Capítulo 7

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Tuve que irme, tuve que alejarme y continuar con mi vida, agradecía enormemente al siglo veintiuno por tener tantas formas de comunicación, porque sinceramente no quería dejarla atrás como si hubiera conocido a una fan más

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Tuve que irme, tuve que alejarme y continuar con mi vida, agradecía enormemente al siglo veintiuno por tener tantas formas de comunicación, porque sinceramente no quería dejarla atrás como si hubiera conocido a una fan más. Cambiando de tema, tenía miedo a herirla, sabía que la vida no la había tratado nada bien, y ella sufrió, sufrió demasiado, no quería ser yo quien rompiera su corazón. 

La miré una última vez, a través de mis lentes de sol negros, veía su preciosa sonrisa con lágrimas en sus ojos, a ella también le costaba dejarme ir. Le sonreí una última vez, levanté el dedo pulgar junto al meñique en señal de que me llamará, ella rió y asintió. Luego, abordé al avión que me llevaría a la siguiente parada de mi tour. Así que durante los próximos seis meses, hablamos por videollamada, era complicado, pero cuando había voluntad de ambos lados era posible, aunque hablarámos poco, ambos siempre estábamos cansados, yo de los conciertos, y ella de su miserable trabajo. Ya quería que terminara el tour solamente para volver a Argentina y verla a ella

Estaba en un hotel en Francia, París. Estaba recostado en la cama, con mi laptop sobre mi regazo, estaba en Skype buscando su contacto, la encontré en segundos, y la llamé, ella aceptó. Tenía unas ojeras negras super llamativas que fue lo primero que noté, luego, su pelo alborotado, sus ojos enchinados, su aspecto era completamente desaliñado, me extrañó demasiado, todo parecía ser que ella no había dormido bien en toda la noche.

—Hola cariño—Saludé, ella sonrió a medias.

—Hola...—Murmuró en tono decaído. Fruncí el seño.

—¿Está todo bien en casa?

Ella se quedó callada durante unos minutos, esperaba pacientemente que respondiera, estaba nervioso, y el hecho de que ella se tardara en contestar una simple pregunta me ponía más nervioso todavía. 

—Sí—Contestó finalmente, pero no estaba siendo sincera, era tan obvia. 

—¿Segura?

—Claro que sí—Ella intentó sonreír, pero solamente le salió una mueca—Te extraño, ¿Cuanto falta para que termines  tu tour?

—Solo dos paradas más.

—¿Y cuánto crees que tardes?—Preguntó nerviosa.

—Creo que no estas bien, y estas siendo demasiado evidente en querer ocultar algo—Hablé rápidamente cansado.  

Ella suspiró y cerró fuertemente sus ojos.

—¿Puedes contarme que sucede?—Pregunté hablando nuevamente—Puedo ayudarte con lo que sea, y lo sabes.

—M-me...—Comenzó demasiado nerviosa, trabandose, pero se quedó en silencio, miraba hacía abajo. —Me violaron hace dos semanas.—Finalizó con voz rota.

Inmediatamente me quedé en blanco, sin saber que decir, hacer, o reaccionar. Estaba pálido, luego, en segundos, la ira entró dentro de mi, estaba furioso, pero trataba de que no se notaba, ella era mi prioridad.

—¿Qué?

—Y eso no es lo peor, Shawn, estoy embarazada.

Juro que no sabía como reaccionar. Pero ella estaba llorando frente a mi, y me dolía el alma verla tan mal, sobre todo, me dolía el no poderla abrazarla. Pusé mi mano  contra la pantalla de la laptop como si pudiera tocarla, mientras le repetía una y otra vez que todo estaría bien, aunque no servía de mucho, así que cuando se quedó dormida, corté la llamada, y suspendí el resto de paradas que me quedaban, necesitaba estar con ella, no podía dejarla sola, no así. 

Por primera vez, desde que la conocí, odié no estar ahí, odiaba que estuviera tan lejos, odiaba que la vería nuevamente dentro de horas, odiaba haberla dejado sola. Esto es una mierda.

Así que me subí al siguiente avión que partiría a Argentina, ella no sabía nada, así que no esperaba que me esperará en el aeropuerto, solo había podido conseguir un boleto de clase turista, con un precio ridículamente alto, pero no importaba, ahora nada importaba, lo único que realmente lo hacía, era ella, que estaba sufriendo, y no tenía a nadie para estar con ella apoyandola. Muchas fans durante el vuelo me reconocieron, las complací en todo lo que pudé, luego dormí el resto de las horas. Hasta que finalmente el avión aterrizó. Tomé un taxi hasta la casa de Melissa, toqué la puerta suavemente dos veces, a la tercera vez, ella abrió la puerta, se veía destrozada, pero sorprendida de verme ahí, con lágrimas en sus ojos y una gran sonrisa, se tiró a mis brazos, la abracé con fuerza, temiendo perderla. 

—Estas aquí...—Murmuró ella contra mi pecho, sonreí sin poder evitarlo.

—Estoy aquí, como lo prometí, siempre. 

Luego de unas horas, ambos estábamos más tranquilos, bueno, no del todo, ella estaba llevando un bebé en su vientre, y eso no parecía gustarle. Estábamos en un café a la vuelta de su casa, obviamente le invité. Necesitábamos hablar.

—Quiero abortar.—Dijo de la nada, la miré.

—¿Abortar? 

—Sí, me violaron dos hombres—Dijo mirando el techo mientras suspiraba—No quiero un bebé, no así.

—Esta bien.

Tomé su mano por arriba de la mesa. Ella me sonrió. 

—Solamente, Shawn, tengo que advertirte algo.

—¿Qué cosa?

—Probablemente muera. 

El color se fue de mi rostro, lo sentía.

—¿Qué?

—El aborto en Argentina todavía no es legal, es una lucha diaria—Explicó—Cientos de mujeres mueren todos los días debido a que tienen abortos en hospitales clandestinos, y probablemente yo también vaya a morir. 

—No, no, no—Me negué—No dejaré que eso te pase. 

Me quedé callado unos segundos, ella me miraba. 

—Ven conmigo, múdate a Canadá—Ella sonrió

—Estas bromeando.

—No, no lo hago, ven conmigo. 

—Shawn... 

—En canadá podrás abortar libremente, no morirás, es ley desde 1988—Le expliqué tratando de convencerla—En canadá tendrás otra oportunidad, por favor...

Ella se levantó de la mesa y salió fuera del café, dejé dinero sobre la mesa para luego perseguirla. Ella estaba parada en la esquina, tenía los ojos cerrados y respiraba profundamente.

—¿Qué haces?— Le pregunté llegando a su lado.

—Pienso.

—Melissa...—Ella abrió sus ojos.

Ella mojó sus labios con su lengua en un segundo, preparándose para decir lo siguiente, me miró a los ojos algo triste pero sonrió levemente

—No tengo ninguna razón para quedarme, es decir mírame, lo perdí absolutamente todo. —Suspiro mirando a su alrededor, buscando, en la más mínima cosa algo que la anclara para poder quedarse, luego me miro nuevamente— Así que irónicamente es una buena razón para irse.

Argentina | S.M|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora