CAPITULO 4
P.O.V Natalia
Después de unos minutos llegamos todas a mi casa.
En realidad la casa es de mis padres, pero me la dieron a mí porque, al fichar por el equipo, tenía que mudarme a un lugar cercano a donde jugaba. Además es bastante grande y por eso podía invitar a muchas personas y hacer alguna que otra fiesta.
Mientras hacía los cafés en la cocina, que era abierta y la separaba del salón una especie de barra de bar, escuché la voz de Alba que estaba entrando.
-¿Te puedo ayudar con los cafés?- No sabía cómo una persona podía ser tan buena tanto dentro como fuera del campo.
-Me harías un gran favor si me ayudas a llevar los cafés a la mesa- Le respondí mientras señalaba los cafés que ya estaban preparados.
-Eso está echo- De inmediato cogió los cafés y los llevó a donde estaban las demás.
Estuvimos hablando hasta que dieron las seis de la tarde y Marilia, Julia y Marta se fueron por asuntos personales.
-Creo que yo también debería irme- Me dijo Alba al ver que las demás ya se habían marchado.
-Si no tienes nada que hacer te puedes quedar aquí y vemos juntas alguna película- No sé por qué, pero me apetecía estar un rato con Alba a solas, de verdad.
-No quiero molestar Natalia. Seguro que tendrás algo que hacer- Me dijo mientras se levantaba del sofá.
-Alba, tú nunca vas a molestar. Además, esta tarde no tengo nada que hacer y voy a estar muy aburrida solita- Le respondí mientras hacía un puchero con la cara, intentando dar pena para convencerla. Ella soltó una pequeña carcajada y parecía que iba a ceder.
-Está bien, pero me quedo solo si prometes que me vas a dejar invitarte algún día a mi casa- Al escuchar eso no pude evitar emocionarme. Había dicho que quería que pasara el rato con ella algún día.
-Trato hecho, puedes elegir la películas que quieras, tengo Netflix- Le di el mando para que ella escoja la película que sea. A mí lo único que me importaba era que iba a estar con ella en mi propia casa.
-Yo prefiero ver una serie, así podemos ver los capítulos que queramos- Volvió a sentarse en el sillón ya con el mando en la mano.
Al final se decantó por Elite. Cuándo le dio al play se acomodó apegada a mí y yo sentí estar en el cielo.
A los pocos minutos, escuchamos un ruido en el pasillo que daba a las habitaciones, y de pronto apareció mi perro, Eros, corriendo y se subió al regazo de Alba en busca de que jugasen con él.
Eros era un cachorro negro, de raza labrador, con una gran peculiaridad: tenía unos ojos azules precios. Ahora mismo es lo más importante para mí. En cuanto lo vi en aquella perrera de Pamplona, no me lo pené ni dos veces, me lo llevé a casa. ¿Cómo alguien no puede querer a un animal tan hermoso?
-No me había dicho que tenía un perrete en casa- Me dijo Alba mientras se rasándole la barriga a Eros.
La imagen era demasiada tierna: Alba ensimismada y con una cara de tremenda felicidad rascándole la barrigota a Eros, que estaba bocarriba tambado en el regazo de Alba.
-Sí, la verdad es que cuándo hay invitados nunca sale a recibirlos de esa forma- Ni me había acordado de que tenía una mascota en mi casa, y todo gracias a Alba.
-Entonces es porque soy especial- Dijo mientras levantaba la cabeza orgullosa.
"Si tú supieras" Pensé. –Pues parece ser que sí-
Finalmente, estuvimos viendo la serie, Alba apoyada en mi hombro y Eros durmiendo en las piernas de Alba,
E de decir que la serie era bastante buena y que terminamos enganchadas a ella. Sin darnos cuenta se hizo de noche, así que se me ocurrió otra idea.
-¿Te apetece que pida una pizza a domicilio?- Le pregunté mientras que yo esperaba a que dijese que sí.
-Ya que estamos aquí- Me respondió con una pequeña sonrisa en la cara, no podía ser más mona.
Mientras que llegaba el repartidor, nos dio tiempo a ver medio capítulo más.
Cuándo terminamos de cenar, ya era demasiado tarde y Alba se tenía que ir. Yo la acompañe hasta la puerta y nos despedimos con un abrazo.
-Recuérdame que te debo una- Me volvió a repetir Alba.
-No se me olvidará- Dicho esto, se subió en su coche y fue directa a su casa.
La verdad es que fue una de las mejores noches que he pasado en mi vida. Además, me ayudó a darme cuenta de que me había enamorado hasta las trancas de Alba.
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Campeonas
RandomAlba ha conseguido ser balón de oro femenino dos años consecutivos. Natalia consigue ser la jugadora revelación y ficha por el equipo donde se encuentra Alba. Juntas forjarán una gran amistad y afrontarán mucísimos retos