¿Les gustaría tener nietos?

702 26 149
                                    

Shiro:

Ha pasado un año desde que nos fuimos a vivir a Houston. Un año y tres meses de que marqué a Lance y lo hice mío completamente. Y desde entonces he sido la persona mas feliz del mundo, mis dos novios son todo lo que quise y creí que nunca tendría.

Lance era el organizado y entusiasta, trabajaba casi todos los días en su galería y pronto se volvió un artista reconocido en la zona. Tal fue su éxito que invitó a su extraña amiga Amelia para que fueran colaboradores, ella aceptó y ahora viene seguido para trabajar con Lance. Ella seguia viviendo en Nueva York porque tenía su vida hecha allá, muy a su modo, pero siempre que podía mandaba su arte y algunas cosas más.

Keith, por otro lado, seguía siendo el principal líder de su empresa familiar que se dedicaba al empleo de energía renovable y ecológica a nivel mundial. He de creer que muchas veces vi a su familia como una organización criminal, y puede que lo fueran, solo que no eran mafiosos y se encargaban de deshacerse de la basura. No quiero indagar más en ello. Gracias a Keith teníamos una estabilidad económica que nos permitió tomarnos unas vacaciones largas en Japón. Keith seguia siendo el rebelde y el mandón. Tal vez por eso tenía una relación extraña con Lance.

Ambos se llevaban bien casi todo el tiempo y a veces solo se ponían a pelear porque uno de los dos estaba aburrido —normalmente es Lance— y terminaban en una reconciliación bastante acalorada. Pasaban de gritarse e insultarse (nada realmente malo), a besarse y hacerse cosquillas, y muy a menudo daba un resultado sexual.

Entender a ese par de inmaduros era básicamente imposible, su relación era sana, sin duda, pero si lo veías de lejos podrías creer que se acabarían matando. Y bien, realmente es bueno saber que no será así, que al final del día ellos se aman tanto que les cuesta estar sin el otro.

Luego estaba yo.

Yo por mi parte, era un profesor de matemáticas en una nueva escuela. Esta es la tercera escuela en la que doy clases y la verdad que fue mucho mas agradable que la primera (aunque ahí conocí a mis amantes). No es lujosa y algunos alumnos son crueles, pero he encontrado personas interesadas de verdad en su educación, y el plan de estudio es bueno en cuanto a los temas que debo abordar.

Mi vida podría ser perfecta ahora, un buen trabajo y dos amores que me cuidan y los cuido. Sin necesidad de esconder mi pasado o lo que soy en verdad, con toda una buena vida por delante. Luego de lo que todos habíamos pasado, del largo camino que recorrimos, encontramos nuestro hogar.

Y no, no todo era perfecto. A veces alguno pelearía de verdad y se molestaría hasta el punto de no hablar el resto del día. A veces alguien haría algo tonto y le recriminaríamos por eso. Y otras ocasiones Lance tendría un episodio de ansiedad y debíamos lidiar con las palabras hirientes que se decía a sí mismo. Pero lo superábamos, lo hablábamos después e intentamos darle una solución.

En este momento eran las cinco de la mañana. Me encontraba revisando el celular antes de tener que ponerme de pie y empezar a alistarme para el trabajo. A mi derecha estaba Keith, dormido y dándome la espalda mientras prefería abrazar a Kosmo —ni siquiera sé en qué momento el perro se subió—, no hacía ningún ruido y podía sentir su respiración tranquila. A mi izquierda estaba Lance que abrazaba una almohada —vaya nadie quiere abrazarme ahora— y roncaba un poco, la baba escurría de la comisura del labio.

Entré a mis redes sociales y me entretuve viendo memes y algunas otras tonterías. Ya casi daba la media y yo tendría que ponerme de pie y empezar mi rutina antes de ir a la escuela.

—Mm no, no quiero— murmuró Lance.

Dejé mi teléfono y lo miré detenidamente. Su ceño se había fruncido y sus labios se apretaron.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 30, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Míos. •Voltron Au•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora