Capítulo #10: Iván

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Creo que ni Fabián, ni Ricardo, ni algún otro de mis ex novios llega al grado de patanería de Iván, nunca, en mis 27 años he visto a una persona tan mala, con el alma realmente podrida.

Tenía poco de haber entrado a mi nuevo trabajo, si bien parecía que yo en ese momento era el centro de atención ahí (como lo es cada chica nueva) no había nadie que me moviera el piso, quería enfocarme en aprender y ser la mejor, hasta ese día, el bendito día que me enviaron a un curso en su edificio. Ese día llegué muy temprano porque no sabía exactamente la ubicación, fui por un café y me senté en primera fila, cerca de la puerta, conforme fueron entrando los demás compañeros fui analizando a cada uno de ellos y no para ver a quien ligaba, si no para conocerlos porque prácticamente no conocía a nadie, me sentía algo tímida. No noté su presencia, no hasta que nos pusieron una actividad que consistía en decir nuestro nombre, edad y algo que nadie sabía de nosotros, cuando tocó su turno llamó mi atención, no a lo que decía, pero si a su físico, su forma de arreglarse era como a mí me gustaban los niños y tenía una sonrisa muy linda, cuando tocó mi turno intenté parecer segura para llamar su atención pero en realidad me temblaban las piernas. No tuvimos ninguna actividad juntos y cuando teníamos algún tiempo libre yo me quedaba dentro del salón a contestar mensajes de mis jefes y él salía al baño o por un café, por lo menos el primer día del curso, el segundo día recuerdo que lo vi llegar, me sonrió y muy coquetamente me dio los buenos días, al final de las actividades teníamos que abrazar a alguien e intercambiar los regalos que nos habían dado y yo buscaba con la mirada a quien le daría mi abrazo.

-¿Te parece si intercambiamos nuestros regalos?-lo escuché decir a mi lado

-Claro- sonreí

Nos dimos un abrazo y nos sentamos juntos para llenar una hoja con nuestros datos, yo no me di cuenta pero él dice que en ese momento estaba intentando ver mi nombre completo o mi teléfono para buscarme después pero yo no lo dejé y apenas terminé de llenarla la entregué y me fui corriendo.

Pasó una semana para que yo recibiera un correo electrónico suyo, lo recuerdo bien, el primero de muchos, me preguntaba si lo recordaba y para ser sincera no recordaba su nombre, no sabía si era la misma persona a la que yo había abrazado pero me arriesgue y le contesté como si lo supiera, quedamos de ir por un café ese jueves, nos veríamos en una estación del metro y de ahí caminaríamos juntos hasta un Starbucks, ese que se convirtió en nuestro Starbucks.

Lo esperaba impaciente ese día, llegó una hora tarde pero no me importó realmente, lo que era raro en mi porque normalmente no me gusta llegar tan noche a mi casa, cuando llegó me regaló otra de esas sonrisas encantadoras que él tenía y me tendió su brazo para que yo lo tomara y pudiéramos caminar juntos, recuerdo que ese día llovía pero aun así nos sentamos en las bancas de afuera a tomar el café, me reí mucho y era muy agradable platicar con él y sobre todo fácil, me sentía muy cómoda.

-¿Cuándo te voy a ver de nuevo?- preguntó

-¿Estas pidiendo una segunda cita?- me sonrojé e inconscientemente me agarré el cabello

-Sí, eso creo- contestó nervioso

-Bueno, pues supongo podemos vernos la próxima semana, vemos que tanto trabajo tenemos y nos acomodamos, ¿te parece?-

-Me parece perfecto-

Esperaba que en ese momento me pidiera mi número de teléfono, cosa que no pasó, intentaba recordar si él había sido en el curso el que mencionó que estaba casado pero no lograba recordar si era él y otro muchacho que noté, deseaba que no fuera él, pero no mencionó absolutamente nada de alguna esposa y/o hijos, así que creí no era él.

Casi era navidad cuando salimos por segunda vez, hacía mucho frío pero eso no impidió que camináramos un rato. En ese instante comenzó a llover, pero era una lluvia diferente, no era necesario sacar un paraguas o ponerte un abrigo, en realidad era de esas lluvias que se podían disfrutar y caminar bajo ella, recuerdo que sólo me adelante unos pasos y lentamente tomó mi mano para que yo volteara y me quedara a centímetros de su boca, cuando lo hice, solo sonreí y esperé que se acercara a besarme, lo hizo.

Ex-trañosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora