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La lluvia dejó de caer por la madrugada, tras una tormenta que no parecía tener fin. Y el sol, como la estrella brillante que era, salió para iluminar el cielo de Seúl desde temprano.

Sehun contempló el espectáculo desde su ventana, con una taza de café en la mano y envuelto en una cálida bata negra. No había podido dormir bien, así que se levantó en cuanto el primer rayo de luz entró en su habitación.

Su mente trabajaba con rapidez, al poner en orden las preguntas que le haría a Yixing cuando despertara. Estaba bien si no recibía ninguna respuesta, pero al menos quería intentarlo. Tal vez su hyung sólo necesitaba un pequeño empujón.

Se metió en la ducha al terminar el último sorbo del líquido amargo. Sus músculos se relajaron bajo el chorro de agua caliente, eliminando la tensión que no sabía que había acumulado a lo largo de la noche.

Luego de vestirse y de prepararse para el trabajo, Sehun se dirigió a la cocina para preparar el desayuno. No era bueno cocinando, así que se limitó a calentar lo que había en su refrigerador y a colocar dos rebanadas de pan en la tostadora.

Eran casi las nueve cuando la mesa quedó lista. Dos platos, dos vasos, alimento caliente y jugo de naranja recién exprimido. Sehun se esforzó, poniendo más empeño del usual porque se trataba de su mejor amigo.

—Hiciste el desayuno.

Sehun levantó la mirada del tenedor que había colocado sobre su plato. Se encontró con un Yixing que lucía adorable, con el cabello revuelto y los ojos entrecerrados por el sueño.

—Siéntate, hyung —No pretendió sonar tan serio, mucho menos enojado, pero su voz pareció dar esa impresión.

Yixing se talló los ojos y obedeció. Tomó la cuchara, sin saber por dónde comenzar. Decidió tomar un poco de arroz.

Sehun observó cada uno de sus movimientos con atención. Notó cierta incomodidad en Yixing, como si ambos no se conocieran de toda la vida. No le gustó la sensación, por lo que decidió romper la tensa atmósfera que se había formado a su alrededor.

Primero colocó un poco de pescado sobre el arroz de Yixing, para incentivarlo a comer más. Buscó su mirada, después lanzó su primera pregunta.

—¿Qué sucedió ayer?

Yixing bajó la mirada y se llevó a la boca una porción grande de kimchi con pescado. No quería hablar.

—¿Qué hay del currículum? —Siguió Sehun—. Ya no me cuentas nada últimamente.

Otro bocado.

—¿No hablarás?

Yixing se metió un bocado tras otro, hasta que sus mejillas se inflaron por el exceso de comida.

—Está bien, no necesitas contestar —Sehun clavó su cuchara en el arroz—. Sólo come despacio. Entiendo si no quieres hablar de eso, a veces puede ser difícil —Debía dejar de hablar, o al menos cambiar de tema—. Hyung, ¿podrías conseguirme otra ama de llaves?

—Yo seré tu ama de llaves.

Sehun dejó caer sus palillos.

—Tienes que decirme lo que sucede, Xing. ¿De verdad te fuiste de tu casa?

Yixing tomó con más fuerza su cuchara. Quería apoyarse de algo antes de hablar, antes de contarle la verdad. No podía guardar más secretos, ya no.

—Te lo dije, Sehun-ah. Ya no tengo una casa —Tomó aire antes de volver a hablar—. Junmyeon y yo nos divorciamos hace un año.

—¿Por qué juegas conmigo? Es imposible que no me haya enterado de algo así —Debía ser una broma, porque Sehun jamás se perdonaría no haber estado ahí para Yixing cuando más lo necesitaba—. Me tengo que ir. Llama cuando vuelvas a casa, por favor.

Eres un capítulo aparte [SeXing]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora