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La promesa de no más peleas se rompió una semana después de su llegada a Seúl, luego de un largo mes en Japón. Junmyeon volvió a explotar con facilidad, sobre todo cuando su opinión no coincidía con la de Yixing para los detalles finales de su nuevo hogar.

El fuerte carácter de Yixing emergía de su usual calma, haciendo que los gritos se volvieran ensordecedores. Y cuando el fuego de la discusión era avivado enérgicamente, el menor tomaba cualquier objeto a su alcance y se lo lanzaba a Junmyeon con todas sus fuerzas. Herido, el hombre salía de la casa y no volvía hasta el anochecer, exigiendo una disculpa por lo que él había iniciado. Yixing accedía, sólo para no comenzar con otra discusión que no llevaría a ninguna parte.

Cuando la mudanza llegó, hubo una repentina calma que ninguno de los dos supo de dónde provenía. A Junmyeon le comenzaba a ir bien con su recién formada empresa, mientras que Yixing recibía un buen sueldo por las composiciones que hacía a nuevos artistas. Eso les permitió amueblar la construcción y convertirla en los vestigios de un hogar.

Los gritos se detuvieron de nuevo. Yixing ya no tenía las fuerzas para hablar más de lo debido, sólo quería yacer en su cama y dormir. Junmyeon lo arrastró a un consultorio médico, luego de dictaminar que la situación no podía ser normal. Ahí les anunciaron, con una sonrisa y los resultados de una prueba positiva, que ambos se convertirían en padres. Yixing apenas pudo procesar la noticia. Su esposo, por el contrario, estalló en alegría y le agradeció por concederle aquel privilegio. 

Aquella noche hicieron muchas llamadas, para informar a gran parte de la familia y a los amigos más cercanos.

La voz de Yixing tembló cuando le contó a Sehun. Junmyeon ya estaba dormido, por lo que estaba solo en la sala, en mitad de la noche y con el celular fuertemente pegado contra su oreja.

—Vas a tener un bebé —repitió Sehun. No había rastro de emociones en su voz, ni felicidad ni confusión, mucho menos disgusto. No había nada—. Eso es genial, hyung.

—Tengo doce semanas —continuó Yixing—. Sehun-ah, ¿no es muy pronto para un bebé?

Lo era, Sehun también lo creía. No había pasado mucho desde su boda, por lo que era claro que la concepción de la criatura había tenido lugar durante su luna de miel. Tan pronto.

—¿No estás listo? —inquirió el menor—. Xing, eres capaz de tener un bebé. El momento perfecto no existe, ¿lo sabes?

—Ya. ¿Por qué hablas de forma tan madura?

—Soy escritor, me pagan por hablar así.

Yixing soltó una risa suave.

—¿Vendrás a verme?

Sehun guardó silencio por varios segundos. Yixing no pudo verlo, pero su mirada estaba fija en el techo de su habitación, mientras su cabeza buscaba una respuesta adecuada. Si era sincero, él no quería ver a Yixing junto a su esposo, mucho menos en un ambiente tan hogareño.

—¿Quieres que lo haga? —dijo finalmente.

—Me gustaría —asintió—. No me has visitado desde que me mudé.

—La universidad, hyung —Se excusó. Eso no era mentira del todo, las clases apenas le dejaban dormir más de tres horas seguidas—. He pensado seriamente en dejar la escuela. Ya soy famoso de todos modos.

—Te golpearé la próxima vez que te vea por decir eso.

—Entonces no iré a visitarte.

—Te espero el viernes, niño. Sin excusas.

—¡Hyung....!

Yixing colgó, sin darle oportunidad para que pudiera oponerse o quejarse.

Así, Sehun se presentó el día acordado con su mochila colgada en el hombro, después de terminar su última clase por la tarde.

Eres un capítulo aparte [SeXing]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora