Lexa siempre luchó para sobreponerse ante las adversidades y mantenerse fuerte. No importaba cuánto le costará, o cuánto tiempo le llevará; siempre peleo duro para lograrlo.
Conocía lo que era la oscuridad, había transitado a través de sombras muchas veces; por lo mismo apreciaba la luz que hoy todavía podía esclarecer, de una u otra forma, su caminar, a pesar de los problemas.
Quizás ya no era capaz de ver aquella luz cegadora que alguna vez eclipso su mundo, pero todavía podía vislumbrar aquel resplandor que le permitía distinguir las cosas hermosas que había a su alrededor. Ese halo resplandeciente, que por muy débil que fuese, todavía podía producir claros en un corazón que a veces se empecinaba por quedarse entre sombras.
Sin embargo, se había auto convencido que mostrar o exponer sus emociones y sentimientos, le hacían débil y vulnerable, lo cual la dejaba expuesta y a merced de sus peores demonios, capaces de eclipsar cualquier cosa a su alrededor.
De allí nacía su imperiosa necesidad de intentar siempre estar bien y encontrar algún equilibrio de una u otra manera; aunque a veces se equivocará en las formas.
Sus amigos, que le conocían de años, pero, Lexa, conscientemente, siempre evitó que le vieran en sus momentos más bajos, guardándose para sí misma sus luchas internas, intentando obviarlas o simplemente escondiéndolas de los demás.
Esa era la manera en que había aprendido a lidiar con sus emociones desordenadas, pero aquel sábado que compartió con Clarke, algo se había sentido diferente, y conscientemente, no había sentido la necesidad de alejarse y esconderse.
La presencia de Clarke había sido un bálsamo inesperado para su corazón y su abrazo un calmante realmente efectivo para su agitada mente; por un instante se sintió en paz.
Una paz que creyó había encontrado, pero que en ese preciso instante se había dado cuenta que solo había sido una ilusión.
Una ilusión en la cual creyó para seguir adelante, pero hoy comprendía la verdad.
La tormenta en su corazón simplemente se había mantenido inactiva y silenciosa, y ahora estaba aflorado con fuerza nuevamente, amenazando con azotar con todo a su paso, sino hacía algo para detenerla.
El nivel de cercanía y confianza entre ambas mujeres ya era realmente estrecho hasta aquel momento compartido, pero a pesar de ello sus corazones lograron entenderse a otro nivel. Hubo un sentimiento inexplicable y una emoción desconocida, que hizo del aquel lazo invisible que les unía, más firme, y de su conexión, aún más profunda.
Sin embargo, como era el patrón de comportamiento de Lexa, intentó dejar ese momento atrás y no toco el tema en absoluto, porque a pesar de reconocer que se sintió bien estar con Clarke, no pudo evitar sentirse expuesta y los miedos regresaron.
Clarke respetó el silencio de Lexa.
No hizo preguntas, aun cuando sabía que había muchas cosas pasando por su cabeza que le estaban atormentando; guardaba la esperanza que en algún momento se sintiera con la confianza de abrirse sin miedos, así como ella misma lo había hecho con su propia vida ante la mujer.
Tras aquel día y con el correr de las semanas, Lexa había vuelto a la "normalidad" y a simple vista todo pasaba con la habitualidad de siempre en su vida; pero Clarke tenía una sensación extraña en su corazón.
No había ninguna actitud en particular de Lexa hacia ella o hacia al resto de sus amigos que le hiciera pensar que algo sucedía, ni tampoco algún comportamiento diferente u extraño; pero detrás de su habitual sonrisa y de sus ojos tan expresivos, había algo apagado.
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Despertar
RomansaClarke y Lexa, dos mujeres muy diferentes. ¿Cómo pueden sus vidas comenzar a entrelazarse? **Historia completa**