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Como con todas las cosas relacionadas con la magia de la línea de sangre, había un equilibrio armónico de dar y recibir que se mantenía entre el cambiador de piel y la bestia. Así como sólo la muerte puede pagar por la vida, no se puede dar sin recibir. Usualmente esto se manifestaría en rasgos compartidos entre las dos entidades; el hombre exhibiendo algunos hábitos prevalentes de la bestia, y la bestia evolucionando hacia una sensibilidad e intelecto más agudos y que pudieran entender mejor el mundo a su alrededor más allá de sus instintos básicos. La primera vez que Arya salió de Nymeria después de caminar intencionalmente sobre la piel del lobo, tuvo que luchar durante una semana contra la necesidad de rascarse detrás de su oreja izquierda y se despertaba gruñendo por la noche. A medida que su vínculo se profundizaba, Nymeria, a su vez, fue comprendiendo muchas de las palabras que se hablaban a su alrededor y fue capaz de responder dentro de sus posibilidades de una manera que era mucho más humana de lo que cualquier simple lobo podría aspirar lograr. Cuando se había metido en la piel de un gato que le gustaba en Braavos, se dio cuenta de que durante un tiempo podía ver claramente por la noche, incluso cuando no había luna en el cielo. Y el gato, de repente, estaba muy consciente de dónde podía robar un pescado fresco en los muelles todas las mañanas sin ser perseguido ni atacado.
Arya le había dado a Drogon un empujón para que se despertara, y encendió su deseo de ver a su madre. Ella había movido torpemente, sin gracia, algunos de sus enormes miembros, y a cambio se quemó, su propia sangre castigándola al llevar el calor de él incluso después de que ella volviese a su piel.
Todo sucedió en una espesa niebla roja para ella una vez que abrió sus propios ojos. Podía oír a Daenerys decir su nombre; sentirse ella misma descansando en el regazo de la mujer más pequeña. La ira que el gigante negro dirigió hacia ella la sacudió incluso al aire libre, y ella se había puesto en pie, esperando por completo un ataque físico que encarnase el ultraje mental. Había ocurrido un crujido - podía recordar que se había caído de espaldas, asombrada por lo frío que sentía el césped debajo de ella. La línea entre lo que era real en la piel del dragón y su propia piel se difuminó, e instintivamente desenvainó su espada, sintiendo la amenaza irradiando hacia ella.
Vio a Dany, en un momento que se registró como una completa osadía, abrazar al monstruo. Transfijada, envainó su espada, obedeciendo la orden dada, sus pies moviéndose por sí mismos para dar un paso al lado de la Reina de plata que detuvo su muerte. Amaré a esta criatura que no desea nada más que matarme, porque tú lo amas, había pensado ella, su corazón ardiendo en su pecho. Él es tuyo, y yo estoy bajo juramento hacia ti, así que puede acabar conmigo, si eso es lo que decretas.
El demonio de fuego no volvió a explotar. Sin embargo, aún así, tomó lo que le correspondía, quemando y devorando el caballo de Missandei antes de volver a volar, la toxina corriendo por sus colosales venas exigiéndole que encontrara un lugar fresco y oscuro en el que descansar.
Recordó haber oído los gritos de pánico de los otros dos caballos, entendiendo su miedo de una forma que nadie más que un cambia pieles podría. Los tocó con cuidado, sintiendo el ardor de sus propias palmas y tratando de protegerlos de ello. Daenerys y Missandei iban con ella, trayendo los cascos alarmados al lugar y tratando de no mirar la tierra ennegrecida a sólo unos metros de distancia. Se sintió mareada, el continuo calor de la sangre del dragón sobrecargando su fría figura del norte.
Se fue al arroyo.
Y luego no pudo moverse.
Ella sabía exactamente lo que había pasado, tan pronto como las primeras palabras salieron de los labios de la maldita perra. Se maldijo a sí misma por su descuido mientras se veía despojada de su equipo, maldiciendo ineficazmente dentro de su propio cuerpo. Entonces pensó en su hermano Bran, cuando trató de darle una patada a su pierna, recordando la última vez que lo había visto; un cuerpo roto en una cama de gran tamaño con su madre encorvada sobre él, hombros temblorosos, demasiado apesadumbrada para decir adiós a su padre, a ella y a Sansa.

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Lealtad // [danyxarya]
FanfictionRESUMEN: Después del final de la guerra en la cual se unieron los Siete Reinos, uno de los Hombres sin rostro debe traicionar al Dios de muchas caras para salvar a la Reina dragon que los unio a todos. para empezar esta historia no es mia (yo no la...