Argentina | S.M|

Capítulo 8

No fue complicado para ella, abandonar su país, sobre todo, pensaba que iba a estar afectada por dejar el lugar donde ella siempre había vivido, la casa de sus padres. Esa pequeña y antihigiénica casa de paneles de metal, maltratada y descuidada. Pero por lo menos, ahora podría decir que ella iba a estar bien, confiaba en eso, en otro lugar donde ella podría hacer su vida desde cero, sin preocupaciones ni ataduras a su pasado, eso era lo que esperaba, que ella estuviera bien.

-Gracias-Agradecí a la chica encargada de revisar los documentos antes de subir al avión, me devolvió los mismos sin ningún problema.

-Gracias-Me imitó Melissa con una sonrisa mientras agradecía a la misma chica de antes, gracias a mi trabajo, había podido conseguir todo en cuanto antes para que nos pudiéramos ir, eso incluía un pasaporte.

Abordamos el avión, en segunda clase, nada raro, había conseguido asientos juntos, eso estaba genial.
Luego de seis horas de vuelo, comenzaba a aburrirme, pasé algunos minutos hablando con algunas fans, Melissa estaba dormida sobre mi hombro, se veía preciosa.

-Psss, Melissa -La llamé mientras la movía delicadamente, ella abrió sus ojos con pereza y se enderezó en el asiento.

-¿Qué mierda quieres Shawn?

-Cásate conmigo.

De repente, parecía que se había despertado del todo.

-Banca, banca, banca, estoy media dormida todavía-Dijo en español mientras bostezaba -¿Qué decías?

Reí y la miré mientras sonreía.

-Cásate conmigo-Repetí, ella rió nerviosa.

-¿Pero que dices Shawn? ¿Cuándo llevamos conociéndonos? ¿1 mes máximo?-Empezó a preguntar sin parar.

-Melissa, cálmate-Le pedí, ella me miró-Somos pareja, un casamiento no hará daño, además, Visa.

-Uy, la visa la puta madre-Habló en español para ella misma.-Bueno dale.

Ella me besó en un segundo rápido y corto, le correspondí gustoso. Me separé lentamente de ella, coloqué un mechón de cabello detrás de su oreja, permitiéndome ver así, sus hermosos ojos marrones. Luego, mi cabeza hizo tick.
Saqué mi teléfono y abrí la aplicación instagrame, iba a subir una historia, así que me enfoque a mí mismo mientras la castaña me miraba algo confundida.

-¡Hola chicos! Hace mucho no hablaba con ustedes, lo siento mucho pero aunque no lo crean, pasaron muchas cosas últimamente, y creo que deben saber algunas-Melissa me miró preocupada, tal vez preocupada de que la exhiba al mundo de la fama, solo le sonreí tratando de transmitir paz, luego miré a la cámara -¡Voy a casarme!

Y mandé el video para que se subiera.

-¿Puedo preguntarte qué acabas de hacer?

-Solo soy sincero con mi segunda familia.

-Shawn...-Murmuró, me daba una idea de lo que quería decir.

-Lo sé... Pero no te preocupes por eso ahora, habrá tiempo para pensar en eso después -Tomé una bocana de aire, pensando en lo que acababa de hacer, iba a crear mucho revuelo-No te presionaré a mostrarte frente a él mundo, lo harás cuando estés lista.

Ella asintió mordiendo levemente su labio inferior. Lo hacía siempre que tenía dudas sobre algo, indecisa, o al menos, eso observé. 

En al menos seis o cinco horas aproximadamente el avión llegó a Canadá, y no pude evitar que me pusiera nostálgico, aunque amaba conocer otros lugares, y me enamorará de los mismos, nunca podría dejar de lado el lugar donde crecí. Le compré unos lentes de sol junto con una visera, o como ella lo llamó, el gorrito. Esto era porque todavía no estaba lista para presentarse a mi mundo. Así que lo respeté. Fuimos a mi departamento, ella tenía que desempacar las pocas cosas que había traído.

—Deberíamos ir a Inmigración—Le dije, ella asintió.  

(...)

Luego de iniciar con el proceso de su visa por matrimonio, ella me propusó emocionada salir a caminar por la calle, quería conocer. Acepté a su propuesta e íbamos juntos de la mano por la calle. Las fans estaban confundidas, me saludaban e interractuban conmigo, pero no entendían quien era aquella chica con la que iba tomado de la mano, con sus lentes oscuros y su gorrito gris, además de que había anunciado que iba a casarme, eso fue tendencia. Todo el mundo quería saber quien era, pero siempre lograba esquivar el tema. 

—Na boludo—Habló ella algo sorprendida en español, la miré confundido—Está todo demasiado limpio aquí, es grandioso saber que a la gente le importa algo en donde ellos viven. 

—Supongo que es dependiendo de las familias, algo social supongo. 

Realmente no lo sabía, era gracioso ver como ella se emocionaba por las mínimas cosas. 

—Y tampoco veo muchos perros callejeros...—Murmuró para ella misma en tono triste.

—¿Qué quieres decir?

—En Argentina hay perros sin hogar por donde mires, en pésimas condiciones, siempre quise ayudarlos a todos, pero no podía ni conmigo misma, aunque lo intentará—Volvió a murmurar en el mismo tono—Es horrible saber que sufren, y no pueden decir ni una sola palabra. 

Me rompió el corazón escuchar eso, porque era verdad.