Capítulo 42

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El tiempo de separación no había pasado en vano para Clarke y Lexa. Independiente de quien era responsable de aquel alejamiento o cuales habían sido los motivos, cada una en su forma, y en su propio proceso, había crecido y aprendido algo; en consecuencia, hoy, su relación era más madura, fuerte y estable.

El amor había sido el pilar fundamental de aquella nueva oportunidad, pero la paciencia y la disposición habían sido fundamental para la progresión en su relación; nada se había dado de un día para otro, ni había sido azaroso.

En base a la honestidad y la comunicación trabajaron creando nuevas confianzas y fortaleciendo lazos; compartiendo, aprendiendo y descubriéndose nuevamente.

Entendieron que no siempre querrían o necesitarían lo mismo, aceptaron que no podrían dar del mismo modo porque eras personas diferentes y tenían experiencias de vida distintas, aprendieron que existía una diferencia entre el pedir y exigir, entre el optar y obligar.

Comprendieron que podían amarse con locura y necesidad, pero en libertad, aceptando la identidad de la otra; siendo seres individuales, independientes y autónomos, que decidieron compartir sus vidas con compromiso, entrega y respeto.

Hoy sabían que sin importar las diferencias que pudieran tener, o las dificultades que pudieran enfrentar, si se mantenían fiel a aquella decisión, todo era posible.

Tenían claro quiénes eran, sabían lo que querían y hasta donde podían dar; estaban en paz y sin remordimientos consigo mismas y con respecto a la otra.

Clarke había renunciado a ser madre antes de separarse de Lexa; aquel era un hecho y su decisión no había variado, porque había entendido que su novia no estaba preparada para ello y quizás nunca lo estaría; y si bien aquel pensamiento había sido un lindo sueño, se dio cuenta de que no era una prioridad para ella. Ahora todo cuanto quería era compartir su vida junto a Lexa y amarse con intensidad.

Lexa por su parte, había aceptado que la renuncia a ser madre de Clarke no había sido una imposición, ni un sacrificio. Hoy comprendía que su novia había hecho una elección por amor, porque entendía de donde nacían sus temores; estaba inmensamente agradecida por la comprensión y el apoyo. Ahora todo cuando quería era intentar hacerla lo más feliz posible.

El pasado había quedado detrás de ellas y los temas pendientes resueltos, para dar paso a cosas nuevas y emocionantes; dispuestas y abiertas a las posibilidades del futuro.

* * * * * * * * * * *

Habían sido alrededor de diez meses de separación, poco menos de un año, y Clarke lo había sentido como una eternidad.

Sus problemas habían comenzado poco tiempo después del anuncio de embarazo de Octavia y su hijo tenía un mes y un par de semanas cuando Lexa regresó de su programa de rehabilitación; solo dos semanas después de su regreso, Lexa, se armaba de valor para decirle que le quería de regreso en su vida.

Hoy, a dos meses de comenzar esa nueva etapa; ya nada importaba. Clarke, finalmente sentía que todo estaba en el lugar correcto, y no es que hubiese sido difícil volver a sentirse bien Lexa, no; simplemente se habían tomado las cosas con calma, dándose el tiempo necesario para reconectar todos los vértices de su relación, paso a paso.

Hoy ya estaba todo dicho, sanado y perdonado; muy detrás de ellas en el pasado, donde correspondía. Ahora, solo importaba su presente y lo que el futuro les pudiera colocar por delante.

Clarke suspiró profundo y sonrió. Salió de sus pensamientos cuando sintió unos brazos envolverse alrededor de su cintura. Un cuerpo desnudo, igual que el suyo, se apretó contra su espalda, y un rostro se hundió en su cuello; un escalofrió le recorrió cuando aquella respiración le golpeó.

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