Capítulo 8. 2a temporada

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Carlisle, Esme, Alice, Emmett y Rosalie, llegaban a la ciudad. No tenían previsto haber llegado en dos semanas y media. Carlisle sintió el olor de Edward, lo reconoció en seguida.

-Familia, creo que hemos llegado a nuestro destino. ¿Vosotros notáis el olor de Edward?-Se interesó.

-Nosotras sí lo hemos notado-respondió Esme hablando también por Alice.

-Yo no lo había notado, pero ahora sí lo empiezo a sentir-admitió Emmett-. Venga, busquémoslo antes de que decida marcharse. Estoy convencido de que en cuanto note nuestra presencia se irá de la ciudad, si es que está acompañado por esa joven tan rara.

Y así empezaron a pasear por toda la ciudad. El día volvía a estar nublado.

Por otra parte de la ciudad, Edward y Ella estaban saliendo de la casa. Ella se había puesto este vestido:

Los dos iban cogidos de la mano paseando tranquilamente

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Los dos iban cogidos de la mano paseando tranquilamente. Entonces, Edward lo captó. Cuatro olores perfectamente conocidos.

-Ella, mis padres han llegado junto con Emmett, Alice y otra chica. De esta última no reconozco su olor. Han llegado antes de lo esperado-avisó Edward.

-¿Qué? ¿Qué hacemos? ¿Nos vamos a casa y partimos hacia otro lugar?-Preguntó Ella.

-Lo que quieras. Si tú así estás más tranquila nos vamos ya a otro lugar y nos instalamos-habló Edward.

Ella asintió y los dos juntos tomaron unas maletas con la ropa que tenían y se metieron en el bosque para empezar a correr a velocidad vampírica. Edward era muy rápido así que, en parte, tenía que controlarse un poco e ir al ritmo de Ella, que no es que fuera realmente lento, pero sí más que el ritmo de él.

Tras muchas horas corriendo, llegaron a un pequeño pueblo, en el cual empezar de nuevo. El problema era que el día estaba soleado, y Edward no se podía mostrar porque la gente vería que son diferentes, o por lo menos él.

-Debemos esperar a que anochezca-dijo Edward.

Era un pueblo, por lo general, muy húmedo. Casi no salía el sol durante el año, pero ese día en concreto, sí estaba soleado.

-Tranquilo, da igual. Si quieres, buscamos una casa que pueda estar apartada del resto-dijo Ella.

-No sería mala idea. Venga, vamos a dar una vuelta alrededor del pueblo-accedió Edward.

Así dieron una vuelta, y vieron una mansión que estaba sobre una colina, que para llegar a ella, había un sendero que la comunicaba con el pueblo. Parecía realmente acogedora.

-¿Qué te parece?-Preguntó Edward.

-Me gusta. Está apartada y parece acogedora-respondió Ella.

Se acercaron y trataron de buscar la forma de entrar al interior. La puerta estaba cerrada y no había ninguna llave. Ella pensó que la tendría que pedir en alguna oficina que se encargase de estas cosas. Al final entraron por una ventana.

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