Piel con piel.

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– Estuve pensándolo un poco... – el de cabello marrón notó al instante el tono de voz tan distinto al habitual, por lo que prestó más atención – ¿Qué se sentirá hacerlo en una bañera? –

El aludido se sonrojó bastante por semejante pregunta. El castaño decidió no perder el tiempo y dejó de darle la espalda para verlo a los ojos un momento y besarlo presuroso.

Red acarició la espalda del castaño hasta que terminó el beso.

– Lo siento Red, pierdo completamente la razón al estar piel con piel –

Dicho aquello se relamió, con intención de recordar el sabor de esos fríos labios. El entrenador del silencio por otro lado, aprovechó que el otro estaba sumido en sus pensamientos para atraerlo hacia sí y besarlo con deseo.

– ¿Podrías abrir la boca? – pidió cuando se separó un poco del castaño.

Sin pronunciar una sola palabra obedeció, sintiendo la experta lengua de Red rozar la suya desesperadamente. Ambos dejaron escapar un jadeo en medio del beso.

Esto se siente muy bien, quizá debería dejarme llevar un poco – pensó el castaño.

Se separaron y Green pudo notar aquella leve sonrisa en Red. Pero entonces cayó en la cuenta de algo...

– ¿En serio vamos a hacerlo en una tina? – cuestionó extrañado.

– ¿De qué hablas? Si tú propusiste la idea –

– No seas inocente Red – se acercó a él, quedando a escasos centímetros de sus labios, para tirar del tapón de la tina, drenándola – Solo quería molestarte un poco, pero veo que solo provoqué deseo en ti –

– Parece que tomaste una decisión –

– Me ayudaste a decidir –

– Entonces deja de perder el tiempo y empieza por acercarte –

Aquella frase lo impulsó a besar al contrario. Los deseos de fundirse en uno solo se vieron disparados tras aquel beso cargado de pasión. Aunque después de todo, era un beso, tan simple como eso.

Se separaron a falta de aire. Green se había sentado sobre el contrario.

– Besarte es como un capricho – susurró para besar su cuello.

– ¿De qué hablas? – cuestionó el castaño entre suaves risas.

Las manos de Red recorrían cada centímetro de aquella piel nívea. No había oxigeno que aguantara tal combustión de sentimientos.

– ¿Podría? – pidió el de cabello marrón.

Sin pensarlo dos veces asintió. A la par que Red pasaba su mano desde su abdomen a su miembro, donde besó su cuello y comenzó un lento vaivén. Los discretos gemidos inundaron los oídos de Red.

– Hace mucho que esperaba por tocarlo nuevamente –

– No seas idiota, ¿y cuándo básicamente me violaste en el Monte Plateado qué fue? – refunfuñó.

Red en venganza, lo estimuló de manera rápida, y aprovechó para introducir uno de sus dedos.

– ¡Espera Red! – jadeó desesperado.

– No hagas mucho ruido que podrían escucharnos – canturreó el entrenador del silencio.

– I-Idiota... Esto lo haces en venga-anza – susurró con su cuerpo temblando.

Se siente tan bien, aunque no quiero darle el gusto al idiota de verme de este modo –

Trató de soportar los gemidos, al mismo tiempo que el entrenador del silencio introducía un segundo dedo, haciendo el vaivén tan rápido que apenas podía resistirlo.

De vacaciones en Alola (Originalshipping) (Red x Green) (Namelessshipping)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora