Viernes
(Primer día vacaciones)
Lexa había pasado por Clarke temprano aquel día, no era un largo viaje, pero querían aprovechar todo aquel fin de semana y sacar el máximo de provecho de sus días.
—Este lugar es hermoso —dijo Clarke, nada más bajarse del coche y mirar a su alrededor; Lexa simplemente le observo en silencio—. Gracias por la invitación.
Clarke había estado ansiosa durante toda la semana por aquel viaje, porque nunca se había ausentado del estudio y quería dejar todo en orden. Había intentado relajarse y tomar las cosas con calma, porque sabía que no debía preocuparse, ya que Lincoln se quedaría a cargo y confiaba en él y sus capacidades profesionales; pero la fuerza de la costumbre le hacía querer estar y controlar todo.
Lincoln sabía que aquellas vacaciones serian junto a Lexa, él ya conocía de su amistad y su cercanía; incluso habían compartido varios encuentros en su propia casa junto a su novia y en el bar con el grupo de amigo al completo. El moreno estaba feliz por ambas, porque se había dado cuenta, hace mucho tiempo, de lo bien que se hacían la una a la otra; y por supuesto no quería nada más que lo mejor para cada una de ellas.
Por su parte, Lexa había estado feliz con los preparativos, su ánimo había mejorado notablemente y su mente se había despejado. Se sentía como una niña pequeña, aprontándose y preparándose para una gran aventura junto a su mejor amiga.
A diferencia de la Clarke, a Lexa no le costaba delegar, ni ausentarse de su trabajo si lo necesitaba; porque cuando su mente estaba en conflicto o tenía malos días, prefería tomarse un tiempo para sí misma.
Lexa sabía que su mejora de ánimo tenía que ver absolutamente con Clarke y con el hecho de que su amiga aceptará acompañarla a aquel viaje.
No lograba comprender el porqué, pero estaba dándose cuenta, poco a poco, que no había mejor remedio para sus males que Clarke Griffin.
—Gracias a ti por acompañarme —dijo y una sonrisa sincera apareció en sus labios—. Vamos, déjame mostrarte el lugar y luego bajamos todo. —Tomó de la mano a la rubia y caminaron.
La propiedad estaba asilada de sus vecinos más cercanos, y a unos 15 minutos en coche, del centro de la cuidad; un lugar tranquilo y bastante privado, ideal para perderse y desconectar del mundo.
La ciudad era pequeña pero atractiva, con todo lo necesario para una buena temporada de vacaciones e incluso para vivir. Pequeños comercios establecidos, centros de servicios básicos, algunos bares y ferias al aire libre. Estaba marcada por sus contrastes de paisajes, por un lado, la playa, con sus muelles y embarcaderos, y por otro la montaña, con sus senderos y vegetación variada.
La cabaña era sencilla y algo rustica, nada ostentoso. Una construcción donde la madera y la piedra eran los materiales predominantes. Espacios abiertos y conectados, con altos cielos y entradas de luz.
Los lugares principales eran la cocina de concepto abierto, la sala de estar con cómodos y mullidos cojines, frente a una gran chimenea, una única habitación abierta en un segundo nivel, y una terraza amplia con vista al mar.
El entorno estaba rodeado de vegetación, tanto la entrada principal como la parte posterior. Cercas de madera delimitaban el amplio terreno posterior, y un sendero a través del patio trasero conectaba directamente con la playa. Un camino donde el verde se iba perdiendo poco a poco como la arena tomaba predominio hasta llegar al mar.
Después del recorrido, Clarke, se quedó sumergida en la calidez y la paz que transmitía aquel lugar; ya se imaginaba descansando, tomando el sol en la terraza, disfrutando de la brisa en una larga caminata o leyendo un libro frente a la chimenea.
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Despertar
RomanceClarke y Lexa, dos mujeres muy diferentes. ¿Cómo pueden sus vidas comenzar a entrelazarse? **Historia completa**