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YoonGi cargaba a la pequeña SunHe en brazos, la niña había despertado en la madrugada gracias a que quería comer, por suerte tenían leche especial para los bebés si llegaban a pasar cosas así. Ya iba el primer mes con los mellizos, YoonGi no dejaba de presumir a sus pequeños, es más, él los tenía mas tiempo que cualquier otra persona en casa.

Los niños habían nacido con los mismos ojos que Yoo Hee, pero habían heredado la nariz de YoonGi.

SunHe era mas inquieta, siempre riendo y comiendo, mientras el pequeño SeokGi era el menos extrovertido siempre prefiriendo ser cargado solo por su padres, o en pocas palabras, el que dormía en todo el día. El pequeño resultó tener la personalidad de su padre, dormilón, solo come y va al baño si lo requiere, evitando gastar tanta energía.

La pequeña SunHe dejó de beber y YoonGi quitó el biberón de su boca. La pequeña le miraba con sus redondos ojos marrones mientras YoonGi le sonreía con amor.

—Te voy a contar a una linda historia para que puedas dormir...

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Por otro lado Yoo Hee se fijó en todo el cuarto en busca de su esposo, entonces lo supo, estaba en el cuarto de los bebés.
Se levantó con cuidado de la cama, YoonGi siempre hacía eso a pesar de ambos habían acordado turnos para atender a los niños en la noche. Siempre la dejaba dormir a pesar de que era su turno.

Caminó de brazos cruzados hasta la habitación de los infantes y por la puerta entreabierta visualizó al pelinegro sentado en un sofá contándole otra historia a la pequeña SunHe.

Entró al cuarto y vio una pequeña sonrisa en su esposo al darse cuenta de su presencia.

—Ya habíamos hablado sobre esto –Yoo Hee se acercó para revisar la cuna de SeokGi. El bebé estaba completamente dormido. 

Lo tapó un poco mas con la sabana de seda y caminó hasta YoonGi que en sus brazos ya tenía a su pequeña hija dormida.

—Te veías muy cómoda, la doctora dijo que necesitabas por lo menos treinta días de reposo. –Se excusó YoonGi levantándose del sofá para ir a acostar a su hija en su cuna. La arropó y volteó hacia su esposa. Sus manos viajaron a las mejillas de esta y acariciaron con delicadeza. –No te molestes...

—No estoy molesta, es solo que no puedo dejarte todo el trabajo a ti... Tienes que ir a trabajar por las mañanas y llegas tarde y agotado. No puedo simplemente dejarte que cuides de ellos siempre. Incluso creo que SunHe te quiere mas a ti que a mi.

Ambos rieron sabiendo que eso no era verdad, la pequeña bebé amaba a los dos por igual, siempre era cargada y mimada por los dos y a la pequeña le gustaba la atención a diferencia de su hermano.

—Eres hermosa, ¿Te lo he dicho? –Yoo Hee enrolló sus brazos por sobre los hombros de su marido y asintió. –Pues nunca me cansaré de decírtelo. Eres tan maravillosamente hermosa Yoo Hee. –Soltaron una pequeña risita para después juntar con delicadeza sus labios.

Yoo Hee había y ha sido esa luz en la obscuridad que él necesitaba, su escape a todo lo monótono que era su vida, porque aunque había probado tantas veces esos labios, jamás podía sentirse satisfecho, siempre necesitaba de siquiera un roce, un pequeño roce de esos perfectos belfos para llevarlo hasta las nubes. Para poder crear mas estrellas en su infinito, ese era el efecto que su esposa tenía en él.

Tantas veces en las que se había perdido con el aroma dulce de la vainilla que Yoo Hee poseía, o en esos marrones ojos que tantas veces le hicieron perder la cordura, incluso esas sonrisas que hacían que sus ojos se volvieran dos pequeñas lineas en el perfecto rostro de Yoo Hee que le aceleraba los latidos de su corazón, Yoo Hee tenía esa parte de el que nunca le había dado a nadie mas, y YoonGi tenía de igual forma a Yoo Hee.

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5 años después.

—Te amamos bebé, cuidate –Yoo Hee dio un beso en la frente de Hanna que asintió de inmediato con una sonrisa.

—Nos vemos mas tarde mamá, te quiero. –Abrazó a la castaña para después pasar a su papá. –Te quiero papi.

—Y yo a ti cielo –Este la abrazó con la misma fuerza.

La niña se separó y se despidió con un ademán para ir con sus amigas a la entrada del colegio.
Por otro lado estaban dos pequeños mellizos detrás de ellos.
La pequeña SunHe estaba que daba saltitos en su lugar mientras su hermano solo bostezaba por lo temprano que lo habían levantado.

—Bien, recuerden decirle a su profesora si algo malo pasa, ¿De acuerdo? –Los niños movieron la cabeza de arriba a bajo a su mamá. –Hagan sus trabajos y portense bien.

—SunHe no olvides tu inscripción para el equipo de fútbol –YoonGi chocó los cinco con su pequeña niña que asintió frenéticamente. –. Y nada de niños que no sean tu hermano. –Yoo Hee golpeó su pecho a lo que YoonGi bufó. –Bien, si puedes acercarte a chicos, pero solo como amigos.

—De acuerdo papá. –YoonGi asintió.

Ahora ambos pasaron al pequeño SeokGi que tenía sus audífonos puestos. YoonGi le retiró uno y el pequeño por fin le puso atención.

—¿Llevas tú inhalador? –El niño movió su cabeza de arriba a bajo.

Cuándo SeokGi cumplió los dos años se dieron cuenta que estaba enfermo de asma, fue que desde entonces tuvieron algunos cuidados mas específicos con él.

—La biblioteca está en el primer piso, vas por un largo corredor y esa está al final de pasillo. Habrá tantos libros que te harán alucinar –Le contó Yoo haciendo sonreír al niño de inmediato.

Cabía destacar que el pequeño niño era de igual manera que su hermano mayor, todo un genio, ya sabía leer a la perfección sabía sumar y restar sin dificultad.

—Ooou. Mis pequeños ya van a la escuela –Yoo Hee abrazó a ambos.

Los niños rieron al igual que su padre por realmente difícil que le era el dejar ir a sus pequeños.

—Mami, ya tenemos que entrar –Dijo la pequeña SunHe.

—Bien –Se alejó un poco de ellos dándole tiempo a YoonGi de darle un beso en la frente a los dos.

—Disfruten su primer día –Ambos asintieron sincronizados y sus padres le dieron espacio para correr a los adentros del edificio.

Yoo Hee se incorporó y tocó su pecho mientras suspiraba, la casa se sentiría realmente sola sin los niños.
SunHe podía hacer amigos sin preocupación alguna, pero su SeokGi era tan tímido e introvertido que tenía miedo que los niños no le aceptaran.

YoonGi pareció leer sus pensamientos y abrazó a su esposa por detrás mientras recargaba su mentón en el hombro de esta.

—Estarán bien, tranquila –Besó la mejilla de la castaña y esta alzó sus comisuras.

—¿Qué pasará cuando Josang se vaya a Oxford? –Eso si que tenía a ambos realmente angustiados.

Josang estaba estudiando la universidad en la carrera de medicina, le estaban ofreciendo la oportunidad de ir a estudiar con una beca hasta Oxford, en verdad que su hijo se había emocionado demasiado con eso, vaya patatús que le dio a YoonGi cuando supo que Kai también iría a con su hijo a estudiar allá, porque sí, los jóvenes aún seguían juntos. Pero fuera de todo, estaba feliz, su hijo estaba logrando cada una de las cosas que se proponía.

—Nuestros pequeños ya han crecido mucho...

—Ni que lo digas... Crecen muy rápido para mi gusto –YoonGi cerró los ojos y abrazó mas fuerte a su esposa. –, pronto seremos solo tu y yo.

—Hasta que no podamos mas –Ambos sonrieron. –Te amo YoonGi.

—Y yo a ti mucho mas...

Great Dad. |Min YoonGi|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora