O O 4

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Los siguientes días pasaron tan terriblemente lentos y bastante solitarios para Yoo Hee.
Los niños lograban animarla casi siempre, pero el vacío estaba ahí.

Estaba acostada en su cama viendo hacia el techo pensando en YoonGi, en que quizá si le hablaba una vez mas del tema del bebé este lo evitaría a toda costa como lo había estado haciendo los últimos días.
No podían seguir así, Yoo Hee lo necesitaba también en esto, no solo podía ser ella sola.

Se levantó de la cama y salió de la habitación.

La oficina que YoonGi tenía en casa, solo podía entrar a ella cuando este no estaba trabajando. Pero a la mierda todas esas tonterías, tenían que hablar.

YoonGi tenía su vista en la computadora y a lado de este estaba una maqueta de lo que seguro sería un restaurante.

—YoonGi –Lo llamó la castaña.

El pelinegro desvío su atención de la computadora para ponérsela por completo a la castaña.

—¿Qué sucede?

—Tenemos que hablar.

—¿De?

—Sobre el bebé –Min se tensó solo con aquellas palabras.

—No tengo tiempo Yoo Hee, hablaremos después de eso, tengo mucho trabajo –Volvió su vista al computador.

Yoo Hee sintió esa presión el en pecho, dio la vuelta para irse pero en ves de eso paró en seco. El enojo estaba tomando posesión de ella. Tomó los libros de economía y arquitectura que Min siempre se encargaba de dejar sobre la mesa de centro y lanzó el primero con fuerza, este pegó directamente al hombro del pelinegro.

—¡Esto no debería ser así! –YoonGi no tuvo tiempo de quejarse cuando otro libró estampó contra su anatomía. –¡Eres un maldito bastardo desconsiderado!

—¡Yoo Hee detente! –Min intentaba no obtener mas golpes de los libros contra su cuerpo. Todo en vano gracias a la puntería de su esposa.

—¡Eres un maldito! ¡Veme a mi! ¡Preocupate por mi!–Le gritó la castaña.

Los libros se le acabaron y solo señaló al pelinegro.

—Solo pido tiempo, pido amor, cariño, solo eso, ¿Por que no puedes darme si quiera eso?–A éste paso, La voz rota de Yoo Hee hizo que YoonGi se cohibiera. –Estoy esperando un bebé tuyo, quiero tenerte cerca, quiero que también lo quieras y lo esperes como yo, ¿Por qué no puedes hacer eso?

"—Yang Hee no va a regresar, entiendelo. Murió –Dijo su padre con palabras duras y sin ningún toque de piedad. " YoonGi recordó aquél infernal dolor, aquél horrible nudo que te dejaba sin aire y sin voz.

—¡No puedes obligarme a hacer algo que no quiero! ¡Tu no lo entiendes! ¡Jamás lo harías! ¡No me emociona, no me hace feliz, no cuando se que después me dolerá! –Explotó Min dejando que su pecho sacara todo lo que tenía reservado. –¡Está mal! ¡Yo no quería esto! ¡Fue un jodido error que causaste!

Allí, en ese justo momento, se dio cuenta del peso de sus palabras, en el momento en el que Yoo Hee comenzó a llorar en silencio mientras veía al que se suponía que era su esposo. Ahí, en ese momento, se dio cuenta de lo que había dicho, en el momento en el que vio como casi con frialdad, Yoo Hee quitó las lágrimas que recorrían sus mejillas. Ahí, se dio cuenta, que había roto algo en Yoo Hee.

—¿Sabes? Aguanté lo que tenía que aguantar. –Habló Yoo Hee casi en un susurro doloroso.

YoonGi abrió y cerró la boca cuando las palabras no salían.
Se paralizó cuando Yoo Hee se giró sobre sus tobillos y salió de la oficina cerrando silenciosamente la puerta.

Min sintió la presión y ese horrible nudo, sintió como si lo hubieran golpeado reiteradas veces en el pecho sin compasión, como sus ojos eran atacados por aquella horrible agua salada que el provocaba.

Se sintió miserable y una verdadera escoria.

Yoo Hee tomó las llaves del auto y con las lágrimas recorriendo sus mejillas salió de casa ante el frío sin importarle cuando este caló por sus huesos haciéndole temblar. Se metió al vehículo y arrancó.

Ahora ni siquiera las estrellas la hacían sentir bien.

No todo era un cuento de hadas, eso lo sabía bien, pero quería crearse uno, uno donde solo ella le pertenecía a Min YoonGi, sufriría por el, pero ahora no solo era ella, si no, aquella vida que estaba en su vientre.
Se sentía sola, estaba sola en eso.

Con aquél dolor en la garganta se permitió llorar como muchas veces se lo había guardado cuando nadie estaba acostada a su lado, cuando él la dejó sola en las comidas, en las pláticas, cuando no podía compartir la emoción de ser mamá con su pareja.

Dolía, mierda, dolía tanto estar así.

Aparcó el auto y bajo de este sacando la tarjeta de identificación.
Se adentró al edificio enseñándole la tarjeta al guardia que la dejó entrar al instante.

Algunos empleados la vieron con curiosidad y otros con lastima gracias a que ella tenía su rostro probablemente hinchado por llorar, la punta de su nariz roja al igual que sus ojos. Subió al elevador y apretó el botón para que la llevara a el piso que quería.

Al llegar bajó de este y se dirigió a la puerta.

Tocó varias veces el timbre. Para su suerte, abrió él, que al instante palideció y frunció el ceño.

—¿Qué es lo que pasó? –Preguntó alarmado.

Yoo Hee solo se acercó a él y se abrazó fuertemente al cuerpo de su hermano mayor. Chanyeol correspondió a su abrazó, estrechándola con sus brazos tratando de calmar a su hermana y brindarle de su calidez.

Yoo Hee se permitió soltar todo, llorar y sollozar en el pecho de su hermano como nunca antes lo había echo.

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Great Dad. |Min YoonGi|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora