Parte 50

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-CREÍ QUE DURARÍAMOS TODA LA VIDA...

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MELINA

Hoy era el día que mi vuelo saldría a Houston, me levante sin ánimos y tomé una larga ducha, aunque no puedo negar que me sentó muy bien, el agua estaba fresca.

Cuando terminé de arreglarme, decidí retocarme el rostro con un poco de maquillaje, ya que no había estado durmiendo muy bien... ¿Cuál es la razón?... creo que ya se imaginarán.

Mis maletas estaban ya empacadas, yo baje a desayunar, junto con papá y Kika, ambos terminaron su comida y se despidieron de mi, me dijeron que volverían en algunos minutos ya que irían a comprarme algunas cosas, mejor dicho regalos.

Yo termine de comer y encendí el televisor, literalmente no pude concentrarme en ningún maldito programa, ella venía a mi mente una y otra vez.

Se preguntan qué sucedió con ella, pues eh aquí la respuesta, desde aquel día en que discutimos que yo me iría a Houston, no he tenido noticias de ella más que de aquella noche que me estuvo marcando pero yo la ignoré totalmente.

No es tan fácil asimilar que ella piense que yo no valgo lo suficiente como para dejarlo todo, cuando yo incluso he perdido hasta mi puta dignidad por ella, y lo volvería a hacer.

Todos estos día no he comido muy bien, me la había pasado encerrada en mi habitación llorando, extrañándola, y me di cuenta de que existían muchos problemas desde ahora, ella se ha vuelto muy importante para mi.

Apagué el estúpido televisor, no había nada bueno, así que decidí salir a caminar sin rumbo alguno, es decir, sin destino, solo llegar hasta donde mis pies quisieran llevarme.

No sé porque, pero por alguna maldita y extraña razón ya estaba parada frente a su casa, todo se veía tan natural, aunque luego noté que el auto no estaba, y se veía como si ya no hubiera nadie.

Necesitaba verla... así que cuando quise abrir la puerta, noté que tenía seguro... me preocupe mucho porque ella no era de ponerle seguro, y creo que uno de los vecinos me vio ahí y se acercó a paso lento, hacia mi dirección.

Me miró y me dedicó una sonrisa de amabilidad.

JORGE: hola señorita, pude notar que usted está buscando a la señora Monforte ¿no es así?

MELINA: así es señor, pero ella siempre deja abierta la puerta de la casa, aunque esta vez está cerrado y no está el auto... (Dije totalmente preocupada)

JORGE: al parecer no se despidió de ti...

MELINA: (lo miré muy confundida) ¿Perdón?

JORGE: ella se fue de la ciudad ayer, casi nadie sabe la razón exacta, yo la vi cuando llevaba algunas maletas, se despidió de mi y me dijo que ya no pensaba volver nunca más a este lugar, que le traía malos recuerdos...

MELINA: (en ese momento sentí mi maldito mundo desfallecer, mi presión se bajó y el señor me ayudó a no caer, esa maldita sensación de que has perdido lo único que te hacía feliz, ¿se fue sin mi?... me ha dejado) Ella no puede haberme dejado (Dije con dificultad debido al nudo en mi garganta)

JORGE: se nota que es importante para ti, lamento tanto haber sido quien te de la noticia... ¿necesitas que te lleve a casa?...

MELINA: no es necesario (Dije limpiando mis lágrimas, no quería mostrarme débil) pero gracias... ya me voy...

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El señor se despidió y una vez más trató de decirme que todo estará bien, yo solo asentí y camine en dirección a casa... cuando llegue subí a mi habitación y comencé a llorar... tomé mi teléfono y comencé a llamarle desesperadamente con la ilusión de escuchar su voz...

"𝐿𝒶 𝒶𝓁𝓊𝓂𝓃𝒶 𝓈𝓊𝓂𝒾𝓈𝒶"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora