la casa de papel (palermo)

07. oro sangre americana

Las cosas transcurren con normalidad en las últimas horas, y Velez agradece que su turno de fundir oro por hoy termina y que ahora es su turno de vigilar a los rehenes junto con Denver, Nairobi, Helsinki y para su desgracia, Palermo. Desgracia porque, su cuello quedó lleno de marcas luego de que Palermo la ahorcara en el ascensor y le duele, por lo que su odio a Palermo ha vuelto con normalidad. Y por mas que Palermo se encuentre en silencio sentando con la escalera enganchado al brazo de Denver cual esposos, su sola presencia le molesta, porque recuerda cuando tenía el cuello sano hace menos de 24 horas. La paz y los pensamientos de Velez se interrumpen cuando una voz desde el suelo la llaman.

"No pueden tenernos aquí atados como ratas" dice uno de los policías que cuidan al gobernador. Velez lo ignora y sigue caminando lentamente de un lado a otro con el rifle entre las manos, con tanta mala cara que da miedo. "¡Ey!" Le grita más fuerte pero Velez sigue ignorandolo. "Tú,  niña bonita, ¿ves tu cuello? Así te dejare yo pero todo el cuerpo, muerta y tirada en un descampado, puta de mierda" le grita y esas palabras hacen que Velez en una milésima de segundo se vuelva loca. Voltea con total furia a mirar al policía, saca el revolver y dispara sin parar a centímetros de las manos atadas del policía. Los rehenes gritan y las balas rebotan contra la pared pero Velez es interrumpida por Denver que le da un golpe en el brazo haciendo que se le caiga el revolver, el cual Nairobi agarra y esconde. Denver envuelve a Velez con sus brazos y la obliga a caminar lejos mientras ella intenta liberarse. Llegan a la escalera y Denver sienta a Velez en uno de los escalones donde se encuentra Palermo.

"¿Te has calmado, tía?" Le pregunta Denver agachado frente a ella mientras Velez se agarra la cabeza con las dos manos y cierra los ojos tratando de que su momento de locura se esfume. Palermo golpea la escalera dos veces con su bastón y provoca el total silencio de la sala.

"¿Denver?" Llama Palermo. Denver se levanta y se coloca junto a él enganchando sus brazos. "Llevame con Gandía un ratito que quiero hablar con él" le pide refiriendose al policía que acaba de molestar a Velez. Denver lo ayuda y camina con él.

"Lo tienes sentadito justo aquí enfrente" le avisa Denver. Palermo le agradece y Denver lo suelta, mientras Velez mira todo desde la escalera.

"No veo muy bien" dice Palermo mientras Gandía lo mira desde abajo con atención "Pero veo que no nos respetás" dice y se apoya en el bastón.

"Pues yo lo que creo es que eres un hijo de puta, sudaca, tuerto y maricón" le dice entre dientes y Palermo cierra los ojos.

"Sudaca" repite Palermo y se ríe "Sí, pero de escuela alemana. La de Berlín" dice y toma el bastón entre sus dos manos y lo golpea con todas sus fuerzas contra la cara de Gandía. Todos gritan y Velez se sobresalta. "Soy el sudaca que vino a repatriar el oro que ustedes saquearon, hijo de puta" le grita y lo vuelve a golpear reiteradas veces. Nairobi y Velez se miran y Velez se levanta de las escaleras y camina a gran velocidad hacia ella.

"¡Denver!" Grita Nairobi. Velez corre hacia Palermo e intenta acercarse sin comerse un bastonazo.

"¡Oro bañado en sangre americana!" Grita Palermo mientras sigue golpeandolo con violencia. Velez logra llegar a Palermo y lo empuja hacia atras sin soltarlo.

"¡Denver! ¡Paralo, paralo!" Le grita Nairobi y Denver llega al rescate. Velez le entrega a un sacado Palermo y se lo lleva lejos.

"¡Golpeame! ¡golpeame más fuerte hijo de puta!" Grita Gandía lastimado. Velez lo mira y corre hacia donde se llevaron a Palermo. Justo llega cuando Denver lo sienta a Palermo en el sillón junto con la ayuda de Helsinki y Nairobi.

"¿Vos estás en pedo flaco?" Le grita Velez caminando con furia hacia él.

"Nos has dejado al mismo puto nivel que los talibanes" le grita Nairobi "¿Qué querías demostrar? ¿Autoridad? ¡Golpear a un tío que está atado!"

"Sólo demostras que sos una mierda, no entendiste nada" le dice Velez.

"¡Pero mandamelo suelto que lo cago bien a trompadas con una sola mano al puto ese! ¡mandamelo!" Grita Palermo desde el sillón.

"¡A este puto loco ha puesto el profesor al mando, a este puto loco!" Grita Denver.

"¡Te pasas por el orto todo lo que nos dijo el Profesor!" Le grita Velez y Palermo se levanta del sillón para mirar a Velez frente a frente con ojos de asesino, por lo que se produce un silencio por parte de todos.

"Te voy a explicar como rigen las leyes acá" le dice Palermo a Velez mientras ella lo mira "Al hijo de re mil puta, que goze insultar a un miembro de la banda, le rompo bien la cabeza. Y vos te callas la boca" le dice "a menos que quieras abrirla para agradecerme por el hecho de que te defendí ahí abajo, por ejemplo, digo ¿no?" Velez aprieta la mandíbula y se le acerca más.

"No necesito que un violento como vos me defienda" le dice con dureza en sus palabras "no te das cuenta que te rompo la cabeza con el rifle, te dejo seco, ¿y agarro el mando?"

"¿Ah si?" Le dice Palermo y sonríe "Helsinki atala" ordena "atala de pies y manos y metela con los rehenes, por patotera, ahora" Velez lo mira sorprendida y mira a Helsinki a su derecha.

"Ni se te ocurra" le dice Velez a Helsinki, quien no sabe bien a quien hacerle caso.

"Ey, Helsi, mirame" le pide Nairobi "Helsi"

"Ay Helsi" repite Palermo imitando su voz "Me parece a mí o te estas dirigiendo a él desde tu mochilita emocional?" Le dice cínico "¿De verdad pensas que podes llegar a ser su mujer? Ay Nairobi, ¿por que te engañas a vos misma? ¿O solo queres jugar a la mamá?"

"Uh" exclama Nairobi y se va caminando lejos y frena en la puerta. Denver y Velez miran lo que sucede sin entender.

"Lamento decirte que lo unico que podes hacer es asumir el rol de amiga del maricón" le sigue diciendo Palermo "Lo siento mucho Nairobi pero es así, Helsinki me ama a mi, sos sólo su amiga y siempre lo vas a ser, te pido perdón. Mira te voy a explicar una cosa que ya debes saber porque tenes edad suficiente. En el amor está el amante y el amado. El amante vive la situación con pasión, con locura. El amado se limita a ser idolatrado. No digo que ser amante esté mal no me mal interpreten por favor, pero se sufre mucho corazón. Es la puta ley del amor Nairobi lo siento mucho" Nairobi se ríe y se voltea a mirarlo con lagrimas en sus ojos. Denver y Velez se miran sin saber bien que hacer.

"El único miserable que hay en toda esta historia eres tú" le contesta Nairobi "con tus discursos de mierda, el boom boom chau, eso es porque no te has atrevido a asumir la verdad"

"Acá la unica verdad es la realidad" responde Palermo "Y yo te la voy a explicar. Mirá. Vos amas al gordo, el gordo me ama a mí, y yo no amo a nadie"

"¿Que tu no amas a nadie?" Interrumpe Nairobi y camina hasta él "Claro que no, cariño. No tienes cojones. Para amar se necesita coraje. Yo si me atrevo, mira" le dice y voltea a ver a Helsinki "Helsi, te quiero. Te quiero tanto, que tendria una familia contigo" mira a Palermo. Denver y Velez se ponen más juntos entre sí ya que no saben si hablar o seguir escuchando la incómoda conversación. "¿Lo ves?" Le pregunta Nairobi a Palermo "Eso es valor. Lo siento, y lo digo. Y eso tú no lo has sabido hacer. Porque llevas ¿cuánto? ¿Diez años enamorado de Berlín?" Dice y Velez nota como la cara de Palermo se transforma y se le rompe el corazón "Y no te has atrevido a abrir la boca. Claro, lo has seguido todos estos años como un perrito, lo has endiosado. ¿Y ahora qué? Ahora ya nada es posible. Porque está muerto. ¿Pero ahora qué? Ahora estás enamorado de ella" dice y señala a Velez. Palermo no la mira. Pero Velez siente como Helsinki y Denver la miran sorprendidos. "La amas. Quieres protegerla. Sabes que si le llega a pasar algo aquí adentro te vuelves loco, te mueres. Pero has quedado tan vacío por Berlín que no te atreves a asumirlo, porque tienes tanto miedo de volver a pasar lo mismo. Y ahora te escondes en ese discurso de mierda del boom boom ciao porque, porque lo sabes. Tú te has quedado en la estacada para siempre amigo" Velez mira a Palermo y nota como su corazón está roto, lo siente triste, humillado, desolado, con ganas de correr, nervioso mordiendo sus labios sin quitar sus ojos de Nairobi. "Pongamonos a trabajar" finaliza Nairobi y se va caminando lejos de ahí. Helsinki la sigue. Denver mira al suelo. Velez también. Nerviosa, shockeada, le cuesta procesar lo que acaba de escuchar. Palermo sin mirar a nadie y sin emitir sonido, se sienta en el sillon, se sostiene del bastón y apoya su triste cara sobre sus manos. Denver mira a Velez y le pregunta con la mirada si quiere irse. Velez no le contesta pero camina junto a él, sin mirar o hablarle a Palermo, lejos, dejandolo atrás.