Verdad.

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La pareja real continuó hablando de cosas bastante variadas.

Mal le explicó a Ben a qué se refería con que Sofía casi muere el día de su cumpleaños. Ben le recordó aquella salida al lago encantado que aún le debía. Posibles nombres para su hijo o hija que venía en camino.

Ahora, sabiendo que el peligro había pasado y que nuevamente Auradon se hallaba en paz, aprovecharon ese momento como hace tiempo no podían, ya sea por trabajo de parte de ambos o porque cuando Ben llegaba a su habitación matrimonial Mal ya estaba durmiendo.

Los dos eran más que felices en ese instante, especialmente Ben, quien notaba a su esposa cada vez más liberada de la carga que acarreaba desde hace años.

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El día siguiente al cumpleaños de una de las más pequeñas del reino y de una de las batallas más complicadas que los descendientes habían dado llegó, anunciando así, el inicio de lo que se podría considerar otro capítulo en la vida de Mal.

La chica había despertado antes que su pareja, por lo que decidió no molestarlo y cambiarse para después ir al cuarto de Sofía.

Una vez Igna estuvo en la estancia, quedó hipnotizada por unos segundos viendo con ternura a la nena dormir, aún le costaba asimilar completamente todo ese parecido que tenía Sofía con Carlos.

La hija de Maléfica dirigió sus pasos hasta las cortinas para abrirlas lentamente, asegurándose de no hacer ruido.

- Apaga la luz. – escuchó una especie de susurro proveniente de Chico.

- No es la luz, es el sol. – susurró Mal.

- Bueno, apaga el sol.

- ¿Es en serio? Duermes más que todos nosotros, Chico. – dijo Mal riendo mientras tomaba asiento al lado de la cama.

Otra vez la joven miraba enternecida a la pequeña. A fin de cuentas, la reina luego de saber lo que pasaba con ella y todo lo que había vivido, sentía que debía protegerla con su vida. No sabía exactamente cuándo pasó, pero para Mal la hermanita de Carlos era como su hija. Ese era su nivel de amor y protección para con la de Vil.

- Sofía... – llamó suavemente la mayor–. Hey, despierta.

Sofía se removió todavía dormida.

- Tengo tu dulce favorito. – afirmó Mal en un tono lo suficientemente alto para despertar a la muchachita.

- ¡Yo lo quiero! – mencionó Sofía despertando, provocando en Mal una sonrisa divertida–. Hey... No traes nada. – alegó con un puchero.

- No, pero si quieres después puedes comer todo lo que quieras. – sonrió la hija de Hades hacia la de Cruella–. Ahora quiero que hablemos de algo muy importante.

- ¿Qué pasa? – cuestionó Sofía curiosa.

- Quiero que nos sinceremos mutuamente. – explicó Mal–. Así que, primero tú. ¿Qué pasó realmente cuando te alejaron de nuestros padres?

- Me llevaron a las tierras de Madame Mim. – aclaró a la vez que se sentaba en la cama acariciando la cabeza de Chico–. Específicamente a la casa de Gastón.

- ¿Te hacían algo? – preguntó la adulta joven.

- Todos los que viven allá me tenían como su... ¿sirvienta? Algo así como Cenicienta, pero apostaría cualquier cosa a que me trataban mucho peor. – bajó la vista a sus manos y comenzó a jugar con estas en una especie de tic nervioso.

- Lo siento. – la niña la miró con el ceño fruncido algo confundida–. Lo siento por no haber hecho algo antes, no sé, siquiera intentar ver si había algún niño o niña en malas condiciones... – Mal acomodó el pelo de Sofía tras su oreja dejando su cara totalmente descubierta–. Lo importante es que ya estás a salvo y te prometo que no dejaré que nada malo te pase de aquí en adelante.

La Hermana de CarlosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora