Recapacitando.

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Al llegar a su casa, Ella se puso el pijama y como todas las noches, sacó la cuchilla y se hizo un corte en la pierna. Ponía:《Adiós》. Después, se acostó y se durmió.

Por la mañana, el día amaneció soleado. No había muchas nubes. Ella se despertó y se fijó en que parte de su pantalón de pijama estaba manchando de sangre. Se fue al baño y se duchó. Lo que más la relajaba era sentir el agua caliente recorrer su piel. Estuvo media hora en la ducha y al salir, se curó el "nuevo tatuaje" que se había hecho por la noche. Entonces, se puso una falda larga de color marrón oscuro y una blusa de color naranja. Se recogió el cabello en un moño y bajó a desayunar. Cuando acabó de desayunar, se montó en su yegua y bajó a la plaza llevando consigo la vaca. Al llegar a la plaza vio como dos jóvenes se le acercaban.
-¿Cuánto cuesta la vaca?-Preguntó un chico.
-Veinte euros-respondió Ella.
-La compramos-dijeron los dos jóvenes al unísono.
Ella se la vendió y regresó por el camino. Pasó por el parque y se sentó en el mismo banco que las otras veces.

En casa de los Cullen, Edward estaba en su cuarto sufriendo por las escusas de Ella. No sabía lo que sentía, pero deseaba protegerla y ayudarla a perder ese miedo que le tiene a las personas.
-Edward, hijo, necesito que vayas con tu hermana a la ciudad vecina. Necesito un libro de recetas-pidió Esme.
Edward aceptó y junto a Alice salió al establo, se montaron en el carro (guiado por cuatro caballos) y partieron en dirección a la ciudad vecina.
-Tengo que ver a esa chica. Parece que mi hijo pequeño se ha enamorado. Esa chica parecía haberlo animado después de que rompiera con su ex-novia Isabella-comentó para sí Esme.
-¡Vaya! ¿Entonces, mi hermanito se ha enamorado de esa tal Ella?-Dijo Emmett.
-Eso parece, Emmett. Pero no podemos decirle nada a él. Tiene que darse cuenta por sí solo y comprender bien sus sentimientos. Además, no sabemos si esa chica es buena para él-siguió Esme.
-Pero, madre. ¿Desde cuando te has fijado en si es o no buena una persona como pareja de mi hermano?-Preguntó Emmett sorprendido.
-Desde que esa Isabella jugó con sus sentimientos y lo dejó por ese niño llamado Karl-respondió Esme.
-Eso es cierto. Si puedo evitarlo, impediré que esa chica le haga daño-aceptó Emmett-y si a pesar de nuestras palabras hacia ella, se sigue acercando, me ocuparé de alejarlo de esa joven.
-Ahí estamos de acuerdo. Nadie saldrá con mi hijo, por mucho que él la ame, sin antes tener mi consentimiento-asintió Esme.
Emmett asintió y subió a su cuarto. Sacó un libro de ciencia ficción y se puso a leerlo.

Dos horas después, Ella regresó a su casa y preparó un puré de calabacín. Al acabar de comérselo, se echó la siesta, y al despertarse decidió ir al parque de nuevo a sentarse. Mientras caminaba, vio de pasar el carro de los helados.
-Perdona, ¿puedes ponerme un cucurucho de fresa y vainilla?-Empezó Ella.
El hombre se lo dio y Ella le pagó tres euros. Después, se sentó en el banco a comérselo. Mientras tanto, se dedicó a reflexionar sobre su relación con Edward. Se podía decir que no estaba muy bien. Sí, eran amigos. Sin embargo, ella se alejaba de él por su miedo, al igual que del resto de personas. Pero, en ese momento, se dio cuenta de que lo extrañaba. Ella caminó hacia su casa y al llegar se sentó en su cama a leer.

Pasadas tres horas, Ella se había acabado el libro y fue entonces, cuando decidió irse a la ciudad vecina en su carro, (guiado por su yegua). Tardó media hora. Se encaminó a la biblioteca. Iba a buscar un libro de fantasía. "Donde los árboles cantan". Pagó por él cinco euros y cuando iba de regreso a su casa, se encontró por el camino un carro más grande que el suyo. Ella tuvo que apartarse del camino porque de no hacerlo, el otro carro la habría volcado. Una vez hubo pasado el carro, Ella continuó su camino. En el camino, fue pensando de nuevo sobre el tema de irse a vivir con Edward y su familia. Seguía teniendo miedo, pero estaba decidida a dejar que Edward la ayudara, pues había comprendido definitivamente lo que le ocurría con él. Lo extrañaba. Lo extrañaba de una forma en que jamás había extrañado a una persona. Y mucho menos un hombre. Había llegado a la conclusión de que se había ENAMORADO. Tomó la decisión. Al día siguiente, bajaría a la plaza, haría la compra y buscaría a Edward para hablar con él. Aunque, después de haber estado escondiéndose de él y huyendo de sus propios sentimientos, tenía miedo a su rechazo. Le confesaría sus sentimientos. Al llegar a casa, hizo la cena, cenó y después de asearse, se acostó en su cama a leer un rato su nuevo libro. No pudo concentrarse. Entonces, oyó el timbre. ¿Quién sería a esas horas de la noche? Eran las diez y media. Bajó las escaleras y abrió la puerta. Se encontró con la persona que menos esperaba ver, y eso ya era decir, porque no esperaba a nadie. Esa persona era....
Continuará...

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