Lealtad // [danyxarya]

Capitulo 33

POV: Arya (Arik) / A Man

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"Confío en que haya encontrado un alojamiento aceptable en Oldtown, amo Strake".Arik se encogió un poco de hombros, fingiendo indiferencia. "La vista del vino de miel agrada a mi esposa", hablaba con una lengua común perfectamente marcada, asegurándose de que todas las sílabas estuvieran acentuadas con un matiz Qohorik, "y como tal, estoy contento". 

Daniah se movió a su lado, apretándose contra él mientras deslizaba una delicada mano por la parte delantera de su túnica de cuero, ociosamente jugando con las gruesas correas que la sujetaban justo debajo de su cuello. "Pero no nos has traído aquí para ver el lento chapoteo de las olas."

El Archimestre Castos agitó la cabeza mientras caminaba detrás de un yunque de hierro frío y alto que servía como su escritorio y su banco de trabajo. "No, no lo hice. Has venido con la recomendación más alta, Arik, me gustaría ver si tu trabajo está a la altura de su elevada reputación".Arik metió la mano por encima del hombro y sacó una conocida espada larga de acero valyrio de su vaina, apoyándola en el yunque. La hoja brillaba con un distintivo y revelador patrón de ondulación, y se jactaba de un color azul oscuro único que era visible cuando se giraba a la luz. "Esta es Dominus, dijo Arik, la suave mentira que envuelve la verdadera identidad de la Hermana Oscura tanto como lo hizo la empuñadura reforzada.

Castos cogió la espada, cuidadosamente levantándola en las palmas de sus manos mientras sopesaba expertamente el legendario acero. Sus ojos siguieron las curvas angulares reflectantes en la superficie del metal forjado por el dragón, incapaz de enmascarar una sorpresa poco común al captar de vez en cuando sombras refractadas de cobalto. Presionó cuidadosamente el pulgar contra el borde afilado, y observó como se le partía la piel con una facilidad elegante e indolora. "Esto es absolutamente magnífico", dijo finalmente el Archimestre, incapaz de reprimir su asombro. "¿Cómo es que no he oído hablar de ti antes?"

"Hago que no se sepa de mí, Archimestre. Pocos bolsillos son lo suficientemente profundos como para permitirse nuestro trabajo. Hay muchos herreros en el mundo, e incluso un puñado que pueden reforjar el acero de Valyrian. Pero no hay otros que puedan imbuir otros encantos a la espada una vez que se enfríe".
Castos rozó con reverencia su palma sobre la espada, y luego se la devolvió a Arik con obvia reticencia. Si pudiéramos tener una pequeña muestra de su trabajo para estudiar, creo que encontrará que las arcas de la Ciudadela son bastante " profundas " de hecho, Maestro Strake. ¿Quizás podría persuadirle para que nos forje un pequeño obsequio aquí? Nuestras instalaciones son del mejor calibre, y-"

"Absolutamente no." Los ojos de Arik se entrecerraron mientras Dominus se deslizaba de nuevo dentro de su vaina. "Ya has visto mi trabajo. Hablarás con tus colegas y redactarás un contrato, o Daniah y yo estaremos en el próximo barco de vuelta a Essos".

"Vamos, no hay razón para apresurarse tanto", la mirada del Archimestre volvió a mirar a Daniah, mirando fijamente a las cálidas y oscuras profundidades de sus ojos que tenían tanto encanto como la espada a la vista hace sólo unos segundos, antes de seguir las rizadas olas de oscuros cabellos de cuervo mientras se posaban sobre el hinchazón de su pecho. "Hablaré con el Cónclave esta misma noche. Espero que el resultado nos complazca a los dos".

La mano de Arik se disparó, agarrando algunos eslabones pesados de la cadena maestra que se enrollaba alrededor del cuello de Castos y colgaba sobre sus hombros. "Te lo advertiré una vez, hombre débil - si te vuelves a fijar en mi esposa, experimentarás un final que no es nada agradable."

Los ojos del Archimestre se abrieron de par en par mientras se quedaba boquiabierto, con la boca como un pez dorado ofendido mientras tartamudeaba negando la realidad. "Yo... no estaba..."Arik soltó la mano y le dio una palmadita en la mejilla al Archimestre mientras una sonrisa de lobo jugaba a través de sus afilados y angulosos rasgos, enfatizando en silencio su amenaza. "Así es, no lo estabas."