Año nuevo

668 38 2
                                    

CAPÍTULO 15

P.O.V Alba

Por fin era noche vieja. Para ser exactos, eran las diez y veinte de la noche y Natalia y yo íbamos a celebrar esta fecha en la azotea de nuestro hotel, donde todos los años se organizaba una especie de cena donde se televisaban las campanadas en directo desde España, ya que este hotel se caracteriza por el gran número de españoles que lo visitan por estas fechas.

Ahora mismo estamos vistiéndonos en nuestra habitación a toda prisa ya que vamos tarde, y diréis ¿pero si vais bastante bien de tiempo? Pues no, porque gracias al cambio de hora las campanadas en España aquí son una hora antes que aquí.

-¿Estás preparada ya, Nat?- pregunto empezando a ponerme nerviosa.

-Me falta ponerme el último zapato. No te pongas así Albi jo- intentó poner cara de corderito para que no me enfadara con ella.

-Te dije que lo de bañarnos juntas no iba a ser buena idea.

Conseguimos llegar a tiempo para recibir las campanas, que se transmitían en una gran televisión, en la azotea del hotel. Esta estaba muy bien decorada: en el suelo había muchas bombillas pequeñitas que iluminaban el lugar, las mesas se distribuían desordenadamente y cada una de ellas estaban cubiertas por un mantel blanco. Además había una botella de vino, que habíamos encargado previamente, dos copas, y un buen racimo de uvas que debíamos preparar antes de que sonaran las campanadas.

Después de un rato bebiendo y hablando nos avisaron que ya iban a empezar las campanadas. Fue entre emocionante y divertido. Emocionante porque eran las primeras navidades que pasaba junto a Nat en un país como este, y divertido porque mientras intentaba comerme las uvas a tiempo, vi que en la mesa de al lado, que estaba ocupada por una familia de cinco personas, un hombre escupió sin querer una uva, tirando la copa de champan que la mujer que estaba a su derecha, haciendo que casi me atragantara yo de la risa.

Cuándo nos comimos la doce uvas, Nat y yo nos dimos nuestro primer beso del año. No pudimos evitar que se nos saltaran algunas lágrimas.

Cómo todavía no habíamos cenado, decidimos bajar al restaurante del hotel a comer algo y después subiríamos a aprovechar nuestra lujosa habitación a celebrar el año nuevo a nuestra manera, ya sabeis.

Al día siguiente ya nos tocaría volver a España porque debíamos comenzar los entrenamientos para jugar la segunda vuelta de la liga y seguir con la copa de la reina.

CampeonasWhere stories live. Discover now