Capítulo 2
Leyn el Detective
—Una semana antes—.En una tarde como cualquier otra, en un parque que, gracias al cuidado por parte de la comunidad, se mantenía bastante limpio y bonito a la vista, el cielo estaba despejado y hacia una brisa ni muy fría, tampoco cálida, pero sin duda muy agradable, aún quedaba un poco de tiempo hasta el anochecer, aunque ya se podía observar “ese” tipo de personas circular por las calles, todavía estaba todo muy tranquilo… por ahora. Estaba Leyn un joven de piel morena, cabello y ojos negros, con una cicatriz en la mejilla izquierda en vertical que se alargaba hasta la mitad del cuello, sentado en un banco, descansando mientras alzaba la vista al cielo, observando lo que para muchos es un sueño imposible de alcanzar, pero para él es una meta que debe lograr a toda costa, Stratfor la ciudad flotante, tan hermosa como siempre, sin duda la última maravilla construida por el hombre y un trabajo de ingeniería espectacular.
«Algún día estaré ahí, tan solo espérame.» —pensaba Leyn.
Este de hecho era su principal pasatiempo, venir todas las tardes al mismo parque y sentarse en el mismo banco de siempre, según él, hacer esto aunque sea unos minutos, y observar aquella hermosa ciudad, era suficiente para llenarse de determinación y seguir adelante para cumplir sus objetivos, empezaba a caer la noche y el seguía hay sentado sin ninguna preocupación, aparentemente no sentía miedo de recorrer la ciudad él solo, lo hacía todos los días, entonces se le acerco una joven para hablarle.
—Oye chico, quieres pasar un rato agradable conmigo, te daré un servicio especial.
Era una prostituta ofreciéndole sus servicios, se veía joven, tal vez con la mayoría de edad recién cumplida… tal vez, por su apariencia nada acabada por las drogas, y que por ningún lado se observaba maltratada físicamente, daba a entender que no tenía mucho tiempo haciendo ese tipo de trabajos, no era de extrañar, muchas mujeres recurrían a ese tipo de trabajo por necesidad, Leyn la observo y le dijo mirándola directamente a los ojos.
—Lo siento, parece que solo estoy sentado haciendo nada, pero la verdad es que estoy ocupado con un trabajo en este momento, tendrá que ser en otro momento.
—Ah, y que trabajo requiere que estés sentado sin hacer nada.
—Pues es un secreto, pero la verdad es que soy… un detective.
Luego de un momento de silencio incomodo, ambos empezaron a reír, —si claro, suerte con tu trabajo señor detective, será para cuando estés desocupado.
—Bien, hasta luego.
Poco a poco la joven se fue hasta que se perdió de vista.
— ¡Aahh!, que sexy era… me costó mucho mirarla solo a los ojos, espero que no tenga problemas con un cliente agresivo.
Leyn no la rechazo por querer ser correcto, al contrario si hubiera tenido tiempo, habría aceptado la oferta, pero en realidad si estaba ocupado con un caso. Días anteriores un grupo de madres le habían contado que últimamente habían comenzado a vender drogas a los niños, estas les habían encerrado en sus cuartos, pero los niños mostraron síntomas de ansiedad, desorden en las emociones y agresión hacia ellos mismos, si no la consumían cada cierto tiempo. Le dieron una muestra a Leyn y este comprobó que en los adultos los efectos eran casi nulos, pero en niños altamente adictivos, las madres dijeron que no tenían mucho dinero que ofrecerle, pero Leyn igual acepto, que los adultos consuman drogas es cosa de ellos mismos, pero vendérselas a los niños en forma de caramelos es algo intolerable.
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La Leyenda Del Ángel. ©
Fantasy«Al principio todo lo que sentía era mi cuerpo flotando en agua. Por alguna extraña razón no podía abrir los ojos. Me envolvía una luz alrededor de mí, pero no es cálida, era más bien fría, acompañado de aquel sentimiento que me decía que estaba sie...