Capítulo 33

1.9K 184 47
                                    

Clarke no había pensado demasiado en lo que podría significar que sus padres no estuviesen de acuerdo con la forma que tenía de ver la vida actualmente y el cómo quería vivirla.

Estaba segura que nada le haría cambiar de opinión respecto a lo que sentía por Lexa y lo que quería para su futuro; pero no había estado preparada para sentir la tristeza que le había provocado el rotundo cierre de sus padres a quien era ella hoy en día.

Había pasado un tiempo desde que los había visitado y a pesar de que había tenido mucho en que ocuparse y preocuparse, todavía no podía dejar atrás aquella sensación de vacío y soledad que había quedado en inmersa en su interior.

Sus padres nunca habían sido de demostraciones afectivas, pero siempre se había sentido apoyada y querida por ellos, incluso los sintió cercanos a su manera; hoy, por primera vez, los sintió real y verdaderamente lejos.

Clarke, desde un principio había sabido que para sus padres no iba ser fácil de comprender, aceptar o incluso asimilar bien, la noticia que les tenía; sobre todo para su padre, que tenía una forma obtusa y cerrada de pensar.

"Ni tu madre, ni yo, aceptaremos, ni avalaremos, tu desviación."

Su padre había sido directo y duro, pero había esperado un poco más de su madre; sin embargo, se sorprendió cuando con su silencio y su actitud pasiva avaló todas las palabras de su padre.

"Si no dejas atrás aquella absurda idea y no vuelves a tus cabales, ya no serás parte de esta familia; porque quien está frente a mí, no es a quien crie y eduqué."

Las palabras de su padre todavía se sentían como metralla incrustada en su corazón, habían salido sin pausa y sin descanso; le dolía profundamente que aquellas personas, que decían amarla, no pudieran aceptarla tal cual era.

Había deseado que se dieran la oportunidad de conocer a la mujer que era hoy en día, sin embargo, la realidad fue diferente; su padre había sido implacablemente duro en su opinión y totalmente invariable en su decisión.

Aquellas palabras se habían sentido como un duro golpe al corazón, que le habían dejado entumecida y perdida.

"Ya no eres bienvenida aquí, quiero que te vayas y no regreses."

El tiempo se había detenido cuando aquellas últimas palabras habían salido de la boca de su padre; el dolor y la tristeza le habían engullido hasta dejarla sin reacción.

Para cuando logró salir de su estupor y quiso decir algo, sus padres ya no estaban frente a ella; le habían dejado sola, en medio de una sala estar vacía y silenciosa, absolutamente confundida y perdida. El dolor que sintió fue profundo, ni siquiera le habían dado la posibilidad de su propio descargo, cierre u adiós.

Hoy cuando pensaba en lo sucedido, todavía le dolía y le entristecía; pero sabía que debía superarlo.

En algún momento se cuestionó a sí misma, a su forma de querer, de sentir y de ser, pero rápidamente se dio cuenta que no había nada de malo en ello, sino en quien no le aceptaba y le quería tal cual.

Era difícil asimilar que ya no tendría las llamadas, ni las visitas, que, aunque fueran esporádicas, siempre se sentía reconfortantes; porque, fuesen como fuesen, eran su familia, y sin importar las formas, siempre se habían amado.

—Estás muy callada —irrumpió Lexa, el denso silencio en el cual había caído Clarke, quien permanecía con la mirada perdida a través del ventanal. Lexa se acercó desde atrás y le abrazó por la cintura—. ¿Qué sucede? ¿No te gusta la vista? ¿No te gusta el lugar? —Apretó aquel abrazo y le dejó un beso en el costado del rostro, sintiendo la pesadez en el corazón de su novia.

DespertarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora