Capítulo 4 2a temporada.

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Edward estaba sentado en un banco. Veía los coches pasar por la calle mientras su mente no dejaba de dar vueltas sobre lo que le había ocurrido a Ella. Sentía un gran nudo en el estómago. Escuchó dos voces conocidas.

-¿Estás segura de que es lo correcto? Es que en parte...lo que le hagamos a esa chica, puede tener consecuencias en Edward. Ya sabes el la ama y si le pasa algo puede sufrir una depresión o algo mucho peor-hablaba un hombre.

Edward escuchaba todo. Esa voz masculina era su hermano mayor Emmett. Esperaba a escuchar la respuesta, pero no llegó. Entonces, un carruaje se paró al otro lado de la calle y Emmett subió con una mujer a la que Edward reconoció perfectamente como su madre. Entonces, llegó a la conclusión. Esme y Emmett sabían lo que le había pasado a Ella. Ellos sabían donde estaba. Edward se levantó y caminó por la ciudad. A todo el que veía, le preguntaba por Ella, y estos no sabían contestarle. Entonces, mientras caminaba, vio un almacén no muy lejos. En la puerta había dos hombres hablando entre ellos. Se acercó. Los hombres al verlo se alertaron.

-¿Quién eres?-Preguntó uno de ellos.
-No lo diré. Necesito saber si hay alguien más aquí en este almacén. Es que mi amada ha desaparecido y quería saber si alguno de ustedes sabe algo de ella-respondió Edward.
-Lo siento, pero no. Aquí hay una chica con otros dos hombres. Es de otra ciudad-habló el otro hombre.
-¿De veras? Yo vengo de la otra ciudad y mi amada también es de allí-dijo Edward.

Los hombres no sabían que hacer. Parecía que Edward no se iba a rendir tan fácilmente y ellos no iban a darle una respuesta, ya que tenían la orden de que nadie descubriera el paradero de la joven que tenían encerrada.

En el interior, Ella permanecía bajo los efectos de la inyección que le había puesto Emmett. No podía moverse ni hablar. Tenía con ella a dos hombres. La vigilaban para que no pudiera escapar. Escuchó la voz de Edward en el exterior. Quería gritar su nombre y que él la ayudase, pero solo le salían susurros. Solo tenía ganas de llorar. Permaneció en ese estado una hora entera. Entonces, los efectos empezaron a desaparecer. Seguía oyendo a Edward forcejeando con los dos hombres que había afuera vigilando la entrada. En total eran cuatro. Ella empezó a mover los dedos lentamente. Luego fue moviendo los pies y los brazos. Giró el cuello a derecha e izquierda.

-¡Edward!-Gritó Ella-¡Ayúdame, Ed...-
Los dos hombres estaban encima suyo impidiéndole gritar.

Ella se removía asustada. Un hombre la sujetó y el otro le puso un pañuelo tapándole la boca. Luego, el otro le puso otra inyección diferente mientras Ella intentaba quitarse los brazos de uno de ellos de encima. La puerta del almacén se abrió y lo último que Ella vio, antes de perder la conciencia, fue a Edward.

Continuará...

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