Capítulo 11 2a temporada

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.....la puerta trasera estaba abierta. 《¿Quién ha entrado en la mansión?》pensó Edward.

Un gran estruendo lo alertó. Corrió a velocidad vampírica hasta el lugar y se encontró con Rosalie, la amada de su hermano Emmett.

-¿Qué haces aquí?¿Qué significa todo esto?-Preguntó Edward confundido.

No obtuvo respuesta de parte de Rosalie.

-¡Dime!-Se empezó a enojar Edward.

Entonces un grito de Ella lo alertó. Corrió hacia arriba. Entonces, vio como Emmett y Esme cargaban a Ella impidiendo que utilizase sus poderes de bruja para defenderse.

Rápidamente empujó a Esme contra la ventana de cristal y Ella se impulsó con los pies para darse una voltereta y  quedar tras Emmett.

Edward se acercó a Ella y la puso a su espalda.

-No os atreváis a tocarla-gruñó Edward enfadado.

-¿O qué?¿Acaso lo vas a impedir? Esa chica de los mil demonios te ha absorbido el cerebro-protestó Emmett.

-Eres un burro. Nadie me ha absorbido el cerebro. La amo Emmett, al igual que tú a Rosalie y mamá a papá-comentó Edward.

-¡Déjalo, Edward! No importa,de verdad. Ya me ocupo yo-rogó Ella.

No deseaba que Edward se llevara mal con su familia, pero ella tampoco quería sufrir. Nunca se le hubiera ocurrido lastimar a los padres y hermanos de Edward.

-Ella, hazlo. No me arrepentiré. Recuerda que también son vampiros y que no pueden morir-comentó Edward-. Por favor no te sientas culpable de lo que vayas a hacer. Ellos solos se lo han buscado. Todo el mundo sabe que si uno juega con fuego, al final se quema.

Y dicho esto, Edward se echó en la cama que había en la habitación para observar la escena.

-En serio, siento muchísimo hacer esto-murmuró Ella.

Entonces dejó fluir sus poderes nuevamente. Rosalie y Emmett salieron volando por la ventana. De Esme no había rastro, según les parecía.

Edward tomó la mano de su amada.

-No quería llegar a esto-dijo Ella apenada.

-Lo sé, mas no había otra opción. Ellos no venían aquí solo para mantener una conversación. Te amo, y me sacrificaré siempre que haga falta-siguió Edward.

Ella asintió. Miró a Edward y ambos se besaron. Después, la joven híbrida se durmió entre los brazos de su amado.

La lluvia caía fuertemente. El viento provocaba que la lluvia golpease en la ventana. Los truenos sonaban en el cielo debido a la tormenta. Ella se despertó sobresaltada.

-¡Ella!¿Qué ocurre?-Preguntó Edward.

-Está pasando otra vez-respondió Ella.

Se sintió un temblor en la habitación. Edward la rodeó con sus brazos. La ventana se abrió y por ella entró la familia de Edward al completo.

-¡Mierda!-Exclamó Ella.

-¡Dejadnos en paz! No queremos que nos molestéis. Madre. Emmett. Os habéis intentado deshacer de la única cosa que me interesaba en la vida. Y con la que más disfrutaba-dijo Edward.

-Has hablado en pasado. Eso quiere decir que ya no te diviertes con esa sino que te controla-objetó Rosalie.

-No te metas en mi vida, Rosalie. Sé tomar mis propias decisiones, y eso conlleva quedarme con Ella. La amo y disfruto con ella y de su compañía. Tal y como está todo, no podría imaginar una vida sin ella-continuó Edward.

-No digas esas sandeces, hijo. Te ha comido la cabeza. ¡Devuélveme a mi hijo, estúpida!-Gruñó Esme.

-No he hecho nada. Él es quien decide lo que desea hacer. En su momento intenté alejarme y evitar esta situación, pero simplemente tu hijo hacía de todo para acercarse a mi. Finalmente, cuando no aguantaba más, me rendí. Dejé que Edward hiciera lo que creyera conveniente-explicó Ella.

Esto dejó sin palabras por un momento a toda la familia. Sobre todo Esme y Emmett que no sabían cómo responder a esas palabras.

Edward tomó su mano derecha y les pidió a todos los miembros de su familia que los dejasen solos y en paz. Carlisle y Alice obedecieron sin más. En cambio, con Esme, Emmett y Rosalie, eso no ocurrió.

-Me niego a aceptar que te quedes con esa insignificante muchacha, Edward-atacó de nuevo Esme.

-¡Marcharos!-Rugió Edward-No voy a aceptar que entréis en la que va a ser nuestra casa y le faltes el respeto a Ella. Por encima de mi cadáver.

-Esto no quedará así, hermano-terminó Emmett.

Y los tres salieron por la ventana. Edward tenía las manos apretadas y cerradas en puños. Las uñas de sus dedos se le clavaban en la palma de la mano. Ella apoyó una mano en el hombro de su amado. Este se giró para mirarla, le sonrió y, finalmente, le dio un beso en la frente para acostarse, a continuación, en su cama.

Continuará.....

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