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Para un hombre de su edad resultaba extraña la forma en que andaba por la calle en plena mañana, con las manos en el interior de sus bolsillos, una sonrisa de oreja a oreja y esos saltitos infantiles que apenas podían abarcar los pasos de su subordinado.

Sehun intentó detenerlo, pero su jefe parecía tener demasiada energía aquel día. Hizo una nota mental para enviarle un mensaje a la pequeña Yerim y aconsejarle que mantuviera la cafetera lejos de su padre.

—Es sólo una reunión —dijo Sehun, deteniéndose en seco para mirar al mayor.

Baekhyun alzó la mirada y agitó la cabeza en negación.

—Es una oportunidad, Sehun. ¡Haremos que Jung Yoonoh firme ese contrato!

—No aceptará —El menor no quiso ser negativo, sólo realista.

—¿Quieres apostar tu salario del mes?

—Es un trato. Apuesto mi salario y usted el suyo.

—Trato hecho —Baekhyun picoteó el estómago de Sehun, importándole poco que el más alto le miraba con una ceja fruncida—. Hecho, hecho, hecho —canturreó.

Se adelantó dos pasos para llegar a la puerta de la cafetería donde se había acordado la reunión, se introdujo con un brinco más y buscó entre las mesas a su objetivo. Sehun lo siguió, atento a la reacción de su jefe cuando reconociera a Yoonoh.

—Oh, ahí está —Baekhyun apuntó a una mesa en el centro del local, donde Yoonoh pasaba con tranquilidad la página de un libro—. ¿No se ve guapo? Un hombre que lee siempre es atractivo. ¿No te parece que....?

La voz se le cortó cuando Yoonoh giró el rostro un par de centímetros a la izquierda, dándole un mejor ángulo de cada una de sus facciones. Maldijo en voz baja después de reconocer a Yoonoh como aquel jovencito al que le había sugerido con descaro comprar los libros de su editorial.

—Perderá en menos de cinco segundos —La voz de Sehun fue despreocupada, pero Baekhyun pudo palpar la burla que se escondía en cada palabra—. Vamos.

Baekhyun se obligó a no salir corriendo de la cafetería. Caminó con desgano, quejándose como un niño pequeño hasta que llegó frente a la mesa de Yoonoh, entonces compuso la mejor sonrisa que tenía y esperó a que el artista lo notara.

Yoonoh levantó la vista de su libro cuando Sehun se aclaró la garganta, se puso de pie y los saludó con una breve reverencia a cada uno.

—Hola, soy Oh Sehun —El editor esbozó una pequeña sonrisa, tan efímera que apenas fue perceptible.

—Yo soy Byun Baekhyun, presidente de la editorial SM —Estiró su mano, como una muestra extra de cortesía.

—Adelante, por favor —Yoonoh le sonrió y señaló los asientos dispuestos frente a él, ignorando por completo la mano del más bajito.

—Parece que nuestros destinos están unidos, ¿no es así? —comentó Baekhyun, fingiendo que todo estaba bien—. Debo confesarle que creí que era modelo cuando lo vi en esa librería.

—A su libro no parece irle bien en las promociones, ¿cierto? —le cortó Yoonoh, con un ligero tono condescendiente—. Debe sentirse terrible.

Baekhyun se removió en su asiento con incomodidad. Quizá Sehun tenía razón, debió quedarse en la editorial y esperar.

—Un poco —contestó finalmente.

Yoonoh apartó su mirada del presidente de la editorial y se centró en el escritor.

—Leí todos los libros que publicó.

—Gracias. Yo también he visto las portadas que ha diseñado.

Eres un capítulo aparte [SeXing]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora