¿Qué hora es?

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Keith

La última semana de clases llegó, Shiro había logrado sacarse aquel tinte y ahora lucía un mechón blanco entre su cabellera negra. El incidente del ladrón había quedado atrás y Lance apenas se estaba recuperando del susto. Desde ese día, Shiro se ha quedado en mi departamento, Lance también empezó a venir más y sin darnos cuenta ya se habían mudado los dos a mi hogar en cuestión de una semana y media.

Mamá apareció el domingo después del incidente y me avisó que la fiesta y la reunión había sido un éxito. Ahora ella tenía asuntos pendientes en Texas y en Florida, así que no se quedó por mucho y el lunes ya había empezado a viajar de nuevo.

La madre de Lance estaba más que encantada con Shiro, ella decía que era un alfa muy fuerte y guapo. Mientras que a mí me trataba como a otro de sus hijos, incluso empezó a recomendarme que me cortara el cabello para que no pareciera un chico deprimido. Lance no paraba de burlarse de mí después de eso.

Shiro también empezó a ir por nosotros a la preparatoria y los rumores de nuestra relación no se hizo esperar. Cuando todos a enteraron y los rumores llegaron a su nuevo empleo, empezó a tener problemas. Por suerte el director supo entender la situación y no termino perdiendo su plaza. Bueno, tal vez tuvo que ver un poco que mi madre conociera al director. 

Aún no había empezado a dar clases, pero había mucho papeleo pendiente y nada más entrando en septiembre iniciaría su trabajo como profesor de cálculo integral. Shiro en verdad es un buen profesor, ha trabajado duro para llegar hasta donde está.

Hoy era jueves, mañana sería el último día de clases y, al parecer, uno de nuestros compañeros había organizado una fiesta. Un chico alfa bastante rico cuya mansión estaría sola todo el fin de semana. La verdad no estaba interesado hasta que Lance y Pidge me saltaron encima diciendo que era necesario que fuera.

—Vamos, será divertido. Podemos llevar a Shiro y bailar los tres— decía el moreno con alegría mientras almorzábamos en la cafetería.

—Lance, ni siquiera me gusta bailar — contradije.

—Pero puedes agarrarle el gusto, no me digas que no quieres bailar pegado a Shiro y...

—¡No frente a mi hamburguesa!— gritó Hunk y yo no pude evitar reír por lo bajo.

—Supongo que si van ustedes me terminarán arrastrando— me resigné después de que Lance siguiera insistiendo.

—Asi se habla.

Cuando el almuerzo terminó cada quien se fue a su clase, la última fue la más pesada debido a que al profesor Alfor se le dió por evaluarnos con un examen sorpresa, aunque la verdadera sorpresa fue ver la buena nota de Lance. Las tutorías de la semana pasada habían funcionado. Salimos e invité a los chicos al departamento para jugar videojuegos, la verdad es que nos estamos uniendo más, en verdad puedo llamarlos mis amigos, por muy raro que eso suene en mi mente.

A la salida estaba Shiro esperando, me dirigí a mi motocicleta mientras que los demás se iban en la camioneta. Cuando llegamos Shiro se despidió, tenía que ir al trabajo para arreglar algunas cosas.

—Bueno, he de admitir que tu departamento es agradable— dijo Pidge. Ella había acaparado todo el sofá, mientras que Hunk acariciaba y jugaba con Cosmo.

Lance simplemente se fue a nuestra habitación para cambiarse el uniforme. Cuando salió traía una de las camisas de Shiro que le quedaba enorme y mis jeans gastados, lo miré por un momento pensando en que tal vez debería traer ropa, ya que pasa la mayor parte del tiempo aquí.

Jugamos toda la tarde, ya en la noche me ofrecí de llevar a Hunk a casa, porque él era el que vivía más lejos, mientras que Pidge aseguró que su hermano pasaría por ella.

Dieron las diez y Shiro llegó acompañado de un castaño que era aterradoramente parecido a nuestra amiga. El chico se llama Matt y es abogado, además de ser el mejor amigo de Shiro.

—Bueno, Katie vamos— dijo el castaño mientras tomaba la pesada mochila de nuestra amiga y se despedía de Shiro con un empujón—. Descansen chicos, no molesten mucho a los vecinos.

Y se fueron.

Después de eso, Shiro cenó algo y todos nos fuimos a la cama. Lance fue el primero en quedarse dormido ya que él siempre se levanta temprano cuando se queda en casa de sus padres. Ayer había tenido que ir para ayudar a su abuelo con algunas cosas que quería vender. Luego de platicar un rato Shiro y yo también dormimos.

💜💜💜

Un mensaje me despertó a las dos y media de la madrugada. El maldito número desconocido de nuevo se proyectaba en mi pantalla. Con cuidado salí de la habitación y me encerré en el baño antes de abrir el mensaje.

"¿Qué estás dispuesto a dar para que ya no los aceche a ti y a tu alfa?"

Después de ese mensaje, que claramente no mencionaba nada de Lance, me envió una foto. Es del interior de la casa de Shiro, tenía mis sospechas sobre quién había forzado la cerradura para entrar, especialmente luego de que Shiro se volviera más posesivo. No quería tener razón en esto, pero veo que así era. Lotor estaba asustándome cada vez más.

—Maldita sea— susurré.

De pronto unos golpes en la puerta me hicieron brincar.

—Keith, necesito usar el baño— dijo el castaño desde el otro lado. Borré el mensaje y guardé mi teléfono. Salí del baño y casi al instante Lance entró.

Negué y volví a la habitación. No me desperté en lo que restaba de la noche. Y cuando la alarma del teléfono sonó, me levanté y alisté para la escuela.

Shiro nos llevó y nos dejó en la puerta de la escuela. Último día de clases, Lance no dejaba de hablar respecto de la fiesta de mañana y sobre lo que haría en vacaciones. Él iría a Varadero por dos semanas, y aunque quería llevarnos con él, sabíamos que eso no era económicamente posible.

Las clases pasaron volando, cuando menos lo esperamos la última campanada sonó y toda la escuela se volvió un caos.

—¡Vacaciones!— gritó Pidge.

Todos los pasillos se llenaron de papeles y de estudiantes ansiosos por irse de aquella prisión.

—Oh por dios, al fin— gritaba Lance—. Un año, un maldito año y vendrá la universidad.

Yo ni siquiera sabía si el próximo semestre estaría aquí o volvería a Corea, es algo de lo que aún no hemos hablado y temo que ellos, Shiro y Lance decidan que no vale la pena.

Ese sentimiento amargo me jodió todo en ese instante. Hablar del futuro cuando ni siquiera sabíamos si habría futuro.

—¿What time is it?— Lance volvió a hablar y me sacó de mi mente.

—¿Qué?

—Algun día te haré ver High school musical...

Míos. •Voltron Au•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora