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Horror. Eso era lo único que veía Shinichi a su alrededor... Ese día prometía ser bastante divertido y alegre para él ojiazul, más nunca pensó en como una sola equivocación ocasionaría el desastre que ahora había en todo el lugar.
Toda la gente se encontraba corriendo por todos lados, intentando protegerse del fuego, que de a poco comenzaba a expandirse por todo el sitio; por todo el lugar se escuchaban los gritos y llantos de varios niños que no sabían que hacer o que no lograban encontrar a sus padres; las sirenas de los bomberos comenzaron a sonar cada vez más y más fuerte, dando a entender que dentro de poco llegarían; Yusaku intentaba ayudar a toda la gente que podía a que evacuará lo mejor posible el lugar, al igual que Yukiko, mientras que él solo veía todo desde lo lejos.
Más aquella escena, rompió en trozos el corazón del pequeño detective; el ver a su nuevo mejor amigo, siendo jalado por su madre quien se encontraba casi al borde del llanto para evitar salir herida, mientras él ojivioleta solo tenía la mirada perdida y vacía, su cuerpo permanecía inerte a todo lo que había a su alrededor.
Nunca pensó que el día que más esperaba a que llegara se convertiría en el peor que hubiera deseado que viviera él joven aspirante a mago. Más ya había ocurrido, el destino había escogido ese día tan especial para él, para convertirlo en el peor y en el más doloroso que todos o la mayor parte pudieran recordar.
Muchos sufren y lloran por la muerte de Toichi Kuroba, el mejor mago de todos los tiempos, reconocido no solo en Japón sino en todo el mundo; pero solo Kaito y Chikage lloran por la muerte de Toichi, la persona que iluminaba sus días sombríos y mejoraba aún mas los claros, aquel que siempre juro él estar con ellos y apoyarlos pase lo que pase.
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Todo había comenzado en la casa de los Kudo; Shinichi se había levantado desde muy temprano con bastante energía en su interior.
Por fin; después de una semana entera volvería a ver a Kaito y además le habían dado permiso de quedarse a dormir en su casa. Todo era perfecto.
--Shinichi --Aviso Yukiko mientras terminaba de colocarse su último pendiente -- ya casi es hora... ¿Ya llevas todo?
Él ojiazul bajo corriendo de las escaleras con una gran sonrisa y un ligero rubor de felicidad que fácilmente se veía; mientras cargaba una mochila roja en su espalda que parecía bastante pesada, Yukiko solo al verlo, lo miro muy enternecida.
--si --Asintió al mismo tiempo, mientras dejaba ver su mochila a la ex-actriz --¿Ya nos vamos?
--Pues... Sólo falta que tu padre nos avise --exclamo mientras intentaba arreglar los cabellos desalineados del joven detective, más no lo conseguía por la gran interacción de este --shinichi, quédate quieto.
Sin embargo; este no podía, quería irse cuanto antes, quería poder jugar y mostrar nuevamente sus verdaderas capacidades de detective frente al ojivioleta, además de querer agradecerle aún más por el libro que le había regalado.
Después de festejar el cumpleaños de Kaito y haber sido llevado a su cuarto mientras dormía por sus padres, estuvo pensando en alguna otra forma de agradecer él obsequio; desde el comienzo de clases hasta cuándo cerraba sus ojos para ir con Morfeo, pero aún no obtenía nada, no sabía que lograría superar él regalo que recibió.
Yukiko y Yusaku; ese día tenían una reunión de ex alumnos después del espectáculo de Toichi, ellos habían pensado en dejar a Shinichi bajo el cuidado de la familia de Ran, más este les pidió que lo dejarán con los Kuroba.
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Nuestra Melodía
AcakLo que había empezado como un castigo para un pequeño detective de siete años, paso a convertirse en el principio de los mejores momentos que en toda su vida haya vivido... Dicen que la gente no puede olvidar nunca, una melodía que tanto a apreciado...