~Parte 2: La Driadae y incio de la historia.

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Espero les guste.

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- Bueno... ¿Te quedaras ahí o tomaras asiento? - Isaac ofreció asiento frente a el.

Los ojos ámbar dudaron, por un momento, dos pequeños bultos debajo de la capucha se movían de lado a lado, como buscando captar algo, al lado del herrero la espada Hida capto de una vez esos movimientos.

«¿Lo notaste verdad?» De una vez señalo esa peculiaridad.

- Vamos, no hace falta que despliegues tensión de combate - Esto causo curiosidad, con cautela se deslizo hasta estar de frente y se sentó cara a cara con Isaac.

La razón por la que estaba tan seguro y calmado en ese instante, era debido a que su pasiva se había activado, esto solo sucedería mientras alguien deliberadamente se preparara para atacar, posiblemente, debajo de la gruesa gabardina, su visitante estuviera empuñando una herramienta de muerte.

- ¿Sabes por que razón eh venido? - Una joven voz escapo, lenta y de forma calmada se tomo su tiempo para pronunciarlas.

- ¿Un mal negocio o un admirador? Aunque si es lo ultimo ¡no estoy interesado! Me halagas pero me gustan las mujeres. - Respondió con una sonrisa amable.

El hecho de que pueda decir tantas estupideces es prueba de que el aire no se a relajado, debajo de la gabardina puños se formaron, Isaac consiente de ello empezó a pensar en una estrategia, no sabría si podría enfrentar al enemigo que tenia de frente.

«Temo que tendremos que enfrentar las puertas de la muerta una vez mas compañero» Dijo Hida.

«Yare yare, pero no me llames compañero, amigo» Agradeció mil veces su pasiva, de ser su yo normal estaría temblando de miedo. - Entonces, me gustaría que me dijeras a que has venido -

Lentamente, mientras esperaba a que dijera su asunto movió su mano hacia Hida, aunque no conocía mucho sobre su enemigo tenia una idea de lo que podría ser, sobre todo por el ligero movimiento de dos bultos sobre su cabeza, la idea de una sola raza le llego a la cabeza; Driadae, una de las seis razas no humanas, vagamente recuerda que logro ver alguno anteriormente, parecidos a humanos pero con características bestiales, manos y hombros cubiertos de paisaje, garras afiladas, sentidos mejorados y orejas sobre sus cabezas, eran estas características la insignia que los distinguía, muy para su mala suerte si es el caso de que su visitante sea uno.

- “Los Driadaes son una raza orientada al combate, naturalmente dotados para matar y sobrevivir” - Mientras recordaba las palabras de Hida tan pronto sospechaba la naturaleza de su enemigo, sus dedos rozaron el pomo de la Claymore, en un apuro podría utilizar <Rebelion> ahora, después de todo solo necesitaba el toque con una mano sobre el arma.

- Así que, supongo que ninguna serpiente puede pasar cerca de otra sin estar en peligro de moderse entre ellas je~ - Las palabras lo tomaron algo desprevenido.

Tan pronto quería decir algo, una punta afilada estaba tocando su manzana de Adán, afilada y punzante se extendía desde un costado de la cintura del encapuchado, de color rojizo una clara cola de escorpión se extendía a no menos de poco mas de un metro de distancia, al final un aguijón con una punta de quince centímetros exudaba veneno y amenazaba con romper la suave piel.

- Que triste, pensé que podría divertirme un poco, dime ¿seria una molestia si alejas tu mano de la espada? - Por un momento pensó en rebanar la cola, pero luego se dio de cuenta que eso es solo un mero delirio.

- Tienes un lindo aguijón. - Alejo un poco la llama de los dedos de la espada.

- Los halagos no te salvaran. - Elevo un poco el aguijón y lo dejo descansar en la yugular, un punto critico si el veneno entra.

¡No Soy Un Héroe!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora