Entre tú y yo (Edward Cullen y tú) TERMINADA

24

-Edward tenemos que hablar- dije acercándome a él.

-¿qué pasa?- me preguntó.

-Es que... quiero tener hijos ¿sabes? y después de lo de Isabela, al ver que es posible tenerlos, quiero intentarlo.

-Pero Cat, es muy arriesgado, Isabela podría haber muerto en el intento- me dijo.

-Pero Edward ¿nunca has querido formar una familia?- le pregunté.

-Si, pero no pondría nunca tu vida en riesgo, tienes que entender que hemos arriesgado mucho, y que si seguimos aquí juntos... no se como lo hemos conseguido, la verdad.

-Edward, por favor ¿podrías pensarlo aunque sea? podríamos ir a donde los Volturis, preguntarles los riesgos y si vemos que es peligroso volver- le dije.

-Pero Cat ¡no es tan fácil!- dijo Edward subiendo la voz.

-Por favor, confía en mí, déjame intentarlo- le pedí.

-Esta bien, pero si no me gusta lo que dicen no lo haremos- dijo y yo asentí.

Le di una abrazo y me susurró algo al oído- Cat, vas a acabar con tu vida como sigas arriesgandote así.

-Lo sé, pero creo que merece la pena.

Dos días después salimos en busca de los Vulturis, cuando llegamos un nerviosismo enorme invadió cada centímetro de mi cuerpo, lo que hizo que me quedara tensa.

-¿estás bien?- me preguntó Edward y yo asentí y entramos en la sala.

-Vaya vaya ¿qué le tra por aquí al asombroso Edward Cullen y a su mujer?- nos preguntó Aro.

-Queremos pedirte un favor, queremos tener un hijo- le dije.

-Sabeis que tendréis que asumir consecuencias por lo tal ¿verdad?- preguntó Jane.

-Si, eso es lo que venimos a preguntar ¿cuales son las consecuencias? ¿Como lo hizo Isabela?- les pregunté.

-Bueno, para hacer nacer una criatura, tendréis que matar a otra- dijo Aro.

-¿matar a otra persona?

-Si, aunque Isabela fue inteligente en su decisión- dijo Caius.

-¿qué es lo que hizo?- preguntó Edward.

-Bueno, mientras se pensaba con que vida acabar, resulta que tuvo gemelas y mató a una de ellas- respondió Aro.

Y no podía dejar de pensar en lo horrible que sería eso, matar a tu propia hija. Era un bebé que no haría daño a nadie, pero ella le había arrebatado su vida, como si fuese tan fácil como arrancar una flor de un jardín.

-¿No hay otra manera de hacerlo?- preguntó Edward.

-Si, pero no creo que cedais- respondió Aro.

-Dimelo, por favor ¿que podemos hacer?- supliqué.

-Podeís dejar que arrebate los poderes de uno de los dos y estaremos en paz.

Y sin pensármelo mucho respondí:

-Hecho.

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SIENTO HABER TARDADO TANTO EN ESCRIBIR ESTE CAPÍTULO, LAS VACACIONES ACABAN CONMIGO.