Diversión Grande

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Lance

Vacaciones, maldita sea. Amo que las vacaciones hayan comenzado. Ya tengo todo listo para ir a Cuba. Aún no lo he hablado con Shiro y Keith del todo, pero solo serían dos semanas.

Visitaría al abuelo Marco nada más llegar a casa, después iría a ver a mis sobrinitos, extrañaba a esos mocosos. Después iría al muelle para poder ver el mar, joder extraño las playas de Cuba, son más limpias y menos llena de gente que las de California. Tal vez iríamos a Varadero para jugar todos en familia.

Mi mamá había hablado de la opción de que mis abuelos se queden allá, con la tía Roxie y con mi hermano Luis, después de todo la visa estaba por vencer y sería bastante difícil mantenernos si no lográbamos aplazarla, era algo de lo que no he querido pensar mucho.

Mis padres se harán cargo, pueden hacer algo para quedarse. Después de todo la empresa de papá en verdad está haciendo un increíble trabajo.

Me miré en el espejo una última vez, traía puestos mis jeans azules, una camisa verde con el estampado de una motocicleta y mis tenis negros. Sonreí satisfecho con el look y salí de la casa dándole un fuerte beso a mi abuela y a mi madre. Después de la fiesta iríamos al departamento de Keith y regresaría hasta el miércoles para terminar todo respecto al viaje. Saldríamos el jueves en la noche, iríamos en avión a Florida y de ahí tomaríamos otro a Cuba.

Keith había traído su motocicleta, a Shiro lo veríamos allá, ya que pasó a su casa y su amigo Matt lo llevaría en el auto de su padre. Matt tenía que ir a la fiesta, esa fue la condición de la señora Holt para dejar que Pidge fuera.

Keith me arrojó el casco negro y yo me lo coloqué con cuidado. Me subí tras él y lo sujeté fuertemente mientras él arrancaba la moto hacia el otro lado de la ciudad.

Durante el viaje escuché al pelinegro quejarse sobre ir a la fiesta. Yo solo lo abrazaba como forma de consuelo ya que dudo que mi voz se escuche claramente.

En cuanto se estacionó cerca del cúmulo de autos me bajé y retiré el casco. Estaba sudando mucho por alguna razón.

-Keith, me siento extraño- dije sintiendo mi piel hormigueando. No podía ser el celo, no aún.

-Seguro fue el viaje- me respondió el coreano mientras empezaba a andar hacia la mansión.

Es exactamente como me lo imaginé, una enorme casa con amplio jardín, piscina y mucha vegetación. La música de adentro nos invitaba a bailar, mientras que los jardines ya estaban llenos de basura y jóvenes besandose y...oh, creo que algunos ya están cogiendo de forma descarada.

Entramos y la música se amplificó, el salón principal estaba lleno de luces de colores y de adolescentes gritando y bailando. Buscamos con la mirada a nuestros amigos, a lo lejos pude ver a Hunk junto a una linda chica morena de cabello corto.

-Hey- lo saludé mientras esquivaba a la gente para llegar a él, tenía de la mano a Keith que solo se quejaba más.

-H-hola Lance- dijo el mas grande con un enorme sonrojo.

-Supongo que eres Shay, ¿No?- dije dirigiéndome a la chica, ella sonrió y un enorme sonrojo se instaló en sus mejillas. Tal para cual-. Es un placer.

-I-igual, Hunk me ha hablado de tí...Lance.

-Espero que puras cosas buenas- sonreí y le guiñé un ojo. Ella se puso aún más roja.

-¿Y los demás?- preguntó Keith.

-Aun no llegan, dicen que Pidge invitó a su amiga y que pasarían por ella.

Míos. •Voltron Au•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora