Lexa había terminado con sus emociones a tope el día en que se encontró con su ex mujer, y a pesar de que había sentido que en cualquier momento de su conversación iba a colapsar, no se permitió ceder delante de ella y la dejo. Sus emociones se hicieron cargo de ella y de ahí en más, fue todo un borrón.
Cuando intentaba recordar, se veía caminando sin rumbo, chocando con algunas personas desconocidas, sintiendo bocinas de automóviles, cosas rompiéndose a su alrededor, la ducha empaparle y el frio calarle hasta los huesos.
Solo imágenes difusas e inconexas, que se cruzaban en su mente, que no le respondían el por qué había decidido ir hasta su apartamento, ni el cómo había llegado hasta allí.
Lo que recordaba con absoluta claridad y certeza era ver a Clarke al lado suyo, en la cama; porque había sido, como si su presencia le hubiese vuelto a la realidad.
Aquella noche había sido difícil, pero su novia había estado a su lado para abrazarle y susurrarle palabras de calma al oído.
El sueño había sido inquieto, y cada vez que se despertaba, su mente volvía a repetir un y otra vez la imagen de Costia diciéndole que tenía un hijo, que a su vez la transportaba por toda una avalancha de recuerdos de su propio embarazo.
Habían pasado un par de días desde que había sucedido aquello y sus noches todavía eran difíciles. En el día a día sentía la impotencia y la incertidumbre acumularse dentro de ella, no entendía cómo aquella mujer había sido capaz de poner su mundo de cabezas, una vez más, en tan solo un instante.
El sueño de ser madre para Lexa era un asunto cerrado, pero hoy, todo lo que había enterrado, volvía a salir a la superficie; y le provocaba sentimientos encontrados.
Sabía que las probabilidades de que fuese su hijo eran las misma de que no lo fueran, un 50/50; pero lo quisiera o no, ella no podía dejar de divagar en cómo cambiaría su vida si resultara ser cierto.
Lexa se sentía al igual cómo cuando estaba esperando los resultados de su embarazo, con la diferencia de que hoy no era la ansiedad y nerviosismo esperanzador que sintió por aquel entonces. Hoy solo sentía el miedo y la incertidumbre que le provocaba la espera de algo que ya no quería, ni anhelaba; pero que de todos modos necesitaba saber si era verdad, porque lo asumiría de ser real.
* * * * * * * * * *
Cuando Clarke había encontrado a la castaña en su departamento, tan sola y perdida, había pensado que iba a caer en sus patrones comunes; esos de alejarse del mundo y resolver sus conflictos por sí misma. Sin embargo, se había sorprendido; Lexa no se había alejado, ni se había negado a su ayuda. Es más, se había aferrado a ella aquella noche y había sido capaz de hablar de lo que sentía.
Sus amigos habían sido cautelosos con el pasar de los días. Ellos no querían presionar a Lexa, esperando a que ella misma quisiera compartir lo que sucedía. Le invitaron varias veces al bar con la intención de distraerla y animarla, pero se había negado siempre. Sin embargo, les sorprendió, cuando les invitó a reunirse en casa de su novia.
—¿Qué quieres hacer Lex? —preguntó Lincoln, mientras bebía de su cerveza.
Los amigos estaban compartiendo de un momento tranquilo y entre conversación, y conversación, había salido el tema que tenía a todos tan preocupados.
Lexa le miró en silencio y se quedó pensativa por un momento, tratando de encontrar la respuesta a su pregunta. Ella no sabía que creer, estaba en una disyuntiva y en una completa perdida emocional. Le había dicho a Costia que desapareciera de su vida, que no tenía ninguna intención de ayudarle y menos de creerle, pero pasado unos días su mente era todo un lio.
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Despertar
RomanceClarke y Lexa, dos mujeres muy diferentes. ¿Cómo pueden sus vidas comenzar a entrelazarse? **Historia completa**