Cap 12

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Encuentro.

Kikyo había dejado serpientes caza almas a su alrededor para crear un campo de energía.

- Que desagradables insectos --Suspiró Sesshomaru destruyendo algunas, al pasar tranquilamente por el campo.

La había visto posada en un árbol.

- Sesshomaru no sabía que te había atraído.
Dijo en una voz suave, la sacerdotisa que había recibido nueva vida, pero se había convertido en alma en pena después de todo. Él percibía una enorme ira y tristeza todo a la vez, se acercó a la muñeca de barro y la sujetó del cuello.

- Fuiste muy bonita una vez pero realmente ahora eres un monstruo.

Se miraron fijamente por instantes y ella se dejó llevar cerrando los ojos. Inmediatamente Sesshomaru la había dejado libre y se alejó.

- Te volviste blando, ¿Tú también me haz olvidado no es así?

- No he olvidado nada --Susurró Sesshomaru alejándose.

- Inuyasha me dejó por una mujer muy tonta pero de alma pura... No me digas que tú también te haz quedado encantado con esa niña.

Sesshomaru se detuvo y dándole la espalda al alma en pena, tocó su pecho y pensó por unos segundos su respuesta.

Aun siento su cálido toque en mi corazón --Pensó consigo mismo y siguió alejándose.

- Ni me respondas Sesshomaru --dijo un tanto melancólica-- Sé que este mundo ya no es mío así como sé lo que piensas.

Pasaron días desde que ocurrió aquello e Inuyasha no vio a Kikyo. Pero lo que sentía respecto a Kagome a veces era confusión y a veces amor.

Un día ella se había puesto tensa, pensó que era porque sabía que ellos se veían a veces, en secreto, guiados por las serpientes caza almas pero no fue así.

Kagome se veía cambiada. Había mejorado con el arco y se veía hermosa.
- Inuyasha me iré por 5 días.

- ¡5 días es mucho! No lo harás Kagome.

Habían tenido una fuerte discusión y ella había huido al bosque en los alrededores de una aldea lejana.

Inuyasha salió a buscarla, a pedido del monje Miroku. Pero vio una serpiente caza almas y su corazón le dolió. Debía elegir entre buscar a Kagome o a la muñeca de barro.

- Sesshomaru... -- Susurró para sí mismo Inuyasha, lo vio alejarse flotando en dirección opuesta a las serpientes.

Entonces eligió ir tras Kikyo.

- Entonces... Tú viniste hasta aquí por mi.

Se miraron y después ella no quiso verlo más pero Sesshomaru se acercó a Kagome y la tomó del mentón.

- Yo te deseo.

No sabían que decirse más que sentirse, estar junto al otro era lo único que deseaban aunque no se conocieran muy bien.

Kagome sentía una tristeza que el daiyoukai, él al percibirla, la tomaba como oportunidad para recibir algo para sí mismo.

- Yo...No sé lo que deseo.--le dijo Kagome.

Molesto por sentirse en parte rechazado, aprovechó lo que percibió en camino a verla.

- Inuyasha fue a ver a la mujer de barro... Que huele a huesos y muerte. ¿Aún así me dices esto?

Ella no supo que responderle. Sus ojos se abrieron puesto que recibió un beso un tanto agresivo pero se separaron, ella usó sus manos y lo alejó.

- Sólo piensas en ti mismo ¡Tonto! Eres igual que Inuyasha.

Y se alejó corriendo.
Se quedó quieto y se sintió obsoleto. Optó por alejarse del lugar.

Vete... Piensa lo que quieras miko, ya no me interesas. --Pensó un tanto molesto.

Sola, triste y celosa se alejó cruzando un arroyo, ignorando youkais pequeños, deseando no haber existido en el mundo feudal hasta que una mano la hizo girar sobre sí misma.

- No pensaste que te dejaría alejarte sin que me dejarás utilizarte.

Sesshomaru la observó como si fuera un caramelo, un chocolate y aquel, fuera un niño gustoso de dulces. Hambriento de sus deseos, la arrojó sobre el pasto.

- ¿Porqué me lastimas y luego quieres que este para tu servicio?

- Te adoro... Te deseo... te necesito es por eso que miento Kagome...Miento con que no te quiero.--le respondió

Ella se había sonrojado. Tan sólo hace un momento le había dicho algo de Kikyo para herirle pero le estaba diciendo que ese frío hombre si sentía amor. Él se acercó a ella y la besó, sin tocarla más allá de nada.

Unos insectos samyosho rondaban en los alrededores.

- Ugh... Me da asco de tan sólo verlo, pero el plan funcionó. Naraku obtendrás lo que tanto quieres después de todo, sólo me pregunto que tanto de esto es real. --se dijo Kagura a si misma viendo la figura falsa de Sesshomaru besándose con la ingenua miko de Inuyasha.

Pero él tan sólo tenía ojos para Kikyo y Sesshomaru sólo albergaba orgullo en su corazón.

Él es puro ámbarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora