La Hermana de Carlos

Cumpleaños.

El cumpleaños número siete de la hermana de Carlos había llegado y gran parte del reino se había reunido para festejar dicho evento.

La pequeña se encontraba maravillada por todo lo que estaba viviendo últimamente, por todo el amor y preocupación que estaba recibiendo hacia su persona.

Para qué mencionar la gran fiesta que le organizaron los reyes. Sofía robó (con algo de ayuda de Harry) y comió un poco de pastel por primera vez, jugó como nunca antes en su vida y recibió montones de regalos.

Por contraparte, los VK's y Pirate Crew seguían preocupados por el posible ataque de Gastón, sobre todo Mal, quien actuaba igual de protectora que cuando creían que Uma atacaría. Sabía que no podría intervenir del todo cuando los malhechores arribaran, no obstante, aun así quería sentirse útil y lo único que podía hacer hasta ese entonces era utilizar sus binoculares y vigilar el puente.

Tenía miedo, Mal tenía un miedo inmenso y que nunca antes había sentido. Temía que algo le sucediera a sus amigos, a algún habitante de Auradon, a Ben o a Sofía. Le causaba terror pensar que las cosas no saldrían bien esta vez y que todo por lo que había luchado estos años se fuera por la borda en unas cuantas horas.

- Mal, debes relajarte. – dijo Ben acercándose a la joven.

- No puedo, Ben. – afirmó Mal–. No puedo estar tranquila sabiendo que Gastón va a venir a...

- Es hora de cantar el feliz cumpleaños. – informó Evie llegando junto a la pareja real, interrumpiendo a Mal–. Ustedes vayan mientras yo busco a Sofía.

- No, voy yo. – declaró Mal.

- M, no te sientas obligada, ya hiciste suficiente con descubrir los planes de Gastón e informarnos. – mencionó Evie.

- No lo hago por obligación. – aclaró Mal–. Simplemente siento que es lo correcto y aunque les parezca extraño... Yo de verdad quiero a Sofía.

Ante aquella última frase, Evie sonrió más que enternecida y orgullosa por su amiga. Sabía que todo esto para ella había sido difícil, sin embargo, logró sobreponerse y seguir adelante.

- Ten cuidado. – pidió Benjamin.

Mal dirigió sus pies hacia el inicio del bosque contiguo a la preparatoria, lugar en el que celebraban a la pequeña, ya que a simple vista no la veía.

Al encontrar a la niña, la reina se acercó un tanto alerta. El cuerpo de la infante estaba tirado en el suelo, como si se hubiera caído pero jamás levantado.

- ¿Sofía? – preguntó Mal–. Vamos, no es gracioso.

El miedo de Mal se estaba cumpliendo, la figura de la pitusa comenzó a moverse con descontrol. La hija de Maléfica reaccionó lo más rápido posible, posicionándose de rodillas en el suelo y ganando la cabeza de la nena sobre sus piernas a la vez que con magia intentaba detener lo que estaba ocurriendo.

Una vez que Igna logró controlar la situación suspiró aliviada, creyendo que eso era todo y que la angustia pasaría.

- ¿Sofía? – volvió a cuestionar con una sutil sonrisa–. Levántate, ya es hora de que apagues las velas.

Ninguna respuesta hubo por parte de la hermana de uno de sus mejores amigos, por lo que procedió a tomarle los signos vitales para asegurarse de que la muchachita se encontrara bien.

- No... No, no, no, no, no, no. – repetía rápidamente Mal–. ¡No! No de nuevo, por favor.

La sonrisa de Lady Mal había desaparecido totalmente siendo reemplazada por lágrimas, pues la chiquilla se hallaba en el mismo estado de salud que cuando lograron volver a Audrey a la normalidad.