Capítulo 9 2a temporada

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Ella en el bosque había perdido el control. Sus poderes hicieron que algunos árboles quedasen calcinados y destrozados. Prácticamente se había transformado en una máquina mortal.

Edward llegó por detrás y la sujetó contra un árbol.

-Edward, vete. ¡Vete!-Pidió Ella.

Y su cuerpo lanzó otro hechizo partiendo dos árboles por la mitad.

-No sin ti. ¡Cálmate, por favor! Mírame, solo soy yo. Esas mujeres no me interesan. Se han marchado y el pueblo no tiene la culpa-habló Edward rogándole.

Ella se escabulló y su poderes crearon un gran nubarrón negro. Empezó a granizar con mucha fuerza y también a caer rayos. Ella se convirtió en una gran dragona color rojo fuego con ojos de un azul intenso y empezó a incendiar el bosque en dirección a las profundidades. Edward corrió tras ella con su velocidad vampírica.

Tras unos minutos, Ella descendió y volvió a su forma de híbrida. Cayó sentada sobre las raíces de un gran árbol. Edward llegó a su lado.

-¿Estás bien?-Preguntó él preocupado.

Ella estaba respirando de manera irregular. Se estaba agotando. Negó con la cabeza y luego sus ojos se cerraron.

Ella despertó en una cama blanda. A su lado estaba Edward sentado tranquilamente. La culpa la envolvió y cerró los ojos con fuerza dejando ver las lágrimas que caían por su cara.

Edward se las secó y la incorporó con delicadeza para estrecharla entre sus brazos.

-Lo siento, Edward. Lo lamento mucho-lloró Ella.

-Descuida. Me encargué de no dejar ningún rastro de que fueras tú. En cuanto a los pueblerinos, he tenido que hablar con ellos y convencerles de que solo era tu ira y que en ningún momento ocurrió el hecho de que tu cabello y tus labios se volvieran rojos. Que solamente fue una ilusión provocada por el momento de tensión-explicó Edward.

-¿Se lo creyeron? Me van a tener miedo y estaré en boca de todos-dijo triste.

-No estés triste por eso. Tú y yo sabemos la verdad y la razón de que eso ocurriera, y por tanto, eso es lo único que nos debe importar. No haremos caso de las habladurías de esta gente. Eso es lo de menos-siguió Edward.

Tras unos minutos Edward le subió algo para comer a su amada. Ella tras perder el control, siempre suele debilitarse por un día entero.

Se comió lo que Edward le había traído y luego estuvieron los dos planeando lo que debían hacer.

En otra parte mientras tanto, la familia de Edward seguía buscándolos.

-¿Dónde puede estar? Esa manipuladora nos ha quitado a nuestro hijo-gruñó Esme.

-Ni idea, pero no podemos perder la paciencia. Debemos seguir buscando-insistió Carlisle.

Los Cullen desesperados empezaron a preguntarle a las personas por Edward y Ella. Todas les decían que sí estuvieron en la ciudad pero que últimamente no se aparecían.

Entonces, una persona en concreto les llevó hasta la que había sido la casa en la que ambos jóvenes vivieron durante su estadía.

La registraron minuciosamente y entonces, Alice dio con una pequeña nota en el mueble de la mesita de noche.

La leyó en voz alta para que su familia la escuchase.

-Se siguen empeñando. Lo peor de todo es que dice por el bienestar de Ella-concluyó Carlisle en referencia a la nota.

-¿Y no dice nada de dónde están?-Preguntó Esme.

Entonces, Alice tuvo una visión. También era un don. En ella vio a Ella y Edward en un pequeño pueblo Estadounidense. Estaban juntos en una posada.

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