Pokémon relámpago.

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Se limitó a observar al castaño con una sonrisa. Miró el cielo estrellado para acto seguido bostezar.

– Red te ves muy cansado... – dijo con cierta preocupación – ¿Regresarás al monte plateado? – preguntó no queriendo saber la respuesta, aun así volteó a verlo.

Red le devolvió el gesto. Encontrándose con esa mirada entre preocupación y... ¿Tristeza?

– ¿Estás triste? – es lo único que atinó a preguntar, deteniendo su andar.

– Bueno yo... – No quiero que te vayas – Podría ser peligroso... Son ya las 11:00 de la noche... La cima del monte estaría en completa oscuridad y a estas horas hay ventisca en la cima regularmente... Aún si sabes llegar, es muy riesgoso... – se excusó con algo de verdad en ello.

Red no lo había pensado en realidad.

– Tienes razón – dijo apenado.

– Ummm bueno... Si quieres puedes quedarte en mi casa... – ¡Creo que eso se escuchó mal! – ¡Quiero decir! – trató de corregirse con un sonrojo.

– Si no es mucha molestia – interrumpió con una sonrisa.

Aquello solo provocó que el de ojos miel se avergonzara aún más. Causando una pequeña risa en el de cabellos cafés.

Llegaron a casa. Jolteon, Pikachu e Eevee los habían estado esperando. El resto de pokémon de Red, estaban junto a los de Green en el enorme patio. En cuanto abrieron la puerta fueron recibidos efusivamente por sus respectivos iniciales. Ambos entrenadores rieron.

Green se dirigió a su cuarto y Red esperó en la sala con Eevee en brazos.

– Red, ¿podrías venir? – exclamó desde su cuarto.

– ¡Voy! –

Una vez llegó al cuarto, con cierta emoción de encontrar a Green de manera comprometedora, se rompió aquella ilusión cuando lo vio vestido con unos pants grises para dormir, una camiseta negra algo ajustada, que juraba haber visto alguna vez en su vida y unas pantuflas de Eevee.

– Tengo esto de pijama que quizá puedas usar – le tendió la ropa mientras se sentaba en la cama.

Consistía de una camiseta manga larga azul, un pijama de franela gris y unos calcetines blancos. Red sonrió de manera extraña y luego miró a Green.

– ¿Y bien? ¿Por qué no te la mides a ver si te queda? – dijo al ver la sonrisa de Red.

Este asintió, con una mirada de picardía. El castaño no entendió aquello. Sin más se quitó la camisa. El menor, abrió los ojos como plato.

– ¡¿Qué haces?! – exclamó con su corazón a mil por hora.

Red quiso reír por tal reacción, sin embargo, se hizo el que no sabía, acercándose a Green, el cuál retrocedió en su propia cama, más, Red seguía acercándose, el castaño por su parte, ya no podía retroceder, al grado de quedar acostado por completo con el de ojos cafés encima.

Se relamió los labios al verlo tan vulnerable bajo él. De verdad tenía mucho apetito de esos labios.

El castaño sentía la boca seca, por lo que se relamió los labios a manera de hidratarse. Red tomó eso como cortejo y se acercó a morder el cuello del menor. Causando un leve jadeo en el cuerpo que estaba debajo.

– Green... – susurró aun en el cuello del chico, causándole un escalofrío.

– Red... – Jadeó nuevamente.

Sin embargo el castaño no mostraba resistencia, por lo que el de cabellos cafés se acercó a besarlo, mientras que una de sus manos descendía desde su mejilla a su pecho.

De vacaciones en Alola (Originalshipping) (Red x Green) (Namelessshipping)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora