Cap 13

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Salvación.

"Si eres una sacerdotisa y le das tu corazón a un hombre, morirás de una forma terrible... Una muerte violenta... Recuerdalo."

Qué descarada Tsubaki, sin tener escrúpulos me había arrojado una maldición.

Pensó Kikyo en aquel entonces pero allí acostada en el árbol, esperando ver a su amado, no reflexionó mucho sobre aquel recuerdo. Tenía el presentimiento que volvería a ser maldecida, pero cuando pidió aquel deseo sin desearlo de verdad sólo pensaba en...

- Inuyasha. --dijo ella de manera dulce y sus manos se entrelazaron. Aquellos ojos era lo único que deseó  ver pero en su desesperación; había pedido el deseo incorrecto.

Dejarse llevar por los deseos inadecuados conlleva sufrimientos.

Kagome sintió que no deseaba ver a Sesshomaru en estos momentos pero sus manos buscaban su amor y sus deseos brotaban en miles de lugares en su mente y su cuerpo.

Tan tonta y frágil aun era que la marioneta tan real y falsa de su pretendiente no la dejaba sentir la energía maligna del campo de energía donde se había vuelto prisionera.

Pero sus emociones la nublaban y su poder era nulo de esa forma.

- Que horror, tengo que quedarme aquí hasta que él se anime a tocarla. Ridículo Naraku --Susurró Kagura, enojada y un tanto cansada de cuidar las cercanías.

Un insecto samyosho le habló despacio.

Llévalos a ambos al templo en lo alto.

Aquello era un claro mensaje y orden de Naraku.

-Manipulo los vientos no soy casamentera.--Pensó molesta haciendo soplar con violencia los árboles.

- Kagome busquemos un refugio ahora mismo --le dijo sujetándola-- El viento está cambiando, es probable que haya tormenta.

- Sí pero no quiero alejarme mucho

La tomó de la mano y la protegía del viento con su estola.

Habían llegado hasta el templo y no había nadie, lucia sucio y descuidado el lugar pero no le inspiraba confianza.

En una pequeña rama había quedado un pequeño retazo de tela que se había roto de su falda verde de estudiante. Con los vientos de Kagura aquel pedazo de tela voló por los aires bastante lejos ya que era pequeño y liviano.

Una serpiente caza almas lo atrapó y se lo llevó  a su ama.

- Kagome... ¿En qué peligros te haz metido? --Susurró descansando. Pronto llegaría Inuyasha a verla, ella no quería dejarlo ir y entonces pensó detenidamente y arrojó la tela a otra serpiente que se alejó rápidamente como una luz. Llevar un mensaje ésa era la misión de aquel pequeño youkai, quien observaba detalladamente los árboles, las hojas, las nubes, los animales.

Todo hasta llegar hasta el verdadero gran Sesshomaru quien estaba observando el claro, indeciso había quedado estático en una roca dejándose peinar por el viento de Kagura.

Huele a Naraku pero sé que es Kagura quien me llama de manera sutil... ¿Qué es esa luz?

Observó al youkai que hizo un movimiento en forma de 8 como el movimiento de las abejas y él entendió que quería que lo siguiera.

Ya no deseo verte, me pareces desagradable... será mejor que te vayas...

Extendió su única mano y esta serpiente pequeña giró a su alrededor dejandole el obsequio de Kikyo: el destino de la miko Kagome, en sus garras mortales y llenas de deseos inconclusos.

No me gusta que me usen como una herramienta. Hago esto porque yo quiero.

La serpiente caza almas se alejó y él se puso en marcha.

- Kagome, ¿Cómo te sientes cuando estás a mi lado? --le dijo con voz suave, a ella le pareció extraño pero reconfortante. Recibía atención de él y era inusual su amabilidad pero antes había sido honesto con ella.

Sin embargo sintió un frío en su corazón al tocar su mano llena de marcas púrpuras.

¿Realmente sentía algo profundo como para conocerlo más a fondo y sentir un interés?. Inuyasha aun esta a en su mente, le dolía todo y sentía un nudo en la garganta.

Con ojos llorosos respondió.

- Siento que me utilizas sólo para lo que quieres Sesshomaru

Un silencio incómodo se produjera y los vientos rodearon el lugar hasta que se calmaron.

Una lluvia se aproximaba.

- Ten por seguro que te mostraré que tú encontrarás más que sólo tristeza Kagome, a mi lado, dimelo

- ¿Qué?

- Que me amas.

Abrió los ojos sorprendida, y lo había notado al fin.

Esos ojos eran de iris rojos, no era color ámbar.

El que le gustaba, el que deseaba, él era puro ámbar. Ojos dorados.

Kagura estaba sentada en un árbol cuando lo sintió llegar, sus vientos lo habían guiado hasta ella.

- Ya no puedo creerlo, creer en las coincidencias sé que es el destino, primero Kikyo, luego Inuyasha y ahora tú, señor Sesshomaru... Me pregunto cómo es que Naraku lo sabe casi todo.

- No he venido a dialogar Kagura.
La mirada de Sesshomaru era muy penetrante, ella sonrió.

- Naraku está en la cima en un templo falso, su barrera es muy leve. Busca una abertura, sabrás que hacer supongo... No está solo

Sesshomaru se alejó sin agradecerle y ella hizo un "hmm!" Un tanto molesta. Al menos debía darle las gracias pero en este momento su vida, dependía de la victoria de Sesshomaru.

Mientras caminaba percibía un olor a arena y polvo, similar a la "arena negra". El artefacto secreto de Naraku, para ocultar su olor y parte de su energía maligna.

Sería increíble suponer que esta aparición de Naraku tenga algo que ver con Kagome.

Llevaba el retazo de tela en su mano, hasta que llegó en la abertura que había dicho Kagura. En la misma, habia un pequeño grupo de youkai guardando la entrada.

En sencillos tiempos, realizó un golpe certero con su látigo de veneno hacia el grupo de monstruos que trataban de distraerlo. Había guardado la tela en su armadura y había caminado, sereno sin dejar de detenerse, pensando en las ideas que tendrá el príncipe Naraku, lo había estado buscando tanto tiempo y deseaba eliminarlo.

- Buenas noches seños Sesshomaru que agradable sorpresa --saludo una marioneta de mandril del secuestrador de la miko-- Si viene a buscarme, me temo que ya debo retirarme, si gusta seguirme para una batalla lo guiaré con gusto-

Fue interrumpido un golpe certero de Sesshomaru, le había cortado la cabeza a la marioneta.

- Ahora no tengo tiempo, debo recuperar lo que es mío, de tus manos.

Él es puro ámbarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora