.04

1.3K 97 11
                                    

—¡Hora de comer!— gritó Joyce.

—¡Ya vamos mamá!— contestó Will, que se encontraba en su cuarto junto a Eleven.

—Te voy a ganar— le advirtió El.

—Ayer te gané yo, y creo que eso se repetirá— la desafió Will.

Ambos estaban sentados en la cama jugando un juego de mesas.

Jonathan abre la puerta interrumpiendo su partida.

—Vamos, no nos hagan esperar.

—Está bien.— rodaron los ojos.

Dejaron todo como estaba para que cuando terminen de comer puedan seguir, y se dirigieron a la sala.

Mm, esto se ve rico— comentó Will al ver la comida en la mesa.

—Espero que les guste.— dijo Joyce.

Antes de que pudieran sentarse el teléfono comenzó a sonar.

—Yo voy.— se ofreció Jonathan.

Apenas atendió tuvo que llamar a sus hermanos (Eleven ya era como una Byers), porque quién llamaba era Mike, que necesitaba hablar urgentemente con ellos.

En cuanto se acercaron al teléfono, lo pusieron entre medio de sus cabezas para que los dos pudieran escuchar.

—¿Mike?— preguntó El.

—Hola, ¿Cómo estás?— sonrió Mike, aunque ellos no podían verlo.

—Bien, ¿Pasó algo?

—¿Will está contigo?

—Aquí estoy

—Bueno, pasó algo si, muy raro, que no sé si pueda contarles por teléfono. En serio, se van a sorprender. Estamos todos en la casa de Lucas, los necesitamos a ustedes también, ¿Cuando vienen?

—Íbamos a ir en tres días pero... Si es demasiado urgente creo que no hay problema con que vayamos mañana.— respondió Eleven.

—Le diremos a mamá.— dijo Will.

—¡No! Chicos no le digan de esto a nadie, ni ahora ni cuando sepan de qué se trata. Inventen una excusa para venir, o algo.

—¿Tan importante es? Joyce tal vez podría ayudarnos— habló El.

—Es muy importante. Y le juramos a alguien que no le diríamos a nadie, solamente a ustedes dos. Así que no podrán decir nada.— finalizó Mike.

—Está bien...

—Adiós chicos, nos vemos.

—Adiós, Mike- dijeron al unísono.

Entonces cortaron.

—¿Qué hacemos?

—No tengo ni idea, Will.

Luego de pensar unos minutos, se apresuraron para ir a comer.

—¿Pasó algo?— preguntó Joyce.

—No, solo nos extrañaba.— inventó Eleven.

—Y nosotros a él.— agregó Will.

—¿No podríamos ir mañana?

—Es que los queremos ver.

—Chicos... Iremos en tres días, solo esperen un poco.

Ambos bajaron la mirada.

Ella se dió cuenta de su tristeza, hace tiempo que no veían a sus amigos —Aunque... Tal vez podríamos apurar las cosas y...

Los tres hermanos sonrieron.

—Le diré a Nancy.— habló Jonathan alegre, levantándose de la mesa para llamar a su novia.

Luego de almorzar, fueron emocionados a armar sus bolsos de ropa, saldrían a la mañana siguiente.

[...]

Ya había amanecido, la luz del sol entró por la ventana despertando a Will. Abrió sus ojos lentamente y se cubrió el rostro con sus manos.

—¡Que hace la cortina abierta!— exclamó.

—Es hora de levantarse.— exclamó Joyce entrando al cuarto.

—¿Qué hora es?— preguntó Eleven, quién seguía con los ojos cerrados.

—Las seis y veinte, saldremos a las siete.

Entonces se sentó sin ganas, estaba despeinada y tenía ojeras. Traía una camisa gris que le quedaba grande, era de Mike.

Will tenía puesto su pijama, un pantalón violeta y una camiseta a rayas. Éste también se sentó.

Jonathan ya estaba preparando el desayuno, huevos revueltos y waffles.

—No puedo esperar a saber qué es lo que les sucede a los chicos.— susurró Will.

—Yo tampoco.— contestó El, con voz de recién despierta.

Ambos se levantaron y se turnaron para ir al baño.

Comieron en diez minutos y se cambiaron. En cuanto estuvieron listos se subieron al auto con los bolsos, y partieron rumbo a Hawkins.

—Espero que no haya aparecido una nueva fuerza misteriosa, sin mis poderes no voy a servirles de nada.

—El, tus poderes no son lo único por lo que te necesitamos, eres fuerte y valiente.

Ella sonrió.

—Me alegra haberme convertido en tu hermana, Will.

—A mi igual.

[...]

—¡Mike! Despierta, en unos minutos llegarán los Byers.

—Ya voy mamá.— murmuró algo dormido.

—Vamos, tus hermanas ya están desayunado.

—¿Y por qué las llamaste a ellas antes?

—Fuiste al primero que llamé, cinco veces. Pero no hubo señales de que me escucharas, y yo grito fuerte.

—Si lo sé, te escucho todas las mañanas. Creo que me dormí un poco tarde, ¿Qué hora es?— se dio la vuelta, para mirar a su madre.

—Las ocho y media, arriba.

Entonces Mike se levantó y cambió de ropa, luego fue rápido al baño, para después sentarse a desayunar.

Sus hermanas ya habían comido, por lo que estaba solo en la mesa.
Su padre preparaba el almuerzo para el medio día y su madre ordenaba algunas cosas, ya que los Byers se quedarían unos días.

—¡Si!— se escuchó del cuarto de Nancy.

—¿Que pasó?— le preguntó apenas la vio bajando por las escaleras.

—¡Llegaron! ¡Jonathan llegó!

Mike se levantó de golpe del asiento y corrió hacia la puerta. —¡El! ¡Will!

—¡Mike!— dijeron ellos al unísono.

Los tres se abrazaron fuerte.

—¡Jonathan!— Nancy fue directo a los brazos de su novio, y él, le correspondió el abrazo.

𝐕𝐢𝐚𝐣𝐞 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐭𝐢𝐞𝐦𝐩𝐨 | 𝐇𝐏 𝐲 𝐒𝐓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora