Capítulo 34

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Juliana

El ligero frío del exterior aún no había desaparecido con el sol, por suerte un cálido brazo pasaba alrededor de mi cintura y el calor de un cuerpo a pocos centímetros del mío.

"Estás despierta" dijo en un susurro suave.

"¿Cómo lo supiste?"

Aunque no la estaba mirando, sentía su sonrisa cuando respondió "Respiras diferente cuando estás durmiendo" se acercó más. Se sentía tan natural, tan perfecto que no creí que pudiéramos encajar mejor.

"¿Has estado despierta mucho tiempo?" ella murmuró una confirmación "Podrías haberme despertado".

"No quería" besó la parte de atrás de mi cuello haciéndome moverme involuntariamente, debió haberla divertido porque lo hizo una y otra vez hasta que no aguante y estallé de risa.

"¡Da cosquillas!" grité tratando de levantarme.

"Tienes la risa más asombrosa" sonrió acariciando la zona que había estado besando.

Cerré los ojos al sentirla "No es como si nunca me hubieras escuchado".

"No lo había hecho, no así".

Por supuesto nunca me había sentido como me sentía ahora, podría quedarme acostada para siempre a su lado, pero afuera las personas ya estaban trabajando y haciendo su parte para mantener el lugar en funcionamiento.

"Samuel nos dio trabajo".

"Debería haber una regla de no hablar sobre cosas de comandante antes del desayuno" murmuró entrecerrando los ojos con fingido disgusto.

"No creo que te guste" me miró seria dejándome continuar "Quiere que le traigamos un cazador".

"Significa que saldremos con la esperanza de encontrar uno" suspiró mientras asentí "Entonces esperamos a que esté solo y que podamos matarlo sin hacer mucho ruido para no atraer a más infectados".

"Si pero eso no es todo".

Me conocía lo suficiente como para que solo le tomara un momento leer mi mente "No vas a enviar un escuadrón completo".

"No puedo" siempre creí en la fuerza de los números, así que no era una decisión fácil "No con Johny cerca".

"Podríamos hacer que se fuera".

"Apenas pasaron cuatro días" señalé "Pero le di una advertencia, le da al médico cualquier muestra que pida de Alejandro o se van. Tan pronto como tenga las muestras los echaré".

"¿Parecía enojado cuando se lo dijiste?"

"Un poco"

"Por favor ten cuidado con él" rogó "Sé que eres terca y él no es el tipo de persona que quisieras molestar".

"Lo haré" al menos parecía un poco aliviada así que no pude evitar reírme "¿Crees que soy terca?"

"Sin duda te llevas el premio a la persona más terca que he conocido".

Mientras reía, deslicé mi mano a su hombro, tenía una blusa de tirantes así que al llegar sentí una cicatriz, la del fuego en la cabina. Con todo lo que había sucedido últimamente casi la había olvidado.

"¿Alguna de ellas duele?" tracé con mis dedos la más reciente que estaba en su mejilla.

"No físicamente" apartó un poco la cara "¿Estás lista para el desayuno?"

Asentí por fin saliendo de la cama, nos cambiamos y agarramos nuestras mochilas. Ahora estaba seria, algo la estaba molestando y le costaba mucho ignorarlo, no era algo que pudiera preguntar ya que no estaba segura de como reaccionaría. Había una pequeña fila fuera de la cafetería, pero en el momento que Mateo me vio me indicó que me acercara.

No me dejes (juliantina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora