y, antes de que ninguno pudiera protestar, esta agarró a Niels y tiró de él sin que pudiera hacer nada para evitarlo mientras Berdon se llevaba a Olsen por otro lado.

—¡No, Olsen! —gritó Niels, que se resistía a separarse de su amante otra vez, pero Sissel tiraba de él con fuerza.

—¡Vamos, no hay tiempo! ¡Corre!

Las sirenas ya se oían con nitidez, incluso para Olsen. Ambas parejas tomaron direcciones opuestas: Sissel y Niels fueron calle arriba, el último girando la cabeza una y otra vez hasta que perdió de vista a Olsen; este y Berdon giraron por la primera esquina. No fue hasta ese momento que Niels apretó la carrera a pesar de que Sissel aún lo arrastraba prácticamente. Y estuvieron a punto de creerse a salvo: a ellos no los conocían y quien llevaba puesto el localizador era Olsen. Pero ya era tarde: ya los habían visto correr.

Aparecieron tres coches patrulla por cada extremo de la calle. Sissel y Niels vieron cómo se apostaban a unos quinientos metros de ellos para bloquear la salida y cómo, de entre la barricada, se colaban dos motocicletas con dos personas en cada una de ellas.

—¡Mierda, cazadores! —gritó Sissel, que había frenado en seco.

No había tiempo de pensar. Los agentes de policía, parapetados detrás de los coches, los apuntaban con fusiles mientras las motocicletas se dirigían hacia ellos a toda velocidad. Los que iban sentados atrás enarbolaban uno una tubería de acero y otro una pesada espada. Los dos vampiros giraron y retomaron la carrera en dirección contraria, pero una tercera motocicleta, que llegó desde una de las calles transversales, les interceptó y solo los reflejos los salvaron de recibir el impacto de un bate de béisbol cubierto de alambre de espino.

—¡Arriba! —sugirió Sissel.

Su única vía de escape era en vertical. Niels no se lo pensó dos veces: corrió trazando una curva para desestabilizar a los cazadores que, tras un derrape, cayeron al suelo con la motocicleta. La pierna de uno de los conductores quedó atrapada bajo el vehículo. Eso le dio a Niels unos preciosos segundos de ventaja, suficientes para impulsarse por la fachada más cercana y agarrarse a las rejas de una ventana a la altura del primer piso. Ascendió desde ahí por el edificio. Se agarró a dinteles, salientes y grietas y se valió de su fuerza y agilidad para llegar al tejado lo más rápido posible. Todavía lo sorprendía el hecho de tener semejantes habilidades. Iba a la altura del tercero cuando algo impactó a su izquierda. Niels dirigió ahí la mirada y vio el agujero; luego echó la vista atrás durante una fracción de segundo. Divisó, a lo lejos, a varios policías armados abriendo fuego. Saltó a una ventana conjunta y, tan solo una fracción de segundo después de mover el brazo derecho, otra bala impactó justo donde lo había tenido. A partir de ahí, la huida fue más dificultosa. Niels ahora no solo luchaba por llegar al tejado, sino también por seguir una trayectoria irregular que dificultara a los agentes acertarle. Zigzagueaba de saliente en saliente y esquivaba las balas casi de milagro sin otra cosa presente que la urgencia por ponerse a salvo de una vez.

Hasta que me olvide de ti (#LatinoAwards2020)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora