Capítulo #7: Adrián

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Supongo que en algún momento de nuestras vidas, aunque seamos buenas personas, llegamos a ser tóxicos en la vida de alguien, y yo lo fui, con él.

Él tenía algo muy lindo en su forma de ser, a pesar de ser más chico que yo fue alguien que me quiso de verdad y yo no supe valorarlo.

Error # 6: No inicies algo si no has superado tu pasado

Éramos simples compañeros de trabajo, cada quien estaba en su onda, yo estaba más preocupada por juntar dinero para mi casa y el en los videojuegos, no hablábamos casi nada, pero sabíamos que éramos los mejores vendiendo. Para ser sincera jamás pasó por mi mente la idea de tener una relación con él, más allá de una amistad, pero fue hasta que nos quedamos él y yo solos en la tienda que empezamos a platicar más y en mí creció un cariño muy sincero hacia él. No supe en que momento fue, pero empezamos a coquetear y a estar la mayoría del tiempo juntos riendo y platicando hasta que se dio, comenzamos una relación. Al principio todo fue a escondidas, por miedo a que nos dijera algo nuestra jefa o nos terminaran mandando a tiendas diferentes para evitar ese tan sonado "conflicto de intereses" (ufff, si tal sólo hubiera escuchado eso). Nuestra relación iba bastante bien en realidad, Adrián me daba esa parte "infantil" por así decirlo, y me refiero a que no tenía que ser una adulta bastante rápido a mi edad, era yo, a su lado, así de loca, así de natural, con mis gustos extraños de pokemón, resident evil y más. Era curioso como yo siempre decía que me gustaban los chicos más grandes que yo pero Adrián, él fue la excepción de cada regla mía.

Era muy tierno, y muy detallista, me daba cosas que yo no sabía que quería o necesitaba pero el simple hecho de venir de él era maravilloso, con él me di cuenta que no necesitan darte algo caro, o algo grande, sino algo que cada vez que veas te recuerde a esa persona, una carta, una pulsera, un collar.

-¿Quieres venir a mi casa a comer el sábado? De ahí podemos irnos juntos al trabajo- dijo emocionado

-Claro, me encantaría- sonreí

Vivíamos bastante cerca, como a 3 cuadras de diferencia, si no estábamos en su casa estábamos en la mía o incluso nos quedábamos un poco más de tiempo de nuestro turno para ayudarnos o para sentarnos a ver una película juntos, no me aburría estar ahí con él, tomábamos muchas fotos y hacíamos tonterías, creo que no recuerdo pasármela tan bien en una relación como en la nuestra.

Entré a su casa ese sábado y me enamoré de su familia, de su hermana, de su mamá, de su papá, normalmente no suelo estar nerviosa a la hora de conocer a los papás de algún novio pero esa vez fue diferente, me sudaban las manos, pero creo en ese momento pasé la prueba.

Su cuarto era muy interesante, videojuegos por doquier, películas, libros, un escritorio con las cosas de su escuela y unos dibujos, excelentes dibujos en realidad.

-¿Tú los hiciste?- pregunté fascinada

-Sí, tengo una carpeta con todos mis dibujos, mira-

Todos sus dibujos eran increíbles pero había uno que me gustaba mucho más que los demás, era un pokemón.

-¿Me lo regalas? Adoro este pokemón-

Sacó el dibujo de su carpeta y lo firmó antes de dármelo, cuando lo tuve en mis manos me di cuenta que junto a su nombre estaba escrito un "te amo". Lo abracé y le regalé un beso tierno, yo también lo amaba y amaba su forma de hacerme sentir.

-Creo que es hora de decirle a la jefa lo nuestro ¿no crees? Ya no quiero ocultarme, quiero llegar contigo de la mano y poderte abrazar o darte un beso en la frente sin importar que alguien nos vea, además, somos un excelente equipo así que no creo que tengamos problema, ¿tú que piensas?-

Ex-trañosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora