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La magnitud del caos se mide por lo mucho que éste perdura.

Si el impacto y las consecuencias de un acontecimiento generaron caos, este sólo pude ser medido por su tiempo de duración. Un acontecimiento cuyo caos es de un par de semanas, puede considerarse leve, pero un caos que duré años, es considerado como inmenso.

Un año y medio después de que el Titán Loco Thanos borrara a la mitad del universo, el caos aún se sentía, aún estaba fresco.

Los problemas abundaban en toda el universo, en miles y miles de planetas. La Tierra era sólo un planeta más que recién comenzaba a acostumbrarse a los cambios y Cassie Quill-Lang era tan sólo una niña más tratando de vivir en el nuevo mundo.

-¡Ya estoy en casa! -.

La voz de la niña resonó por toda la casa, que por falta de habitantes estaba sumergida en un silencio casi eterno.

Cassie entró por la puerta y fue directamente a la sala de estar. Llevaba una mochila en la espalda.

-¡Estoy de vuelta, papi, papá! - le habló animada al par de fotografías que descasaban en la pequeña mesa que dividía los dos sofás grandes.

En aquella mesa, que más que mesa era una especie de cajón, habían dos fotografías. En una de ellas salía un hombre de cabello castaño y ojos verdes, hacía una mueca extraña a la cámara mirándola directamente, en la otra aparecía un hombre de rizado cabello rubio, miraba a la cámara apuntándola mientras sonreía y guiñaba un ojo. Entre ambas fotos había un pequeño jarrón con dos rosas, ambas de color rojo.

-¡Hoy fue un día excelente! ¡mucho mejor que el primero! - contó con una brillante sonrisa. Se quitó la mochila y la arrojó a uno de los sofás - hicimos cosas muy divertidas -.

La niña de cabello castaño se hincó en el suelo, recargó sus brazos sobre el mueble de madera y comenzó a relatarles a sus padres sobre su excelente día en la escuela. Estuvo así por varios minutos hasta que el timbre de su casa sonó y tuvo que ir a atender.

-Hola Cassie - saludó Maggie con una sonrisa.

-Hola, Maggie - Cassie correspondió el gesto y se hizo a un lado para dejarla entrar.

Las dos pasaron a la sala para tomar asiento.

-Vi la hora y me di cuenta que ya debías haber llegado, quise venir a ver cómo estabas -.

-Me fue muy bien, hoy fue muy divertido - ella sonrió sin poder contener su emoción.

-Me alegra mucho - dijo con profunda sinceridad. Le alegraba mucho en verdad ver a la pequeña feliz.

-Espera, te traeré agua - Cassie se levantó de golpe y salió corriendo hacia la cocina.

-Gracias, eres muy gentil - le causaba ternura la hospitalidad de la pequeña. Pronto la sonrisa que tenía en su rostro desapareció, pues su mirada fue a dar justo a las fotografías que reposaban a su lado.

La pena y la tristeza se hicieron presentes.

Le conmovía y a la vez entristecía que Cassie mantuviera ese espacio para sus padres, le conmovía que los recordara con tanta devoción y añoranza pero le ponía triste el pensar lo mucho que debía extrañarlos.

De los dos padres de la niña, su esposo y ella conocieron y convivieron más con Scott, ya que el otro padre, Peter, se la pasaba lejos de casa. Ambos explicaron que el trabajo de Peter lo obligaba a viajar todo el tiempo y por eso estaba lejos de casa por largos periodos. En ese tiempo lo creyeron, era algo bastante común y normal, aunque tanto Jim como ella se preguntaban qué clase de trabajo era, pues Peter solía vestir ropa un tanto extraña, pero nunca preguntaron, no quisieron invadir su privacidad.

Sola - Star-Ant - MarvelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora