Palermo siente como Helsinki le quita la venda y siente un peso menos.
"Muy bien. Abrir ojo derecho" le pide Helsi y Palermo hace caso. Ve una imagen borrosa pero clara de Helsi parado frente a él y a Denver a su lado. "¿Ver algo?"
"Mas o menos, pero sí" contesta Palermo. Helsi sonríe.
"Abrir ojo izquierdo" le pide Helsi y Palermo hace caso. Pero no ve nada. Casi nada. Palermo se queda callado e increíblemente se pone triste. Helsi se da cuenta al instante y no le hace falta preguntarle nada. "No te preocupes. Tú ver bien mañana" le dice y busca un parche y se lo coloca sobre su ojo herido. Palermo suspira y se levanta.
"Voy a ver que onda ahí abajo" avisa, engancha su brazo al de Denver y ambos se dirigen al subsuelo donde se encuentra el oro. Mientras van llegando, se escuchan gritos femeninos en donde se supone que estan trabajando. Palermo y Denver se apuran y cuando llegan se encuentran a Velez recién salida de la caja llena de agua donde se encuentra el oro, toda mojada y gritando y riendo de felicidad.
"Les traje un regalito" le dice Velez a los tres chicos que trabajan con ellos mientras se baja de la maquina. Saca de su ropa un lingote de oro y se rie a carcajadas. "Es mi hijo" le dice a uno de los chicos y camina entre ellos "¿lo querés tocar?" Le pregunta a uno de los chicos, quien asiente maravillado. "Bueno, te lo presto un ratito" le dice y se lo entrega en manos. Se da cuenta que Denver la está mirando sonriendo y que Palermo esta a su lado, increiblemente, sonriendo también. Velez se acerca a él.
"¿Qué onda amigo?" Lo saluda y le da una palmada en el pecho "¿Ves bien?" Le pregunta.
"De un ojo sí. El otro me quedó mocho" le dice en un tono pacifico que Velez hasta disfruta.
"Na, mañana vas a ver bien" le dice y Bogotá, quien acaba de salir de la maquina con más lingotes de oro, interrumpe.
"¡Viva el oro!" Grita "Y viva ese culo, Velez" Velez esfuma todo tipo de sonrisa y aparta la vista de Palermo para voltearse y mirar a Bogotá.
"¿Qué?"
"Tienes un culito para forrar pelotas" contesta Bogota.
"Pa forrar pelotas el pellejo que te sobra a tí en los huevos" le dice Nairobi y se acerca a él. "Mal educado" Bogota comienza a reir. "A mi no me hace gracia" le dice seria "¿Cómo le hablas así?"
"Podría ser tu hija, enfermo" le dice Velez acercandose también. Bogota se da cuenta de que su chiste no hizo gracia y se pone serio poco a poco.
"¡Denver!" Grita Palermo.
"Aquí estoy" contesta Denver y engancha su brazo con el de Palermo.
"Llevame un poquito con el señor Bogotá" le pide sonriendo y amablemente. Denver lo acerca hasta él hasta que estan frente a frente. Palermo le sonríe de oreja a oreja a Bogota. "Escucheme bien, señor Pablo Escobar. Volvés a decirle algo así a Velez y a cualquiera de nuestras compañeras, y te entrego" le dice con un falso tono tranquilo.
"Lo siento Palermo, lo siento Velez, no volverá a pasar" afirma con total seriedad. Palermo sonríe triunfante, y se da cuenta que un silencio incómodo y profundo se hizo presente. Palermo mira a todos "¡Sigamos trabajando muchachos! Esos lingotes no se van a sacar y fundir solos" alienta y todo vuelve a la normalidad. Se da vuelta y encuentra a Velez en su lugar parada y mirandolo con bronca.
"No necesito que nadie me defienda, ¿sabes?" Le grita desde su lugar lo que provoca que todos escuchen.
"¿Ah no?" Pregunta Palermo y se acerca a ella.
"No. Tengo voz propia. Gracias" le contesta firme y se cruza de brazos. Cuando Palermo llega a ella la toma por el brazo y la obliga a caminar con él.
"Vení conmigo que tengo un trabajito para vos" le anuncia y Velez camina obligada y tratando de liberarse del agarre.
"¿Qué trabajo? Yo tengo que quedarme acá a sacar los lingotes" dice tratando de escapar. Ingresan al ascensor.
"El Profesor me dio un trabajo nuevo para vos. Un trabajo mejor" le contesta en voz alta y las puertas del ascensor se cierran. Palermo la suelta pero en un momento tan rápido y fugaz que Velez nisiquiera puede procesar, Palermo la agarra por el cuello y la coloca contra la pared. Velez ahoga un grito. "La próxima vez, que se te ocurra hacerte la piola conmigo enfrente de todos" dice con su cara pegada a la de ella. Velez comienza a toser mientras lo estira del mameluco y siente como sus dedos se aprietan más contra su cuello. Se ahoga con la tos. "Esa proxima vez, a la que voy a entregar va a ser a vos. Me estás cansando pendeja" le dice aún en la misma posicion. Velez sigue tosiendo. "¿Ok?" Velez no le contesta, ni piensa hacerlo. Deja de toser por decisión propia y lo mira. Siente sus venas hinchadas pero aún así, no se va a rendir ante él. Vuelve a toser pero sonríe al no darle a Palermo lo que quiere. Pero todo se ve interrumpido cuando la radio que tiene Palermo entre su ropa, suena.
"¿Palermo? ¿Estas ahí?" La voz del Profesor. Palermo aún no suelta a Velez y ella le hace un gesto con la ceja y vuelve a toser. "Palermo, Velez, lamento cortarles el polvo, pero esto es urgente" Velez se ríe ahogada y Palermo por fin la suelta y se separa. Velez tose aliviada todo lo que puede.
"Profesor, acá Palermo" dice con la radio en su mano. "¿Qué pasó?"
"Van a entrar en exactamente veinte minutos" anuncia. Velez y Palermo se miran "Ya sabes que hacer"
"Copiado, Profesor" contesta Palermo y corta la comunicación. Se saca un rifle que tiene colgado y se lo entrega a Velez "Tomá, buscamos al gobernador y lo hacemos" le ordena y carga su revolver.
"Dale" afirma colgandose el rifle y agarrandolo entre sus manos, los dos olvidando completamente lo que acaba de pasar hace menos de treinta segundos. Las puertas se abren y Velez y Palermo caminan juntos hasta la sala donde están todos los rehenes y el gobernador cautivo. "Vamos" le dice Velez al gobernador y lo desata y levanta mientras lo obliga a caminar apuntandolo con el rifle y Palermo con el revolver. Vuelven al subsuelo y lo hacen frenar frente a la maquina.
"Ahora usted va a entrar ahí y va a poner la clave de la caja fuerte" le avisa Velez mientras le pone los artefactos para bucear.
"No" se niega y Velez lo mira alzando una ceja.
"Entra a la puta maquina" lo amenaza Denver. El gobernador se vuelve a negar.
"Dale la puta que te parió" le grita Palermo.
"No"
"¡Entra a la puta maquina!" Le grita Denver y empuja al gobernador, provocando que se golpee la cabeza contra la misma maquina y caiga al suelo inconciente. Velez mira a Denver con ganas de prenderlo fuego.
"Denver la concha de tu madre" le grita y con Nairobi tratan de reanimarlo. Pero es imposible. Denver está en shock. "Me meto yo" dice Velez.
"Ni se te ocurra" le prohíbe Palermo.
"Yo iré" dice Bogota y sin esperar respuesta se carga la bomba con él e ingresa al cuarto inundado.
"Denver cuando termine esto haceme acordar que te re cague bien a trompadas" le grita Palermo.
"Y yo que te meta veinticinco tiros" le dice Velez.
"¡Lo siento!" Grita Denver agoviado. Una explosión se escucha y saben que ya está hecho. Nairobi y Velez aún intentan despertar al gobernador pero no hay caso. Luego de unos minutos, sale Bogotá con el objetivo en sus manos, la pequeña valija roja.
"Están a dos minutos de entrar" avisa el profesor a traves de la radio de Palermo.
"Toma" le dice Bogota a Denver y le tira la valija.
"¡Andá!" Le grita Velez y Denver corre escaleras arriba para ejecutar el plan. Mientras con ayuda de Palermo, Bogotá, Nairobi y Velez logran subir al gobernador a una camilla y lo suben todos por ascensor hasta uno de los cuartos donde lo dejan descansar allí hasta que despierte. Todos van a la sala principal y Denver ingresa por la puerta, la cual se cierra tras él, aún con la valija roja en sus manos, pero con una sonrisa en el rostro.
"Dieron marcha atrás el ataque" anuncia y se ríe. Velez se mira con Palermo y suspira aliviada. La valija roja contenía nada más y nada menos que los secretos negros del estado. Ahora tenían la certeza asegurada de que por lo menos en las proximas 48 horas nadie se atrevería a ingresar.
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la casa de papel (palermo)
Hayran KurguRio es capturado en una isla del Caribe y la banda se reúne para rescatarlo. Un llamado a las Bahamas y otro a Sicilia, hace que dos argentinos se conviertan, junto a otros, en los nuevos integrantes en el robo de la reserva de oro al banco de Españ...